Capítulo segundo

CAPÍTULO SEGUNDO


EXPERIMENTOS MAGNÉTICOS.- FENÓMENOS FÍSICOS.- ESCRITURA EN PIZARRA BAJO CONDICIONES DE CONTROL

Los hechos declarados por el Sr. Wallace y otros conocidos ingleses, como las observaciones realizadas en presencia del Sr. Slade, puedo totalmente confirmar la razón de una investigación de más de ocho días con él, en mi propia casa. Como los testigos de los fenómenos entonces observados y por lo descrito, expresamente me aprueban citarlos, como mis amigos Catedrático Fechner, Catedrático Wilhelm Weber, y Catedrático W. Scheibner.

El 15 de noviembre de 1877, a las cinco de la tarde, Slade vino a Leipzig por primera vez, y se instaló en la habitación del Hotel Palmtree (Polmbaum), la que había sido reservada por dos de mis amigos, y cuya invitación le trajo desde Berlín. Aunque yo no era un “forastero” de la literatura del Espiritualismo, hasta ahora había rehusado ocuparme personalmente de los fenómenos afirmados, porque, en primer lugar, bastante fui satisfecho para dejarlo por entonces en manos de otros dos excelentes observadores sin prejuicios, como son Crookes y Wallace; y, en segundo lugar, porque mi tiempo estaba totalmente ocupado con mis investigaciones físicas. De todos modos, no tenía ninguna razón para rechazar la petición de mis amigos de utilizar esta oportunidad convenientemente como se presentaba, y al menos echar un vistazo a Slade. Por lo tanto, acompañé a mis dos amigos en la visita por la tarde, cuando fui, sin la menor parte de intención de participar en la sesión ni ayudar, sin embargo,

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PRIMERA VISITA DE SLADE

Slade llegó solo a Leipzig. El había dejado a su sobrina ( la hija de la hermana de su difunta esposa) así, como a su secretarios, el Sr. Simmons, y a su hija -  a las tres personas que le acompañaban en sus viajes – en Berlín, en el Hotel Kronprinz; estas personas, eran, por tanto , totalmente desconocidas para mí.

La impresión personal de Slade sobre mí fue favorable. Su comportamiento era modesto, reservado, y su conversación (él habló solo en ingles) era tranquilo y discreto. La conversación pronto giró alrededor de las acusaciones de Lankester, y su manera, expresó la indignación moral en las medidas contra él en Inglaterra. Para cambiar de tema, le pregunté si alguna vez había intentado influir en una aguja magnética, ya que recordé que el Catedrático Fechner había observado fenómenos similares, Erdmann, el antiguo Catedrático de química en Leipzig vio en presencia de cierta Sra. Ruf, una sensible quien Reichenback había presentado a estos caballeros.

Para dar a mis lectores aquí el interesante resultado de aquella investigación, citaré el siguiente pequeño folleto de Fecher, "Recollections of the Last Days of the Science of Od and its Authors," que apareció hace dos años (Leipzig: Breitkopf & Härtel; 1876), con el título  de “Experimentos con la Señora Ruf” (“Experiments with Madame Ruf."):

Experimentos Magnéticos de Fechner con una Sensible.

“Sábado, 4 de julio de 1867.- Hoy temprano, Herr Von Reichenbach, me sorprendió con una visita. A mi rechazo repetido por carta de participar en sus experimentos, después de que yo fui incapaz de obtener una comisión de investigación para examinarlo, y además el experimento del péndulo no habría servido para nada, él había contestado que vendría, no obstante, y traería una sensible, para mostrarme los experimentos, sin reclamar de mi un juicio público sobre ellos, naturalmente suponiendo que yo no quisiera darlo, porque no hubiera quedado suficientemente convencido”.

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FÍSICA TRASCENDENTAL

“Lo recibí con bastante frialdad, explicándole otra vez que yo había deseado abstenerme de la participación en sus experimentos, aunque fueran los suyos: pero como él estaba allí, fui acompañarle a su hotel, donde me presentó a su sensible, una mujer bastante alta pero flaca, entre cuarenta y cincuenta años, quien podría haber sido recia alguna vez; vi una mesa en la que estaban todos los preparativos posibles, imanes, azufre y metales fundidos en tubos, crudo y huevos hervidos, etcétera, por lo que pude conocer”.

“La sensible explicó que ella no estaba del todo bien, y su sensibilidad no estaba ese día muy desarrollada”.

