Investigación de los fenómenos de espiritualismo moderno
Sir William Crookes se dirige la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia
- William Crookes -
- (Desde su primer artículo en 1874, muchos incrédulos habían surgido quienes había declarado que el científico había desviado su argumento pasado y no creyó más en la autenticidad de las manifestaciones que atestiguó. En sus palabras antes de que se marchara de la Asociación Británica no dejó ninguna duda sobre lo que pensaba y dijo:)
No se conoce NINGÚN INCIDENTE en mi extensa carrera científica, más que la investigación psíquica que empecé hace muchos años. 30 años han pasado desde que publiqué una serie de experimentos que tenían como finalidad demostrar que fuera de nuestro conocimiento científico existe una fuerza ejercida por la inteligencia, que es diferente a la inteligencia ordinaria común a los mortales. Este hecho de mi vida, por supuesto, es entendido bien por los que me honraron con la invitación de ser su presidente. Quizás entre mi público algunos pueden sentirse curiosos si seguiré hablando en público sobre esto o guardaré silencio. Elijo hablar, pero brevemente. No hacer caso al tema sería un acto de cobardía, un acto de cobardía que no tengo ninguna tentación de realizar.
No tengo nada para retraerme. Me adhiero a mis declaraciones ya publicadas. De hecho, puede ser que agregue mucho más. Lamento solamente cierta crudeza en esas primeras exposiciones, que, sin ninguna duda justas, aunque atacadas contra su aceptación por el mundo científico. Mi propio conocimiento en aquella “época se extendió apenas más allá del hecho de que ciertos fenómenos nuevos y sin duda habían ocurrido, fueron atestiguados por mis extensos sentidos y todavía mejor, por registros automáticos.
Pienso que ahora veo un poco más lejos. Vislumbro algo como la coherencia entre los fenómenos extraños evasivos; algo como la continuidad entre aquellas fuerzas inexplicables y leyes ya conocidas. Este avance es en gran parte debido a los trabajos de otra Asociación, de la cual tengo también el honor de ser su presidente –Sociedad para la Investigación Psíquica – y ahora introducidas por primera vez estas preguntas al mundo de la ciencia debería escoger un punto de partida diferente del anterior. Debería comenzar mejor con la Telepatía, con la ley fundamental, como creo que lo es; los pensamientos e imágenes pueden ser transferidas de una mente a otra sin la intervención de los órganos de los sentidos. El conocimiento puede entrar en la mente humana sin haberse transmitido por alguno de los caminos que hasta ahora están probados.
Si la telepatía ocurre, tenemos dos hechos físicos, - el cambio físico en el cerebro A, el que sugiere, y el cambio físico en el cerebro B, el receptor de la sugerencia. Entre estos dos acontecimientos físicos debe de haber un tren de causas físicas. Siempre que la secuencia que une las causas intermedias comience a ser revelada; el estudio entonces podrá entrar dentro de las secciones de la Asociación Británica. Tal secuencia sólo puede ocurrir por un medio interventor. Todos los fenómenos del universo son por lo visto de algún modo continuos, y no es científico pedir ayuda de agentes misteriosos como cuando con cada avance en el conocimiento se le atribuyen poderes y atributos a las vibraciones del éter, tantos atributos como se demande, hasta la explicación de la transmisión del pensamiento.
