UN HERMOSO CASO
Un ejemplo personal de René Warcollier parece sustraerse a
estas críticas, se podría decir que constituye el prototipo de las mejores
observaciones de casos espontáneos:
“La noche del 31 de mayo, después de comer en París en casa
de M.P.L. , primo hermano de mi esposa, tomé el tren para A. y llegué a casa de
P., otro primo de mi esposa, hacia las 23 horas y treinta. Me encontraba
fatigado por el viaje y me acosté rápidamente en una habitación que ha había
ocupado otras veces cuando venía a pasar un día aquí, mi mujer me esperaba en
ella. Apenas acotado, y muy abrigado, pues la temperatura exterior era fresca y
húmeda después de varios días de calor, me acordé de lo que mi esposa me había
dicho de esta habitación, es decir, que era utilizada en otro tiempo por sus
padre, hoy ambos fallecidos, cuando venían a pasar un día en A. como nosotros.”
“Luego, después de mirar con curiosidad y conversar con mi
esposa acerca de los muebles (lo que me ocurre muy raramente), cerré los ojos y
no tardé en adormecerme. Pero antes de dormirme pensé en el psiquismo. También es
posible que la lectura de los Annales que había recibido ese día haya contribuido, aunque
inconscientemente, a prolongar mis meditaciones sobre el tema.”
“Pero, muy probablemente después de un corto sueño del que
fui arrancado cuando se acostó mi esposa, tuve la visión nítida de la
habitación, que parecía estar iluminada por una lamparilla. Al pie de una
butaca, vi con claridad un paquete bastante algo de forma cuadrangular en
vuelto en papel de embalaje amarillo y atado con un cordel cuyas extremidades,
formando rizos, se encontraban dobladas o triplicadas en la parte superior y
caían ligeramente como un manojo. Al mismo tiempo dije. “¿Qué es ese paquete?”
Mi esposa me respondió: “¿Qué paquete?” Se lo describí pero al mismo tiempo me
di cuenta de que no existía. Mi esposa, muy interesada, me explicó que
efectivamente por la tarde había sido depositado un paquete junto a la butaca y
que coincidía perfectamente en dimensiones, forma, color del papel, y nudo, que
era doble, con mi visión. Lo habían llevado a mí habitación por error.”
“La historia del paquete es interesante. Por la tarde el
señor P. había visto al señor L., quien le había entregado el paquete que
contenía un enorme manojo de espárragos. P. debía encontrarse con mi esposa en
París al salir el tren; pero ella lo perdió
y tomó el siguiente. P. que había mandado pedir un vehículo en A. para
mi esposa, dejó en la estación de llegada, el paquete en el vehículo. Cuando mi
esposa llegó a casa de P., subieron el paquete junto con su valija a la
habitación y lo depositaron en el lugar
donde yo lo vi; pero después de varias horas se percataron del error y lo
bajaron a la cocina. Luego mi esposa me confesó que había estado intrigada por
ese paquete (ignoraba que cometía espárrago). Se podría decir que al cenar por
la noche en casa de L. yo había sabido del encuentro que éste había tenido con
P. , sabiendo también que comería espárragos provenientes de L. Es muy probable
(aunque no lo recuerdo en absoluto) que éste me haya dicho que se lo había dado
para llevarlos a P. También podría haberme descripto el paquete. Pero lo que no
podía decirme es que el paquete sería subido por error con el equipaje de mi
esposa a la habitación, y depositado junto a la butaca.”
“El conocimiento del lugar ocupado por el paquete está
reforzado por el de su forma, color, dimensiones, etc.; y no se debe a un
recuerdo olvidado. Debe notarse que la idea de un manojo de espárragos nunca me
hubiera hecho pensar en una caja rectangular. Precisamente el manojo había sido
puesto en una caja de cartón para no evocar la idea de un paquete de
provisiones en las personas que pudieran encontrar a P.”
“Creo que el hecho debe ser considerado supranormal”.
Robert Amadou – la parapsicología. Capítulo 2