- Investigaciones De Los Fenómenos de Espiritualismo. Parte 3

Investigación de los fenómenos de espiritualismo moderno

El Espiritualismo Visto a la Luz de la Ciencia Moderna

 - William Crookes -

- Publicado Primero en el Quarterly Journal of Science, Julio 1870 -

H
ace algunas semanas fui contratado en la investigación del Espiritualismo, desde que se inició hasta el momento actual [1]: A consecuencia de muchas comunicaciones que he recibido desde entonces pienso que es deseable decir un poco acerca de la investigación que he comenzado. Hay visiones y opiniones sobre el tema que no finjo entender. Considero el deber de los hombres científicos quienes han aprendido los modos exactos del funcionamiento de examinar los fenómenos y estudiar los fenómenos que atraen al público, para confirmar su autenticidad y explicar, si es posible, las “ilusiones” de los honestos y descubrir los trucos de los farsantes. Pero pienso que antes de anunciar al público que va ha hacer alguien una investigación, debe mostrarse  dispuesto a hablar claramente.

[1] "The Athenaeum".

Un hombre puede ser un verdadero científico y aún estar de acuerdo con el profesor Morgan, que dice: “he visto y oído, de una manera increíble, las cosas llamadas espirituales no se puede tomar  de manera racional, ni explicar por engaño, coincidencia o error. Estando hasta ahora con los pies en la tierra; pero cuando viene cualquier causa de estos fenómenos no puedo encontrar una explicación que haya sido sugerida... Las explicaciones físicas que he visto son sencillas, pero desgraciadamente escasas. La hipótesis de lo espiritual es suficiente, pero poderosamente complicada“.

En cuanto a la conclusión de la explicación, no soy capaz de hablar. Ciertos fenómenos físicos, como el movimiento de sustancias materiales, y la producción de sonidos que se parecen a descargas eléctricas, ocurren en circunstancias en las que ellos no pueden ser explicados por ninguna ley física conocida del presente, es un hecho del cual estoy tan seguro como lo estoy del hecho más elemental de química. Mi educación es completamente científica y ha sido una lección larga en exactitud de observación y deseo que sea entendido que esta firme convicción es el resultado de la investigación más cuidadosa. Pero actualmente, no puedo arriesgarme a dar ni la hipótesis más vaga en cuanto a la causa de los fenómenos. Hasta ahora no he visto nada para convencerme de que la teoría “espiritual” es verdadera. En tal pregunta el intelecto exige que la prueba espiritual no se explique de manera tan indirecta; esta debe ser tan sorprendente y convincentemente verdadera que nadie pueda atreverse a negarla.

Faraday dice: “Antes de que nos pongamos a considerar cualquier pregunta que implique principios físicos, deberíamos tener las ideas claras de la naturaleza de lo posible y de lo imposible” pero esto parece un razonamiento en círculo: no debemos investigar antes de que sepamos qué es lo posible, mientras no podemos decir que es imposible, antes de hacer cuentas matemática, debemos conocerlo todo.

           En este caso, prefiero entrar en la investigación sin nociones preconcebidas en absoluto, en cuanto a lo que puede o no puede ser, pero con todos los sentidos en alerta, y listo para llevar la información a mi mente; el creer ( cosa que no hago) que hemos agotado todo el conocimiento humano o que hemos comprendido todas las fuerzas físicas, hay que recordar el gran filósofo citado, que dijo en referencia a algunas conjeturas sobre la fuerza de la gravedad: “ Nada es demasiado maravilloso para ser verdadero si ello es compatible con las leyes de la naturaleza; y en tales cosas como éstas, el experimento es la mejor prueba de tal consistencia.”

Los modos de razonar del hombre científico parecen ser generalmente mal entendidos por los Espiritualistas con los que he conversado, y la repugnancia de la mente científica para investigar este tema con frecuencia es atribuida como un motivo indigno. Pienso por lo tanto, que esto requerirá que atienda a describir las diferentes corrientes de pensamiento entre las que investigan los científicos, y dicen que tipo de prueba experimental científica tienen derecho a exigir antes de admitir un conocimiento nuevo en sus esquemas. No debemos, mezclar lo exacto y lo inexacto. La supremacía de la exactitud debe estar totalmente.