Es supuesto por algunos fisiólogos que las células esenciales de los nervios no se tocan realmente, pero están separadas por un estrecho boquete que se ensancha durante el sueño, y casi se cierra durante la actividad mental. Esta condición es tan singular como la de Branly o Lodge que sugieren otra analogía. La estructura del nervio y del cerebro que son similares, es concebible, que haya allí en ese momento una cantidad de tales nervios coherentes en el cerebro y que funcionen de manera especial recibiendo impulsos que llegan de fuera con la frecuencia que conecta con las ondas del éter con una apropiada orden de magnitud. Roentgen nos ha familiarizado con la idea de las vibraciones insignificantes comparadas con la onda más pequeña de la cual tenemos conocimiento, de dimensiones comparables con las distancias entre los centros de los átomos los cuales se acumulan en el universo material: y no hay razón para suponer que no podemos alcanzado el límite de esa frecuencia. Se sabe que la acción del pensamiento va acompañada por ciertos movimientos moleculares en el cerebro y aquí lo que hacemos es que las vibraciones físicas capaces de su extrema pequeñez temporal dirigir la moléculas de manera individual, mientras que la rapidez es provocada por el movimiento interno y externo de los propios átomos.
La confirmación del fenómeno de la telepatía es reproducida por muchos experimentos convergentes, y por muchas ocurrencias espontáneas solamente así inteligibles. Las pruebas más variadas, quizás, se esboza del análisis del funcionamiento inconsciente de la mente, cuando éstos, se producen de manera accidental, se traen a examen en la conciencia. La evidencia de una región debajo del umbral del sentido se ha presentado, desde el inicio, en los “Procedimientos de la Sociedad para la Investigación Psíquica” y varios de sus aspectos están siendo interpretados y unidos con lógica de manera razonable por el genio obstinado F. W. H. Myers.
Una gama formidable de fenómenos, científicamente deben ser recogidos, antes de que comprendamos la facultad tan extraña, tal es el desconcierto, que desde hace siglo es tan inescrutable, como la acción directa de la mente sobre la materia. Esta tarea delicada necesita un empleo riguroso del método de exclusión, un dejar de lado los fenómenos pertinentes que pueden ser explicados por causas conocidas, incluyendo aquellas causas extrañas demasiado familiares como el fraude consciente o inconsciente. La investigación une las dificultades inherentes en toda experimentación conectada con la mente, con los enredados temperamentos humanos y con el dependencia de la observación, más con el testimonio humano que con el registro automático. Pero las dificultades son cosas para ser vencidas hasta en la rama elusiva de la investigación conocida como Psicología Experimental.
Se ha dicho que “Nada digno de probar puede ser probado, ni tampoco refutado.” Verdadero aunque esto pudiera haber sido así en el pasado, esto no es cierto. La ciencia de nuestro siglo ha forjado las armas de la observación y el análisis por el que principalmente es el método para sacar ganancias. La ciencia ha entrenado y a formado la mente en medida de los hábitos de la exactitud y la opinión disciplinada, y se ha fortificado para grandes tares, más amplias e incomparablemente más maravillosas que en el pasado ni se imaginaban. Como las almas en el mito de Platón, que siguen el carro de Zeus, esto ha acercado un punto de vista lejano, por encima del suelo. Esto es la ciencia de aquí en adelante, abierta a superar todo lo que ahora conocemos sobre el asunto, y a vislumbrar nuevos esquemas, más profundos sobre la Ley Cósmica.
Un percusor eminente, en esta silla, declaró que “por una necesidad intelectual, se cruzó el límite de la evidencia experimental, y se resaltó aquel asunto, dentro de nuestra ignorancia de los poderes latentes; no obstante nuestra reverencia hacia el Creador, ha hecho que nos ocupemos con oprobio, potencia y promesa en toda la vida terrenal. “Yo debería preferir el ver que en la vida, la promesa y la potencia está en todos los asuntos.
En días de los antiguos egipcios, una inscripción conocida fue tallada sobre la entrada del templo de Isis: “soy lo creado y lo seré siempre, mi velo ningún hombre levantará.” No así los modernos buscadores se enfrentan a la verdad de la naturaleza, la palabra que significa misterio en el Universo, regularmente, nos esforzamos en perforar y penetrar en lo más íntimo del corazón de la Naturaleza, y ello construye lo que ha sido y profetiza lo que será. Velo tras velo es lo que hemos levantado, y su cara es hermosa, agosta y maravillosa cada vez que un velo es retirado.