“Un experimento que Reichenbach dirigió, mientras yo estaba con él, en el hotel, me sorprendió, y no sabía como hizo aquello. Una brújula común en su caja, con una aguja de algunas pulgadas, que tenía bastante tiempo, bajo el cristal, fue colocada sobre la mesa. Él hizo que la sensible moviera un dedo de un lado a otro delante de los polos (no sobre el cristal, sino por delante) y así la aguja comenzó a oscilar, como si una barra de hierro o un imán hubiera pasado por delante de los polos. Estas oscilaciones no fueron insignificantes, y el experimento se lograba con cada repetición, incluso cuando Reichenbach estaba en otras partes de la habitación, y también cuando el dedo o bien era acercado o quitado del polo. Intentando el experimento de la manera parecida por mí, la aguja permaneció inmóvil. Reichenbach dijo que el fenómeno era débil aquel día; de vez en cuando la sensible había conseguido que la aguja diera una vuelta entera. Examiné el dedo con detalle y bajo las uñas tan estrechamente posible, hice que el brazo fuera levantado y el codo, para descubrir si algún pedazo de hierro o aguja estuviera insertado debajo de la piel; fue en vano. Sin embargo, me reservé para reexaminar este experimento”.

“El 13 de Julio- ya que los pasados experimentos, la sensible había pasado un periodo de baja sensibilidad según Reichenbach, como él me escribió, podría haber pegado agujas bajo su piel sin que él lo supiera. Temprano llegó hoy, y dijo que su sensible estaba suficientemente recuperada para repetir

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EXPERIMENTOS CON EL CATEDRÁTICO FECHNER

los  experimentos con una herradura, una barra de imán, o un péndulo; pero la desviación de la aguja magnética, que había cesado durante el periodo de baja sensibilidad, otra vez había tenido éxito; y me pidió que lo comprobara inmediatamente, porque él no estaba seguro que duraran mucho tiempo esas condiciones. Entonces fui con él. Los experimentos magnéticos, a los que me limité, fueron tan acertados, a mi entender, que no podía hablar, estaba pensativo, no obstante procuré excluir todo medio posible de engaño. “En los experimentos precedentes, la sensible se había sentado delante de la aguja magnética; esta vez la hice sentarse en el lado. Si la sensible había tenido algún imán bajo su ropa, una sospecha que podría ser tenida, y aún con más razón, ya que había sido sugerida por personas sumamente respetables, esto habría establecido las condiciones bastantes diferentes del movimiento de la antigua aguja, y daría la posibilidad de producir fenómenos regulares de movimiento que observé algo diferentes, y hasta sin la señal del dedo habría producido irregularidades en el movimiento de la aguja, pero nada de esto pasó. Tal sospecha después de esto no podía ser mantenida. Por todas partes examiné si el movimiento de la aguja magnética indicaba atracción o repulsión, y generalmente, la mano izquierda y derecha o del brazo, aplicada en el polo sur hacia el efecto de repulsión, y en el polo Norte hacía el efecto de atracción influencia magnética bastante superficialmente a mi pregunta, si las características polares fueron distribuidas a la parte derecha y dejadas a la parte izquierda respectivamente, para que una la rechazara y la otra la atrajera, y la acción se realizaba por la acción de las dos manos, había contestado que irrefutablemente era así; mientras que , de hecho, la parte derecha e izquierda era bastante iguales en esto, sólo la izquierda parecía actuar más fuerte que la derecha. Una prueba, por lo menos, de que Reichenbach no realizó ningún truco, fue que el fenómeno contradecía su teoría, y era incapaz de dar una explicación definitiva de ello. Reichenbach estuvo de pie en todas partes tan

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FÍSICA TRASCENDENTAL

silenciosamente y a tal distancia que no había que hacer nada para protegerse de él; y en cuanto a la sensible, nunca detecté un movimiento del cuerpo que me hiciera levantar la sospecha de que tuviera un imán bajo la ropa, según el movimiento se obtenía los resultados. Además, yo con frecuencia le hacía que realizara el experimento teniendo el cuerpo lo más quieto posible, y le presté toda la atención cercana posible, y no percibí que me desobedeciera”.

Después de todo, uno no puede suponer que la mujer había introducido agujas debajo de la piel de todos sus dedos, y hasta del codo; y además agujas magnéticas, y en todas partes y con una dirección parecida a la aguja de la brújula. Otra vez, en cuanto a la sospecha de que ella ideó los fenómenos magnéticos de la aguja según el movimiento de un imán bajo la ropa, queda completamente excluida, por la razón de que el aumento de perturbación de las oscilaciones de la aguja, según la aproximación o alejamiento del dedo ( que al principio, la actuación de la sensible era desconocida, el mismo Reichenbach no lo entiende), era exactamente con las mismas características que si su dedo hubiera tenido propiedades magnéticas; un resultado que no podía haber sido producido por prestidigitación, incluso si la sensible hubiera conocido este principio”.

