- Telepatía - Parte 5

Parte 2: Telepatía Fraudulento
4. Casos relevantes

- W. W. Baggally



 Ahora me voy a referir a otra clase de supuesta transferencia de pensamiento, que se exhibe en los escenarios públicos y en los cuales se hacen juegos telepáticos novedosos.
El día 25 de noviembre de 1912 la Srta. Isabel Newton, secretaria para la investigación Psíquica, y yo atendiendo a una demostración dada por Yoga Rama [sic] sobre sus energías ocultas ayudadas por un “poco de teatro”.

      Los comentarios que habían aparecido en la prensa pública hablaban de un mecanismo único que tenía este místico blanco, al cual habían ido el Sr. Jean Simón, abogado general, Sr. Bernard Shaw y Sr. Anthony Hope, y había comprobado que el yoga Rama había podido leer los pensamientos del abogado por medios supernormales.

       Para demostrar de manera pública la energía oculta que tenía el “psíquico”, en su espectáculo utilizaba un “poco de teatro”, en la fecha anteriormente dicha. Había bastante público presente, y sus expectativas era el demostrar que tenía una naturaleza oculta y que  la puede dominar durante el espectáculo. El yoga Rama demostraría “la energía de la mente sobre la mente” por medio de:
1. Clarividencia.
2. La posibilidad de la interpretación de vibraciones sin la ayuda del sonido.
3. Psicometría por el sentido del tacto.
4. Telepatía. Averiguar nombres que piensa el público.
5. Conocer la personalidad por medios subconscientes.
6. Revelaciones de ideas por ideas mezcladas entre personas en forma de cadena
7. Varias demostraciones de ideas transportadas silenciosamente al espectador por sugerencia.
8. Descripciones de ciudades y de lugares por la mente de voluntarios.
9. Mensajes.
Antes de que el yoga Rama hiciera su demostración, un caballero (Sr. Fletcher) dijo un corto discurso sobre la sesión. Indicó que el “yoga” había adquirido sus energías ocultas tras la meditación después de muchos años de estudios. Él  se ensalzó al decir que el mundo occidental había estudiado menos las energías ocultas de la mente que el mundo del Este, porque tienen menos prejuicios,
Después de que el Sr. Fletcher se retirara, el yoga Rama hizo su aparición entre dos cortinas colgadas en el fondo del escenario. Llevaba un vestido negro, suelto largo y usaba un turbante carmesí grande. Avanzó al frente del escenario y dijo un discurso en español sobre teosofía. Describió cuatro clases de yoguis. La primera clase es frecuente de la India. Donde trabajan en el plano físico y produce efectos que se asemejan a las proezas de un prestidigitador. La segunda clase trabaja el plano mental (y dijo que él pertenece a esa clase). El tercero se ocupa de problemas espirituales de la vida. El cuarto se dedica a la meditación.

      Continuó su discurso diciendo que necesitaba la ayuda de una persona para experimentar con él. Una persona que no se oponga mentalmente a él, ya que no podría hacer nada sin la colaboración de la mente que sea comprensiva y no contraria para tener éxito.

       Los discursos de Sr. Fletcher y del yoga Rama levantaron aún más las expectativas del público que había allí para atestiguar esa tarde la demostración de energía de la mente sobre otra mente por medios supernormales.

            El yoga Rama, después de la conclusión de su discurso, llamó a treinta personas (señoras y caballeros) para que fueran al escenario y formar un comité. Un caballero y yo fuimos los primeros en ofrecernos voluntarios. Pronto llegaron  las señoras y los caballeros, estábamos algo incómodos en el escenario, pero esto no molestaba para el funcionamiento, ya que la mayoría de las personas estuvieron en el fondo del escenario mientras que el yoga Rama realizó sus experimentos con un número limitado de los miembros del comité. Para que fuera más fácil, el yoga Rama se quitó el turbante. Lo colocó debajo de una mesa que estaba en centro del escenario. Entonces pude verle bien. Era un hombre de pelo negro rizado corto. De fluidez en el habla inglesa, llegué a la conclusión de que el no era de raza blanca, parecía un americano o un indio de piel oscura del oeste.

         Entre los miembros del comité estaban el Sr. Zancig y Sr. William Marriott. A estos caballeros había tenido el placer de conocerles durante unos años. Ellos junto con el Sr. Charles Guttwoch (amigo de Sr. Marriott), tres o cuatro caballeros y yo, éramos los únicos miembros del comité que se estábamos allí para comprobar si los experimentos del yoga Rama eran verdaderos o los conseguía por mañosidad u otras causas. Los miembros del comité seguían siendo espectadores pasivos. En lo que concierne a los no miembros como una señora, con quien el yoga Rama intentó algunos experimentos, declararon, que el funcionamiento, era de origen supernomal demostrado.


