HIPÓTESIS ESPIRITISTA
- Charles Richet –
No se puede negar que algunas veces la hipótesis espiritista
es más cómoda que otra alguna para explicar los hechos con facilidad. Sin embargo,
no me propongo iniciar en estas páginas discusión alguna, que ya desarrollé en
mi Tratado de Metasíquica, y en Cartas abiertas a Oliverio Lodge.
Permaneceré en el dominio – quizá mezquino- de la
experimentación.
Primeramente, la hipótesis de una vibración desconocida – de
la realidad – no la niegan en absoluto los espiritistas para explicar muchos
casos en que no puede acudirse a la intervención de los difuntos. En cambio,
para expliar otros llegan a mucho más lejos que yo. Esto es todo.
Si Mad. Piper –dicen- habla como habrían hablado los amigos
de Jeorge pelham, es porque éste encarnó a Mad. Piper, y sólo esta encarnación
permite dicha médium revelar los nombres de aquellos.
Para los espiritistas, es el propio Pelham quien habla.
No discuto esta hipótesis. Me limito a manifestar que Mad.
Piper posee sobre ciertas realidades, nociones que los sentidos normales no
podrían proporcionarle. Me ciño a la comprobación de las mismas, sin importarme
que sean provocadas por vibraciones de realidades pretéritas o por la
encarnación de Pelham.
Sir Oliverio Lodge y Bozzano me reprochan que me detenga a
mitad del camino.
Sea. Pero no me preocupo de avanzar en terreno movedizo.
Con mayor motivo porque en ciertos casos, y no contados,
sino todo lo contrario, no hay necesidad alguna de invocar la hipótesis
espiritista. Por ejemplo, cuando escribí la palabra TOI en un trozo de papel,
que guardé después apelotonado en mi mano, y Ossovietski respondió: TOI, y
habéis trazado dos tildes en la t; no podría suponer ni por asomo que el
espíritu de un difunto - ¿cuál? – fuese cual fuese, le hizo semejante
revelación.
No obstante, para no prolongar esta discusión, podríamos
clasificar los hechos de la manera siguiente, desde el punto de vista
espirítico:
1º Casos en los cuales se puede admitir indiferentemente la
hipótesis espirística o la hipótesis de la vibración de una realidad. Entran en
este grupo todos los sueños y alucinaciones verídicas. La hipótesis del sexto
sentido no está en desacuerdo con la hipótesis espiritista.
2º Casos poco numerosos en los cuales la hipótesis del sexto
sentido puede ser una explicación, pero la hipótesis espiritista resulta más
cómoda.
3º Casos numerosísimos, los más considerables seguramente,
en los cuales hipótesis espiritista alguna puede ser invocada sensatamente, y
no tiene otra explicación que admitiendo un sexto sentido, o sea la percepción
de ciertas vibraciones – desconocidas – de la realidad.
He ahí, pues, los motivos que me impulsan a no dar fe a la
hipótesis espiritista.
¡Quién sabe si algún día rectificaré! Pero, hoy por hoy, la
tengo por improbable, pero está en contradicción – aparente por lo menos – con los
datos más precisos de la Fisiología, mientras que la hipótesis del sexto
sentido es una noción fisiológica nueva que no contradice nada de cuanto dicha
ciencia nos enseña.
Por consiguiente, aunque en ciertos casos raros, el
espiritismo da una explicación aparentemente más sencilla, no puedo resolverme
a admitirla.
Cuando se habrá profundizado en la esencia de esas
vibraciones desconocidas dimanantes de la realidad – realidad pretérita, realidad
presente, y quizá realidad futura -, se les concederá sin duda una importancia
excepcional. La historia de las ondas hertzianas está patente para demostrarnos
la ubicuidad de las vibraciones del mundo exterior, imperceptibles para nuestros
sentidos.
Nuestro Sexto Sentido