“El 14 de julio” – A las once de ésta mañana repetí el experimento con la aguja magnética en presencia del Catedrático Erdmann, quien  yo había sido capaz de inducirle a participar en ello. Esto pasó como antes, y el Catedrático Erdmann fue impresionado tanto como yo. Cualquier medio de engaño podría haber sido descubierto en esta ocasión, así como en las anteriores. Yo había preguntado a la sensible y no tenía ninguna parte de hierro en ella, y me dijo que no, pero hasta entonces ni ella ni yo habíamos pensado en su crinoline; hoy , sin embargo, ella mencionó que los experimentos se lograban peor con el crinoline, y ofreció, como ella podía por entonces quitárselo, y lo hizo en la habitación. Y de hecho, el experimento fue completamente otra vez acertado, como antes. Además, inmediatamente fue visto los resultados antes descritos, incluso si hubieran estado bajo la influencia del crinoline
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EXPERIMENTOS CON EL CATEDRÁTICO FECHNER

, éste más bien habría molestado en la regularidad más que en su inducción. Además, Reichenbach declaró que estaba listo para dejar que el experimento fuera emprendido por damas quienes nosotros designásemos, para que la sensible estuviese totalmente desvestida de su ropa.

“Post-escrito.- Al día siguiente, la mujer se puso tan enferma que Reichenbach se vio obligado a enviarla a Herback; y hasta más tarde ella no es apta para los experimentos. En su segunda visita aquí le recomendé, si volvía el poder magnético, que se presentase a algún físico o fisiólogo de la profesión, como objetivo de experimentación, y ella podría hacerse una persona famosa; pero no he oído más de ella.


“Aún son los resultados magnéticos obtenidos con la Señora Ruf novedosos (unerwartet), y con la imposibilidad hasta ahora de la demostración y reproducción de ellos con otros, deben permitir y admitir la duda de la posibilidad de su carácter genuino ¿No había allí en realidad algún engaño? El mismo Reichenbach era incapaz de un engaño voluntarioso, y cada uno pensará, en la relación personal con él, y al leer sus escrituras, que él fue poseído demasiado por la realidad de los fenómenos aducidos, y para sostenerlos recurriría a cualquier artificio en apoyo de su credibilidad; y esto hasta la sensible intencionadamente podría no engañar, y puede ser deducido del hecho de que ella se presentaba en todos sitios como un instrumento pasivo de Reichenbach en los experimentos, y manifestaba un papel pasivo más que uno activo, como aparece en susodichos escritos. Pero hasta con la intención de engañar por parte de él o de ella, estoy absolutamente perplejo de que el engaño pudiera haberse mantenido después de cambiar las condiciones de los experimentos, como los descritos. Podían los experimentos haber sido continuados, indudablemente con cualquier otro medio de control y podría haber sido instituido; pero al menos; por mi parte, me confieso convencido, por lo que he sido capaz de comunicar hasta este momento. Puede pensarse esto como un alucinación por mi parte, de verdad, me pregunté repetidamente si lo que vi fue cierto, pero el Catedrático Erdmann,
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quien lamentablemente, desde su salida, no puede llamarle como testigo, debe haberlo compartido de la misma manera.”

El susodicho hecho, establecido por dos testigos fiables conocidos (Catedrático Fechner y el Catedrático Erdmann), sobre la influencia ejercida por un ser humano sobre una aguja magnética, es tan notable y el soporte está tan fuera de la experiencia ordinaria, que esto debe ser un asunto del más alto interés para los verdaderos investigadores de la naturaleza para ser capaces de confirmar y repetir este hecho con otros individuos. Por otro lado hice una pregunta al Sr. Slade, si el experimento le era conocido. Slade me contestó aquel pasado domingo (11 de noviembre de 1877), él fue examinado en cuanto a esta particularidad por el Catedrático de Berlín (cuyo nombre no recordaba), y en esa ocasión el poder de él y que no sabía que poseía, produjo la desviación de una aguja magnética y  una oscilación animada, eso es lo que se manifestó. Este relato, primero despertó en mí el deseo de una experiencia con el Sr. Slade en una manera parecida como hizo el Sr. Fechner diez años antes con la anterior Sra. Ruf.

Como yo esperaba a Fechner y Wilhelm Weber a la siguiente tarde (viernes, 16 de noviembre) en una pequeña reunión de amigos que se hacía cada semana en mi casa, invité al Sr. Slade para que nos acompañara y tomara una taza de té con nosotros. Le expliqué que estaríamos contentos y satisfechos si él pudiera producir el movimiento de una aguja magnética en condiciones que se excluyera toda noción de sospecha hasta para las personas más alejadas. Slade aceptó mi invitación, y estaba listo para venir a realizar el experimento por la tarde, para garantizar su éxito el día siguiente en presencia de mis amigos. Esta invitación no intimidó a Slade.