           
Antes de que los experimentos comenzaran, el yoga Rama dijo que se vendaría los ojos, y dejó algunos artículos encima de la mesa del centro del escenario. Estos eran dos pedazos de papel doblado, no muy grandes, lo bastante para cubrir hasta las cejas y los ojos, pedazos de yeso poroso perforado por agujeros, un pañuelo blanco fino de algodón, dos guantes y una bufanda larga de seda roja. El Sr. Marriott se ofreció para vendarle los ojos. Estaba parado cerca de él mientras que esto se hacía. El Sr. Marriott colocó primero los pedazos de papel en los ojos del yoga Rama, después el yeso poroso, después el pañuelo de algodón, después de esto los guantes y finalmente la bufanda roja, que lió varias veces alrededor de su cabeza. La nariz del yoga Rama estaba por debajo del yeso, del pañuelo de algodón y de la bufanda. El yoga Rama, que seguía estando sentado, solicitó a alguien para sentarse en una silla delante de donde él estaba, para que pensara un nombre, después pusiera su mano izquierda abierta, y con el índice de la mano derecha escribiera encima de ella la inicial del nombre que pensaba, y después diera tantos golpecitos con el dedo de la mano derecha en la mano izquierda como letras tenía el nombre pensado. Cuando el yoga Rama sugirió  (como posteriormente hizo) que eligiera el nombre de una flor o de una ciudad, que la pensara e hiciera el mismo procedimiento, se dará en la mano izquierda el número de golpecitos que correspondiera con el número de letras del pensamiento o que escribiera el número en la mano izquierda. Pero cuando él sugirió un juego de Shakespeare, él averiguaría el titulo elegido, pero esta vez no dijo que se diera los golpecitos en la mano izquierda. Dijo que con la mano derecha, (con el índice) dibujara en la mano izquierda la primera o dos letras del título. Estos experimentos fueron variados, solo cambió un poco cuando una señora pensó un himno, otro de leer el pensamiento de una señora joven, y un experimento para jugar con las cartas.

       El yoga Rama hizo entonces un amplio discurso acerca de la felicidad, dependía solo de nosotros mismos y de cómo queríamos ser. Afirmo que él había superado la pasión de la cólera. Insistió en estos puntos, tanto que incluso se repetía, esto ponía de manifiesto que el objetivo era solamente hacer tiempo.
        La paciencia del comité temporal se agotó, y uno de los miembros que estaba mas cerca del escenario interrumpió al Rama, y refiriéndose al público, dijo que  él no tenia ninguna duda en lo que decía, pero que él no había venido al teatro a oír discursos sino a atestiguar los experimentos. El yoga Rama, decidió terminar su discurso, y dijo que inmediatamente demostraría la energía que había adquirido para controlar las funciones de su cuerpo y la  insensibilidad al dolor. Para demostrar el control del cuerpo pidió que dos miembros del comité se colocaran a su lado,  miraran los relojes, y observaran el tiempo que podía estar sin respirar. Para demostrar su insensibilidad al dolor  como ya dijo, se pondría parado, descalzo, encima de un tablero con largos clavos, y también se pondría encima de cristales rotos.

       Me di cuenta de la naturaleza del funcionamiento con las explicaciones del yoga Rama. Ahora procederé a describir los experimentos más detalladamente y los comentaré.

      
El Sr. Marriott era la primera persona en sentarse en la silla, delante del yoga Rama. Le dijo que pusiera su mano izquierda delante en la mesa, para transmitir la primera letra del pensamiento que quería, con el índice de la mano derecha la dibujara, y diera unos golpecitos en al misma mano, tantos como letras tenía la palabra. El Sr. Marriott, en vez de poner su mano izquierda, puso la derecha. El yoga Rama dijo inmediatamente. “no su mano derecha, sino su izquierda”. Esto era una situación sospechosa, pues indicó que el yoga Rama podría detectarlo aun con los ojos vendados. Ahora los prestidigitadores saben que cuando se vendan los ojos de la manera descrita no es seguro que no viera, lo que hacen los prestidigitadores es que cierran firmemente los ojos, traen sus cejas hacia abajo. Cuando se les venda, el prestidigitador abre los ojos y sube sus cejas, de manera que los vendajes se desplazan de su posición original y el puede ver por debajo de ellos, a través de los espacios entre el puente de su nariz y sus mejillas. La opinión del Sr. Zancig, Sr. Marriott y de la mía,  coincide lo que hizo el yoga Rama, y nuestra opinión fue confirmada cuando examinemos los vendajes, ya que se los quitó, y se los volvió a poner como será descrito más adelante.