El primer requisito es el de estar seguro de los hecho; entonces averiguar las condiciones; después las leyes. Exactitud y conocimiento es el principal detalle de los grandes objetivos de los modernos hombres de ciencia. Ninguna observación es aprovechada al que estudia la ciencia a no ser que sea verdadera y haya sido hecha bajo ciertas condiciones impuestas, y aquí es donde falla el estudio del espiritualismo. En este aspecto, quizás, más que cualquier otro se produce la mañosidad y el engaño, las precauciones contra el fraude deben estar, en la mayoría de los casos, aunque daría la impresión errónea al pedirle estas imposiciones, es como si implicara que sospechamos de la honradez de las personas presentes en el acto. Podemos utilizar nuestros propios sentidos puestos en alerta, pero cuando utilizamos instrumentos piensan que aumentamos nuestra agudeza, certeza y honradez en las circunstancias que se presentan, y conlleva que las otras personas que investigamos se sientan presionados, desequilibradas y  ofendidas.

En un número incontable de observaciones registradas que he leído, parecen ser pocos los casos de reuniones hechas con el objetivo expreso de conseguir fenómenos en condiciones predispuestas con personas correctamente calificadas por una educación científica para valorar y dar un juicio de la evidencia que podría presentarse. La única buena serie de pruebas experimentales que he encontrado fue hecha por el Conde Gasparin, ante la experimentación de fenómenos auténticos, llegó a la conclusión de que eran producidos de manera natural.

El Espiritualista pseudo-científico profesa que todo lo sabe: ningún cálculo preocupa a su serenidad, ningún experimento es duro, ningún estudio es largo y laborioso, ninguna tentativa de aclarar las palabras que se dicen que alegran el corazón y elevan la mente del cansado. Él habla fácilmente de todas las ciencias y las artes, de forma aplastante al investigador le dice  térmicos como “electro-biología”, “psychologize”, “magnetismo animal”, etc. un mero juego de palabras, demostrando la ignorancia más que demostrar el entendimiento. La ciencia popular tal como está no puede dirigir el descubrimiento que acomete el ir adelante en un camino desconocido; y los trabajadores verdaderos de la ciencia deben tener extremadamente cuidado de no permitir que las riendas pasen a manos de gente impropia e incompetente.


               En las investigaciones donde  aparece la completa confusión, un observador ordinario tiene desventaja frente a un cuidadoso hombre de ciencia. Ya que ha seguido la ciencia desde el principio, por una larga línea del estudio y del conocer, por lo tanto, sabe en qué dirección se produce, los peligros e implicaciones que lleva consigo, la incertidumbre, y la certeza casi absoluta en 1/3;  “es ver cierto punto más adelante”. Pero, donde cada paso es maravilloso e inesperado, las precauciones y las  pruebas deberían aumentarse en vez de disminuirlas. Los investigadores deben trabajar; aunque su trabajo parezca poca cantidad por la compensación intrínseca que lleve el reconocimiento de ello ¿Pero hasta en este reino de las maravillas, este país al cual la investigación científica envía a sus pioneros, puede cualquier cosas ser más asombrosa que la exactitud de los instrumentos que los trabajadores llevan para suplir las observaciones de sus sentidos?

El Espiritualista cuenta con cuerpos que pesan 50 ó 100 libras. Siendo levantados en el aire sin la intervención de alguna fuerza conocida; pero un químico científico que está acostumbrado a utilizar una balanza que sea sensible para pesos tan pequeños como 1/10.000 gramos de precisión, podría saber la energía que produce el ser inteligente cuando eleva un cuerpo pesado hasta el techo, para eso utilizaría una balanza con un delicado contrapeso en un extremo para en el otro se aplicara esa extraña fuerza, y hacerlo así en condiciones de laboratorio.

El Espiritualista cuenta que se producen sonidos de golpes en diferentes partes de la habitación cuando dos o más personas se sientan en silencio alrededor de una mesa. El experimentador científico que tiene el derecho a preguntar a estas entidades que golpeen alguna membrana tensa, y dibujar una gráfica del sonido producido.

El Espiritualista cuenta que las habitaciones y las casas se mueven, hasta romperlas, por un poder sobrehumano. El hombre de ciencia simplemente pide un péndulo para comprobar que puesto en una vitrina cerrada y sólidamente apoyada recoge alguna vibración.

El Espiritualista cuenta los objetos pesados como muebles se mueven de un lado al otro de la habitación sin que ninguna persona humana los toque. Pero el hombre de ciencia ha hecho instrumentos que dividen una pulgada en un millón de partes, y  justifica el dudar de la exactitud de las observaciones anteriores, si la misma fuerza es capaz de mover objetos pesados también será capaz de mover el índice de un aparato simple.