Llegado a mi casa, mi amigo preguntó si yo tenía una brújula al alcance de la mano. Traje un globo celeste en el cual había insertado una brújula, fue extraída y colocada en la mesa. A nuestra petición, Slade movió su mano horizontalmente a través de la cubierta estrechamente cerrada de cristal, por si llevaba algún imán. La aguja permaneció inamovible,

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MANIFESTACIONES FÍSICAS

y se concluyó que Slade no tenía ningún imán oculto bajo su piel. A la segunda prueba, hecha inmediatamente después, de la manera indicada, la aguja se movió violentamente en un sentido que solo podría ser resultado de un fuerte poder magnético.

Esta observación decidió mi punto de vista respecto al Sr. Slade. Aquí tuve que confirmar un hecho observado por Fechner, y fue por tanto, digno de una posterior investigación.

A la siguiente tarde (viernes, 16 de noviembre de 1877) coloqué una mesa de juego con cuatro sillas, en una habitación donde Slade no había estado antes. Después de Fechner, el Catedrático Braune, Slade y yo no sentamos, y coloquemos nuestras manos entrelazadas sobre la mesa, hubo golpes sobre la mesa. Dos horas antes yo había comprado una pizarra y la había marcado; en ella empezó la escritura de manera habitual. Mi cortaplumas, que había prestado a Slade para cortar un fragmento de tiza, fue colocado encima de la pizarra, y mientras Slade colocaba la pizarra parcialmente bajo la superficie de la mesa, el cortaplumas de repente fue proyectado a la altura de un pie, y luego lanzado debajo de la mesa, pero, para nuestra sorpresa extrema, fue público. El experimento se repitió varias veces con un resultado parecido, y para probar que el cuchillo no fue lanzado por ningún movimiento de la pizarra, Slade puso al mismo tiempo que el cortaplumas un poco de pizarrín (tiza) sobre la pizarra, para fijar su posición, hicieron una pequeña cruz. Inmediatamente después de que el cuchillo hubiera sido lanzado, Slade nos mostró la pizarra, en la que el pequeño lápiz permanecía inmóvil cerca de la señal realizada.


La pizarra doble, después fue limpiada y un pedazo de tiza fue colocado entre ellas, entonces fue sostenida por Slade sobre la mano del Catedrático Braune. Pronto se oyó los rasguños, y cuando la pizarra fue abierta, se encontró un pedazo largo de escritura sobre ella.

Mientras esto continuaba, una cama estaba en la habitación, detrás de un biombo, y de repente se movió dos pies de la pared, empujando el biombo hacia fuera. Slade estaba a más de cuatro pies de la cama, y le daba la espalda a ésta, sus piernas estaban cruzadas, siempre

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visibles, y hacia el lado lejano de la cama. Entonces devolví la cama a su posición inicial. 

Una segunda sesión ocurrió inmediatamente con el Catedrático Weber, Scheibner y conmigo. Mientras que los experimentos similares a aquellos primeros descritos fueron hechos satisfactoriamente, un crujido violento fue oído de repente, como la descarga de una gran batería Leyden jars. En un golpe, de manera alarmante, en dirección del sonido, la susodicha pantalla se partió en dos piezas. Los tornillos estaban fuertemente sujetos a la madera, que era de media pulgada de gruesa, fue rasgada de arriba abajo, sin que Slade comprendiera que pasó. Las partes rotas estaban al menos a cinco pies de Slade, quien tenía su espalda dando a la pantalla; pero además, si él hubiera tenido la intención de derribarla por algún ingenio inventado para romperla, habría sido necesaria sujetarla enfrente. Como fue, la pantalla estaba libre y las vetas de la madera estaban paralelas al eje  de las cerraduras cilíndricas de madera, se desgarraron por la mitad, y sólo pudo ser logrado por una fuerza interpretada longitudinalmente a la parte en cuestión. Fuimos asombrados todos por esta inesperada manifestación y violenta fuerza mecánica. Se preguntó a Slade que pensaba de esto; pero él se encogió de hombros, diciendo que tales fenómenos de vez en cuando, aunque raras veces, ocurrían en su presencia. Como él comentó, colocó un pedazo de pizarrín sobre la superficie pulida de la mesa, puso sobre ella una pizarra, comprada y limpia, y presionó con toda la extensión de los cinco dedos la superficie superior de la pizarra, mientras su mano izquierda descansaba en el centro de la mesa. La escritura comenzó en la superficie interior de la pizarra, y cuando Slade consideró, apareció la siguiente oración escrita en ingles: “It was not our intention to do harm; forgive what has happened.” ( No era nuestra intención hacer daño; perdonen lo que ha pasado”). Nosotros estábamos más sorprendidos por la producción de la escritura en estas circunstancias, ya que en particular observamos que ambas manos de Slade permanecieron bastante inmóviles mientras la escritura continuaba.