        El método del yoga Rama, es decir un pensamiento que conocía, pues miraba el movimiento del dedo de la mano derecha del voluntario, mientras que dibujaba la primera letra del nombre en la palma de la mano izquierda. Esto le indicaba cual era la primera letra del nombre, después el contaba el número de golpecitos o de movimientos dados por el voluntario con su mano derecha. Así, si la primera letra era la G y el número de golpecitos o movimientos era ocho, el nombre con toda probabilidad el nombre sería William, o si la primera letra era G y el número de golpecitos o movimientos era cinco probablemente fuera Gines.
Los nombres cristianos ordinarios son un número limitado, y el yoga Rama tuvo cuidado de saber de antemano si los voluntarios pensaban en un nombre masculino o femenino. Por tanto no era una cuestión difícil para él, con los golpes, según el número de letras lo podría averiguar. Por otra parte, cuando el tenía alguna duda, cosa que solía pasar a menudo, él preguntaba no solamente por la primera letra, sino la segunda, la tercera, la cuarta, etc. La letra del nombre siempre era la correcta. Así, cuando no estaba seguro que la letra puesta era la G, pero si había contado bien los golpecitos o movimientos dados, él diría, ¿no es la cuarta letra una ll? Si el voluntario contestaba afirmativamente, él estaría lo bastante seguro de que William es el nombre. Pero si el voluntario contestaba que no era correcto, el yoga Rama pedía que se repitiera todo desde el principio otra vez. El yoga Rama también recurrió al método descrito anteriormente cuando el pidió que pensara en el nombre de una flor o una ciudad, pero solo intentó una o dos experiencias con estos nombres, la razón es obvia, ya que los nombres de las ciudades y flores no son un número limitado y conocido como los nombres. La razón que dio para no seguir con esta demostración es que él no era botánico, y era difícil adivinar fácilmente el nombre de las flores.
En lo que concierne al juego del título de Shakespeare, pidió solamente dos de las primeras letras del título, que debía escribirse en la mano izquierda como anteriormente, y no requería ningún golpecito o movimiento. Cualquier persona conocía los títulos de Shakespeare,  sabría que título es si se le diera las dos primeras letras, habría podido averiguar con igual facilidad la mente del voluntario.

       Después de conseguir el nombre del título, el yoga Rama pidió que el voluntario pensara en un personaje de esa obra. Él hizo esto una o dos veces, y no acertó a la primera, acertó después de dos o tres intentos.
En el experimento de averiguar el título de un himno, el cual estaba en la mente de una señora, el yoga Rama, recurrió al mismo método de pedir que ella dibujara la primera letra del título del himno en la palma de la mano izquierda. Ella dibujó la letra L,  y él aventuró que el himno era  "Lead, kindly light” demostrando que era correcto. Los experimentos más acertados eran al parecer los realizados con una señora joven. El yoga Rama pidió que la señora joven pensara en algo. Él entonces, sin pedir que ella dibujara ninguna letra o que hiciera movimientos con su mano  derecha, le dijo que ella deseaba casarse. Ella reconoció que era el pensamiento que estaba en su mente. Esto causó mucha admiración en el público. La señora joven dejó el escenario inmediatamente después del experimento. Este hecho produjo que algunos miembros del comité pensaran que era una cómplice y como el experimento ya había terminado, no necesitaba ayudar más al yoga Rama, por eso se iba. Los miembros del comité pueden equivocarse con la señora joven, pero fue producto de que desafortunadamente se fuera en ese instante del escenario, justo después de la demostración.
En lo que concierne al experimento conmigo. Estaba parado delante del yoga Rama, que tenía los ojos tapados como antes, y no me senté como lo había hecho en los otros experimentos, ni tuve que poner la mano izquierda delante de mi cara, pero yo tenía que escribir en mi cuerpo las letras de mi apellido que tenía en mente. 

         El objetivo de estar parado hacia delante de él, era tener mi cuerpo en línea con su visión. Hice con cuidado el movimiento con el índice de mi mano derecha cuando dibujaba las letras para que no las viera.

       
El yoga Rama pidió en varias ocasiones que repitiera y dibujara todas las letras de mi nombre. El entonces dio el nombre correctamente. Aunque este experimento parecía indicar que el ejecutante tenía energía telepáticas, debe ser considerado que él podría saber quien era, pues él había estado practicando sus supuestas energías ocultas cierto tiempo en Londres bajo el nombre del profesor Pickens, antes de que se llamara yoga Rama. No era necesario que él viera mi cara para saber con quien experimentaba. Se le vio que él examinaba muy cuidadosamente la ropa del comité investigador antes de comenzar la sesión de taparse los ojos. Solamente era necesario, por tanto, que él viera la parte inferior de la ropa que llevaba cada miembro que estaba parado delante de él. Ya que en otro experimento describió la ropa de otro miembro del comité. El afirmó que podía hacer esto por una especie de visión telepática.