          El Espiritualista dice que flores con fresco rocío aparecen sobre ellos, también fruta y objetos vivos, estando las ventanas cerradas y las paredes sólidas de ladrillo. El investigador científico naturalmente si un peso adicional (que sea de 1/1000 pares de un gramo) sea depositado en un plato de un peso en equilibrio cuando está cerrado y el químico coge 1000 partes de un gramo de arsénico para sellar el tubo de cristal, tapando  la balanza, cerrada herméticamente y cubierta con agua pura.

            El Espiritualista cuenta con las manifestaciones de fuerza, que sería equivalente a muchos miles de “libras por pie”, ocurre sin que se sepa la razón. El hombre de ciencia, creyendo firmemente en la conservación de la fuerza, y ésta no es producida nunca sin un agotamiento por parte de lo que lo hace, pide a tales exposiciones de poder, que se manifiesten en su laboratorio, donde pueda pesarla, medirla y someterla a pruebas apropiadas.

Para estos objetivos y con estos sentimientos comencé a intentar resolver una pregunta sugeridas por los eminentes hombres de ciencia, que ejercen gran influencia en el pensamiento del  país. Al principio, como otros hombres que pensaron que poco podía haber sobre el asunto, creí que el tema entero era una superstición, o al menos un truco inexplicado. Incluso en este momento me he encontrado con casos en los que no puedo demostrar que sea algo más que lo dicho; y en algunos otros casos, estoy seguro que es una ilusión de los sentidos.

En ningún caso prometo entrar de lleno en el tema; parece muy difícil obtener ocasiones para el estudio, y numerosos fracasos seguramente pueden desanimar a alguien. Las personas en cuya presencia han ocurrido estos fenómenos son pocos en número, y en ocasiones para experimentar con un aparato preparado antes, es más raro todavía. Sentiría gran satisfacción si pudiera publicar y sacar a la luz cualquier cosa, y seguramente puedo decir que no me preocupa en qué tipo de cosa. Con este objetivo a la vista, apelo a cualquier de mis lectores quien pueda poseer una llave de estos fenómenos extraños a ir más lejos en la verdad, ayudándome en mis investigaciones. Que el sujeto tenga que ver con las condiciones fisiológicas extrañas está claro, y pueden llamar a estas en cierto modo “espirituales” cuando producen ciertas consecuencias en nuestras mentes. Actualmente los fenómenos que he observado tienen una explicación confusa; ya que  los fenómenos producidos por el pensamiento también son espirituales; y es una cosa que ningún filósofo ha entendido. Pero sin embargo ningún hombre los niega.

Las explicaciones que conozco, y que me han dado; tanto oralmente como en la mayor parte de los libros que he leído, están cubiertas poderosamente por la falta de ideas, tal tentativa disfraza la pobreza de éstas en palabras grandilocuentes, siendo imposible, distinguir los residuos “sólidos” con significado de los simples adornos lingüísticos. Confieso que el razonamiento de algunos espiritualistas,  casi parece justificar la severa declaración de Faraday, - que muchos perros tiene el poder de llegar a las conclusiones de manera más lógica. Sus conjeturas no hacen ni caso de las teorías de las fuerzas, que es la misma que el movimiento molecular, y ellos hablan de la Fuerza, Materia y el Espíritu como tres entidades distintas, cada una capaz de existir sin la otra;  aunque admitan que ellos a veces son mutuamente convertibles.

Ha sido mi deseo demostrar que la ciencia gradualmente está haciendo sus incursiones con personas de cuidado y exactitud. Es de fina calidad el pronunciar verdades innegables. Deje, entonces, que el nivel no se baje, dejo los juegos de palabras por la exactitud de los hechos que son comprobados; y si hay gente con la credulidad y la superstición, déjeles que se demuestren  los hechos que nos darán toda la confianza que necesitemos, hasta ahora, podemos estar seguros de que eso no cambiará. En asuntos normales, un error puede tener una vida corta, pero en el estudio de la observación de la naturaleza imperfecta puede causar un apuro infinito a miles de los resultados. El empleo creciente de métodos científicos proveerá de exactitud y el mayor amor a la verdad entre los investigadores, producirá una raza de observadores que conducirán  los residuos sin valor del Espiritualismo al desconocido limbo de la magia y la necromancia.