Los fenómenos antedichos, los que atestiguamos en nuestra primera reunión con Slade, parecieron a mis amigos y a mí, extraordinarios, y estaban en discrepancia con todos nuestros antiguos conceptos.

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NUEVOS  FENÓMENOS.

William Weber y yo, pensemos en darles a algunos de nuestros colegas la oportunidad de testificar. Por lo tanto fuimos al día siguiente al Catedrático C. Ludwig a informarle de los hechos. El interés que tomó sobre el tema me animó a invitar a otros dos amigos más a venir a mi casa el día siguiente (el domingo, 18 de noviembre), para que juzgaran la presencia de Slade. Propuse a mis colegas Herr Geheimrath Thiersch, el cirujano, y Herr Wundt, el Catedrático de Filosofía, y Herr Ludwig estuvieron de acuerdo.

El domingo, 18 de noviembre a las tres de la tarde, estos tres caballeros se encontraban en mi casa. Yo había comprado el día anterior una mesa nueva de juego, de madera de nogal a un ebanista de la ciudad, llamado J. G. Ritter, y la había puesto en lugar de la mesa usada en la antigua sesión. Las pizarras, únicas y plegadas, las colocamos a disposición de Slade, y fueron compradas sólo por mis amigos y por mí, además marcadas por nosotros. Las personas presentes en la sesión fueron solamente Herr Geheimrath Thiersch, C. Ludwig, y el Catedrático Wundt: Después de los fenómenos observados por ellos, sólo mencionaré los que están relacionados con Herr Thiersch, viz., un experimento acertado, similar al mío con mi cortaplumas, y además, con la pizarra doble que se plegaba, Slade la sostuvo con su mano derecha sobre la mesa a la vista de todos, tres oraciones fueron escritas en inglés, francés y en lengua alemana, cada una con una letra completamente diferente. La pizarra permanece en mi posesión, y se permite la oportunidad para la investigación con respecto a la preparación anterior.

Debe ser entendido que la relación presente de hechos de ninguna manera presupone un juicio en las mentes de mis compañeros, en cuanto a las causas de los fenómenos. Perfectamente estoy de acuerdo con Herr Bellachini del Tribunal Imperial de Prestidigitación, cuyo testimonio acerca de Slade comienza con las siguientes palabras:-

“Por la presente declaro que es un acto imprudente el formar cualquier conclusión con respeto al objetivo del funcionamiento mediumnístico del

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 FÍSICA TRASCENDENTAL

americano, Sr. Henry Slade, hasta con la minuciosa observación, después de una sola sesión“[ver apéndice B.]

Slade volvió la misma tarde, aproximadamente a las seis, a Berlín. Todo lo que había sido observado en su presencia nos pareció a mis amigos y a mí, ser de una naturaleza tan interesante y tan completamente digno de retomar la investigación, que nosotros con agradecimiento y de buen grado aceptemos la oferta de mi amigo, Sr.  Oscar von Hoffmann, para invitar a Slade a pasar un tiempo más largo en Leipsic como su invitado, así estaría al margen de toda publicidad, y estaría completamente centrado en los objetivos de la investigación científica. A consecuencia de esta investigación, Slade vino una segunda vez sólo a Leipsic, el lunes, 10 de diciembre de 1877, y subió a la habitación designada en la casa de mi amigo.

A la mañana siguiente (martes 11 de diciembre), a las once y media pasadas, Slade vino a mi casa. Este llegó temprano y yo había colocado la mesa de juego antedicha en la habitación, en una esquina, la habitación tenía cuatro ventanas grandes, tres a sur, y una al oeste. El Catedrático W. Weber,  el Catedrático Scheibner, Slade y yo, nos sentemos inmediatamente en la mesa de juego, que fue movida bastante, hasta colocada en medio de la habitación. Weber estaba en frente de mí, Scheibner a la izquierda, Slade en la parte derecha. Mientras nuestras ocho manos estuvieron sobre la mesa, en contacto, y los pies de Slade, cruzados y vigilados de reojo, continuamente fueron observado por los asistentes de su lado, además una campanilla grande había sido colocada bajo la mesa, de repente comenzó a sonar, y entonces violentamente fue proyectada ante nuestros ojos a una distancia aproximadamente de diez pies horizontalmente sobre el suelo. Después de una pausa corta, en la que fenómenos similares a aquellos ya descritos ocurrieron, una pequeña mesa de notas, fijada a una jamba de la puerta por un apoyo de hierro, comenzó de pronto a moverse, y tan violentamente que una silla que estaba delante de pie de ello fue tirada produciendo mucho ruido. Estos objetos estaban detrás de Slade, y al menos a cinco pies de él. Al mismo tiempo, y a una distancia parecida, un estante, cargado de muchos libros, violentamente fue agitado. Un papel térmico fue colocado en la pizarra, Slade la sostuvo por la mitad debajo del tablero de la mesa. Esto desapareció, y Slade mostró la pizarra vacía; después  de