           El experimento de las cartas con las que jugaba era un truco de simple ordenación. El yoga Rama trajo un paquete de cartas y pidió que el comité comprobara que no estaba abierto. Abrí el paquete, mezclé las tarjetas y se las di al Sr. Marriott, y se le pidió que se retirara a una esquina del escenario para elegir una carta, la cual debía mostrar a dos miembros del comité. El  Sr. Guttwoch y yo acompañemos al Sr. Marriott a la esquina del escenario junto con la tarjeta que había elegido Sr. Marriott . Entonces mezcló el paquete con la carta y se la dio otra vez al yoga Rama, que lo puso en su bolsillo. El yoga Rama entonces preguntó al Sr. Marriott que tarjeta había elegido, y el Sr. Marriott se lo dijo. El entonces escribió algo en un pedazo de papel, lo dobló y se lo dio a uno de los miembros del comité. Él entonces sacó de su bolsillo otro paquete de cartas similares en aspecto al paquete original (ese no era el paquete original, y se descubrió por el hecho de que la carta inferior del paquete del yoga Rama que metió en su bolsillo no era igual a la carta inferior del paquete original) pero tenía las tarjetas ordenadas de una forma conocida por él. Procedió a pasar las cartas, una después de otra delante de los ojos del Sr. Marriott, pidiéndole que le dijera al pasar las cartas cual había sido la elegida. Cuando el yoga Rama vio la carta, del Sr. Marriott  el yoga Rama le dijo  “¿cuál es la tarjeta que hay delante de la que usted eligió y cual la que está detrás? El sabía cual eran. El  dijo que en el pedazo de papel, podía abrirse, y se encontró que había acertado en los nombres de las tarjetas que el yoga Rama ocultó,  con esto se proponía demostrar la elegía oculta que tenía. No había podido ser telepatía, pues las dos cartas (los nombres de las cuales el yoga Rama había escrito) no habían sido elegidas ni pensadas por el Sr. Marriott
Para explicar los demás puntos se limitó a decir algunas palabras de sus demostraciones, como el punto (1) del control que había adquirido sobre las funciones de su cuerpo, y (2) su sensibilidad al dolor. Como se ha indicado ya, él pidió que dos miembros del comité hicieran una intervención y tomaran cronometraran con sus relojes del tiempo que él podía dejar de respirar. Aguantó su respiración unos cincuenta segundos. Un miembro de comité en la parte posterior del escenario dijo en voz alta cual fue el tiempo y añadió “eso no es nada, yo puedo dejar de respirar un minuto entero”. Esta exclamación parecía desconcertar bastante al yoga Rama. Entonces se descalzó en un tablero lleno de clavos y cristales rotos, uno de los trucos más comunes que realizan los negro en las ferias del país. Comprobé que las puntas de los clavos estaban redondeadas. El Sr. Marriott se sentó en clavos para divertir al público mientras que el yoga Rama había salido del escenario para quitar los otros utensilios. Cuando el yoga Rama volvió se puso descalzo encima de los clavos medio minuto. El entonces procedió a romper algunas botellas en un pedazo de tela. Golpeó de lejos el cristal con un martillo hasta reducirlos a casi polvo. El empujó cuidadosamente los pedazos más grandes de cristal a un lado y se colocó encima de la porción pulverizada de cristales.

          Ahora procederé a indicar las razones que me conducen a la conclusión de que el yoga Rama podía ver, aunque tuviera los ojos tapados, aparentemente.

El cojín que "tapaba los ojos" a los yoguis


La fotografía real anterior es del yeso poroso y realizado por el del yoga Rama, con las mismas cosas para taparse los ojos. El yeso se ve exactamente como estaba cuando fue cogido por Sr. William Marriott. . Se puede ver como los cojines han cambiado de posición, permitiendo la visión clara por un ojo. La tela es de tejido fino, dando la impresión de que no se pega al yeso, y también se ha desplazado

1. Los vendajes fueron quitados de sus ojos por el Sr. Marriott, que los tapó al comienzo del experimento. Mientras que sucedía esto, yo estaba lejos mirándolos objetos del yoga Rama, y observé cuidadosamente la posición de cada objeto mientras se los quitaba.