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EXPERIMENTOS CON UNA BRÚJULA.

tres minutos miraron otra vez en la pizarra. Tanto aquí, como en el relato siguiente, no tuvimos noticias de que continuamente aparecieran escrituras entre las pizarras

En el mismo día, las mismas personas se reunieron en la misma habitación para una segunda sesión. W. Weber colocó sobre la mesa una brújula, protegida por el cristal, y la aguja que podíamos observar todos muy claramente por la luz brillante de la vela, mientras teníamos unidas nuestras manos con Slade ( que era tan visible, y estaba a más de un pie de distancia de la brújula). Después de aproximadamente cinco minutos la aguja comenzó a balancearse violentamente con arcos de 40º a 60º, hasta en varias ocasiones giró completamente, dando una vuelta. Slade ahora se levantó, y fue de la mesa a la ventana; esperando que los movimientos de la aguja (y que eran notables, por la razón de revoluciones frecuentes repetidas y en puntos donde paraba) siguieran después de alejarse: esto, sin embargo, no pasó. Pero cuando continuó, otra vez puso la mano derecha con las nuestras (siempre estuvo unida) y el movimiento (la mano de Slade, sin embargo, la otra estuvo al menos a un pie y medio de distancia de la brújula), las agitaciones peculiares de la aguja de repente comenzaron, y finalmente se transformaron en rotaciones.

            Para repetir algunas observaciones con un acordeón, como sucedió en presencia de Home (que fue realizada y publicado por Crookes y Huggins), además de la campanilla grande antedicha, un acordeón había sido traído por uno de mis amigos. La campana fue colocada bajo la mesa, por la mañana, y Slade cogió el extremo de Keyless del acordeón (él nunca había tenido en sus manos antes un acordeón, y lo veía por primera vez) de manera que la parte de las llaves colgaba libremente hacia abajo. Mientras la mano izquierda de Slade estaba sobre la mesa, y su derecha sostenía la parte superior del acordeón, encima de la mesa visiblemente para todos nosotros, el acordeón de repente comenzó a tocar, y al mismo tiempo la campana del suelo empezó a sonar violentamente. El acordeón no podía estar tocando el suelo con el extremo durante el movimiento. En ese momento Slade dio el acordeón al Catedrático Scheibner, y solicitó que lo sostuviera de manera anteriormente descrita, para intentar que el acordeón sonara también en su mano, sin que Slade lo tocara en absoluto. Apenas Scheibner tuvo el

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FÍSICA TRASCENDENTAL.

acordeón en su mano y el empezó a tocar una melodía, exactamente de la misma manera, mientras la campana de debajo de la mesa otra vez comenzó a sonar violentamente. Las manos de Slade, mientras tanto descansaban silenciosamente sobre la mesa, y sus pies vigilados de reojo, continuamente podían ser observados durante este proceder.

Animado por el experimento exactamente descrito, Slade retomó la tentativa de repetirlo, hasta ahora en vano, de obtener la escritura sobre la pizarra sostenida por otra persona, y no hecha sujetada sólo por él. Él por lo tanto dio al Catedrático Scheibner una de las pizarras compradas y la tuvo preparada, solicitando que la sostuviera al principio con su mano izquierda debajo de la mesa, mientras Slade la sostenía firmemente por el borde con su mano derecha: Scheibner así podría juzgar si tiraba o presionaba Slade la pizarra debajo de la mesa. La mano derecha de Scheibner y la de Slade descansaban mientras sobre la mesa. Después de la espera durante un corto periodo de tiempo, Slade comentó que sintió un cuerpo húmedo que tocaba la mano que sostenía la pizarra, y al mismo tiempo el Catedrático Scheibner también declaró esa sensación, la que comparó a un toque con un pedazo de paño húmedo, Scheibner entonces retiró la pizarra, que  de hecho estaba humedecida en su lado superior, tanto en el centro como en los bordes, en una anchura de dos a tres pulgadas, como en las manos de ambos, de Scheibner y Slade, que había sostenido la pizarra.


Mientras nosotros hacíamos conjeturas en la manera de concebir esta humectación y como podría haber pasado, todas nuestras manos, estaban sobre la mesa, allí apareció de pronto una mano rojiza marrón en el borde de la mesa, cerca de delante de W. Weber, y visible a todos nosotros con movimientos vivaces y desapareció después de dos segundos. Este fenómeno fue varias veces repetido.

Para establecer de manera concluyente la elevación encima del suelo de un cuerpo y sonara un cuerpo contra otro, yo había suspendido una bola de acero, de aproximadamente tres cuartos de pulgada de diámetro, por un hilo de seda dentro de una campana cilíndrica de cristal de un pie de altura y de diámetro la mitad de un pie. La campana formada fue colocada bajo la mesa en vez de la otra campana, y muy pronto comenzó allí un tintineo animado

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GRAND DUKE CONSTANTINE

Tonos imperturbables con la pelota de acero se produjeron con ayuda del cristal. Las mano de Slade estaban sobre la mesa y sus pies fueron observados, e incluso si los hubiera usado éste, el tono de la campana habría sido afectado por el contacto del otro cuerpo; este fenómenos sólo podría ser causado por la elevación de la campana libremente de contacto.

Al día siguiente, el 13 de diciembre de1877, Slade nos propuso él mismo, que nosotros deberíamos hacer una observación directa del movimiento de dicha campana bajo la mesa, y así asegurarnos de que este movimiento se produce sin ningún contacto con alguna parte de su cuerpo. Con esta idea nos sentamos a una distancia aproximadamente de cuatro pies de la mesa;  mediante velas adecuadamente colocadas, nosotros convenientemente podríamos observar todo lo que pasaba bajo la mesa. La campana de cristal ahora fue colocada bajo la mesa, y de verdad, hacia la parte de enfrente de nosotros, en la línea entre dos patas de la mesa, las mas cercanas a nosotros. Slade se sentó en el lado de enfrente, y sus pies estaban totalmente visibles, doblados hacia atrás, bajo su silla, para que ellos estuvieran aproximadamente a tres pies de la campana. Después de un corto tiempo, la campana, sin que Slade dijera nada, comenzó a moverse violentamente, colocándose en una posición oblicua sobre le borde inferior del cristal, y la bola de acero golpeaba el lado de cristal.

Esta tarde ocurrieron escrituras entre la pizarra doble, atada en diagonal por un apretado nudo, y se colocó en una esquina de la mesa, sin que nadie la tocara. Este resultado se puede comparar con el obtenido en San Petersburgo, registrado en un diario ingles, The Spiritualist,  del 1 de marzo de 1878, que contiene los siguientes párrafos bajo el título “ Las Sesiones del Doctor Slade con  Grand Duke Constantine”( "Dr. Slade's Séances with the Grand Duke Constantine"):

“El pasado miércoles, el Doctor Slade, acompañado por el Sr. Alexandre Aksakow y el Catedrático Boutlerof, dio una sesión a Grand Duke Constantine. El Duke les dio una cordial recepción, y después de una conversación de unos minutos, las manifestaciones comenzaron con el gran poder. El Duke sostuvo, una pizarra sola, y obtuvo la escritura independiente en ella.

“Grand Duke Constantine ha mostrado su interés

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FÍSICA TRASCENDENTAL.

en las nuevas ramas de la ciencia. Cuando obligaron al Teniente Maury a escapar de los Estado Unidos, durante la última guerra civil, el Duke reconoció – el apenas apreciado – el valor de sus investigaciones sobre la geografía física de las corrientes marinas y oceánicas, tan fue así, que le ofreció una casa y fue bienvenido a Rusia.

El doctor Slade estaba comprometido con San Petersburgo, y a veces obtenía mensajes en lengua rusa. En una de sus sesiones la semana pasada obtuvo la escritura en seis lenguas diferentes sobre una sola pizarra.”

El susodicho hecho, además es confirmado según el testimonio público de M. Aksakow, Consejero Privado Imperial: “ Como testigo, puedo declarar que la escritura fue producida sobre una pizarra , quien Grand Duke la sostenía  bajo y cerca de la mesa, mientras que las manos de Slade estaban sobre la mesa y no tocaron la pizarra. Slade desde entonces ha tenido el honor de ser invitado a dos sesiones por Grand Duke. AKSAKOW.”

El anterior experimento descrito como lo logró con Grand Duke Constantine, en mis sesiones nunca había estado tan acertado, aunque el Sr. Slade tenía el objetivo repetidamente y daba la pizarra para que la sostuviese el Catedrático W. Weber y el Catedrático Scheibne. Por otra parte, él, en la tarde en cuestión (el 13 de diciembre de 1877) tuvo éxito con W. Weber y conmigo, y fue aún más notable. Dos pizarras fueron compradas, marcadas y con cuidado limpiadas. Ellas estaban entonces  - un pedazo de pizarrín, aproximadamente de un grosor de tres milímetros había sido colocado entre las dos pizarras- atadas fuertemente juntas, en diagonal con una cuerda de cuatro milímetros de grosor. Ellas fueron puestas sobre y cerca de la esquina de una mesa de juego de madera de nogal, la cual había comprado hace poco. Mientras, ahora, W. Weber, Slade y yo nos sentemos a la mesa, y continuemos con los experimentos magnéticos, durante los cuales, nuestras seis manos se pusieron sobre la mesa, las de Slade estaban a una distancia de uno dos pies de la pizarra, la escritura muy ruidosa comenzó de repente entre las pizarras intactas. Cuando las separamos, había sobre una de ellas las siguientes palabras en nueve líneas, “We feel to bless all that try (?) to investigate a subject so unpopular as the subject of Spiritualism is at the present. But it will not always be so unpopular; it will take its
place among the . . . (?) of all classes and kinds." (Bendecimos todos los intentos (?) de investigar un tema tan impopular como es el tema del Espiritualismo que está en el presente. Pero esto no siempre será tan impopular, esto