El borde más bajo del yeso poroso estaba por encima del extremo de la nariz del ejecutante,  el borde del pañuelo blanco estaba sobre el borde del yeso, y sobre el borde del pañuelo estaba el borde de la bufanda carmesí. Los bordes del pañuelo y de la bufanda estaban suficientemente desplazados hacia arriba, de modo que parecía que tenía los ojos tapados, pero él habría  podido mirar por debajo. Los guantes que había colocado en el pañuelo no eran necesarios, mientras que los papeles doblados sobre los ojos evitaba que se presionara en las cuencas de los ojos del yoga Rama,  y simplemente cerrando los ojos y guiñando las cejas bien hacia abajo cuando se le vendaba los ojos, para después abrirlos y levantar bien las cejas hacia arriba podía desplazar los guantes de su posición original  hacia arriba , como lo hacen los prestidigitadores, por lo tanto el taparle los ojos dependía solo de la posición del yeso poroso. Cuando el Sr. Marriott colocó el yeso sobre los pedazos de papel, él tubo cuidado  de que los bordes más bajos de ambos pedazos  de papel debían estar en línea con los agujeros que existían en el yeso, según lo demostrado en la fotografía anterior.

Él también tuvo el cuidado de que el borde más bajo del yeso debía pegarse a la altura de las mejillas del yoga Rama. Al examinar el yeso momentos antes de quitarlo vimos que el borde más bajo estaba más alto que cuando se puso en las mejillas. Había espacios huecos entre el puente de su nariz y sus mejillas a través de las cuales habría podido ver con un vistazo por debajo. La cuestión se centra ahora si utilizó ambos ojos o solamente uno. Noté que el yoga Rama ponía siempre a los voluntarios en el lado derecho para realizar los experimentos. Si el lector mira la fotografía, demuestra que la posición exacta de los pedazos de papel doblado con los cuales se cubrió el ojo derecho está más alto que el pedazo del lado izquierdo, lo cual es sospechoso. El papel que había antes del yeso evita que este se pegara al ojo derecho, y de esta forma echaba vistazos por debajo del yeso, mirando los movimientos de las manos de los voluntarios, etc.

       2. Como he explicado arriba, el yoga Rama ponía siempre a la persona que experimentaba en el lado derecho. El intentó un experimento con un caballero que se sentó en la segunda fila. Entonces se dio la vuelta entera, de modo que el lado derecho de su cara estuviera en línea recta con la posición del caballero que estaba como voluntario en el escenario. Por otra parte, las luces del escenario no iluminaban al yoga Rama cuando intentaba leer el pensamiento de los miembros del comité, pero cuando él llevó acabo un experimento con un caballero sentado, uno de sus ayudantes de luces del teatro, cerca del caballero, encendió e iluminó inmediatamente al caballero , permitiendo así que el yoga Rama mirara los movimientos de la mano derecha al escribir en la mano izquierda, y contar los golpecitos correspondiente al número de letras de la palabra pensada.

           
3. En la conclusión del funcionamiento, después de que el grupo de público se hubiera ido, algunas personas permanecieron dentro del teatro, y una conversación se escuchó, durante la cual, algunas personas presentes afirmaron que el yoga Rama había conseguido eso por medios supernormales. Sr. Marriott, Sr. Guttwoch, y yo lo negamos. En ese momento  el yoga Rama vino donde estábamos y le acusemos de que lo habíamos visto. Él afirmó que no podíamos haber visto nada, y se ofreció a intentar algunos experimentos más con un pañuelo tapando firmemente sus ojos.

         Guttwoch le puso el pañuelo en sus ojos. Pues el yoga Rama no podía hacer lo anterior, así que recurrió a un método utilizado en el escenario. Cogió la muñeca de la mano izquierda de una señora con el pulgar y tres dedos de su mano derecha en un lado, mientras que su índice se colocó detrás de la muñeca en la parte posterior. Entonces pidió que ella escribiera con el índice de la mano derecha en su mano izquierda (cogida por el yoga Rama) las letras de su pensamiento. El pudo decir la palabra, pero solo después de varios intentos de repetir las letras. El yoga Rama que no podía mirar ahora como en el escenario, utilizaba el tacto. Aunque nunca antes realicé un experimento de esta naturaleza, cuando la Srta. Newton y yo volvimos a las habitaciones de la Sociedad para la Investigación Psíquica, intenté el experimento con ella. Cerré los ojos y sostuve su muñeca;  pude sentir la letra que ella escribía en la palma de la mano. Esto es un truco difícil de lograr, y requiere mucha práctica. Noté que el yoga Rama eligió la mano de una señora que es más fina que la del hombre y el movimiento del dedo sería más fácil de sentir


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