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EXPERIMENTO DE PRUEBA EN ESCRITURA EN  PIZARRA.

 tendrá lugar... (?)  de todas las clases y cosas”. La pizarra tenía la señal ( H 2) antes colocada por mí sobre ella. No puede haber aquí ninguna especulación de truco o preparativo anterior.

Además, la campanilla grande que fue puesta en el suelo, al lado de la mesa, frente a mi, colocada silenciosamente y despacio con mi mano izquierda, y la sostuve cerca bajo la mesa; durante este proceder también las manos de Slade fueron visibles, como sus pies estaban bajo nuestro control. Finalmente, el Sr. Slade propuso un experimento que debería servir como prueba de que las pizarras de antes no fueron preparadas y las escrituras presente sobre ellas no había sido colocada antes de empezar. Él tomó como siempre la pizarra que utilizamos, puso un poco de pizarrín del tamaño de un guisante sobre ella, y me preguntó, mientras el apretaba la mitad de la pizarra bajo el borde de la mesa (para que su mano continuamente pudiera ser observada), que es lo que quería que fuese escrito sobre ella, y dije “Littrow, Astrónomo”. Los garabatos habituales comenzaron inmediatamente, cuando Slade sacó la pizarra, las dos palabras fueron perfectamente diferenciadas en ella, con mensajes extensamente aparte. Si Slade  escribiera las palabras él mismo tendría que (al mismo tiempo) con la posición fija de su mano, y escribir las letras en la pizarra es imposible de la misma manera estas palabras seguro que no podía haber sido escritas mediante la preparación anterior en la pizarra, ya que las palabras, ellas mismas se me había ocurrido bastante de repente por primera vez.


El viernes, 14 de diciembre de 1877 (11.10 a 11.40 de la mañana), hoy, primero, una de las pizarras guardadas siempre en la preparación, la que yo mismo seleccioné y limpié, fue puesta abierta con un poco de pizarrín sobre el suelo bajo la mesa. Ahora, mientras Slade tenía tantos sus manos unidas con las nuestras sobre la mesa, como sus piernas, vigiladas de reojo, fueron continuamente visibles, la escritura, fuertemente perceptible por todos nosotros comenzó sobre la pizarra que estaba debajo ¡ Cuando la levantamos, había sobre ella las palabras: “ La verdad vencerá todo el error! “("Truth will overcome all error!”) Después dos agujas, una más grande y otra más pequeña, ambas completamente dentro de sus vitrinas, fueron colocadas cerca de W. Weber. Nuestras manos fueron unidad sobre la mesa con Slade, de la manera habitual, y estaba la aguja magnética al menos a un pie

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FÍSICA TRASCENDENTAL.

de repente, la pequeña aguja comenzó a oscilar violentamente, antes de que ésta empezara a realizar un rotación constante, mientras que la más grande mostró solo leves agitaciones, que parecían provenir de una sacudida de la mesa. Desde aquí se deduce evidentemente consecuencias en el trabajo (sea cual sea su origen) que fue capaz de actuar sobre cuerpos magnéticos, aconsejé a Slade la tentativa permanente de magnetizar una aguja de acero sin imantar. Slade vació al principio, y parecía pensar que tendríamos dudoso éxito. Sin embargo, él estaba inmediatamente listo para intentarlo. Traje un número grande de agujas de coser (hacer punto) de acero, y W. Weber y yo escogimos entre ellas, inmediatamente antes del experimento (sobre la mesa en la cual nos sentábamos), fuimos averiguando mediante la brújula si estaban totalmente desimantadas, puesto que ambos polos las atraían. Slade puso esta aguja en la pizarra, la sostuvo debajo de la mesa, de la misma manera que cuando intentaba la escritura, y después aproximadamente de cuatro minutos, cuando la pizarra con la aguja de hacer punto fue puesta otra vez en la mesa, la aguja estaba fuertemente imantada en una punta (y solo en una punta) que atraía el hierro y las otras agujas se unía a la punta; la aguja de la brújula fácilmente podía ser movida alrededor de círculos. El polo originado fue un polo sur, puesto que el polo Norte  (de la brújula) era atraído, y el polo Sur rechazado. La aguja está todavía en mi posesión, y en cualquier momento puede ser probada.


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