PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN
- H. A. V. Green -
La importancia del carácter del testimonio es inusual y obvio. La
educación del testigo ante un hecho científico es igualmente importante.
El Dr. T. Glen Hamilton por el carácter y la educación fue
calificado para el trabajo exigente de la investigación psíquica. Un canadiense
de nacimiento pero de linaje escocés. Su niñez la pasó en una granja aislada
cerca de lo que es ahora la ciudad de Saskatoon en Canadá occidental. En
posteriores años fue Presidente de Junta Escolar de Winnipeg y de la
Asamblea Legislativa de Manitoba. Así, a su cuidado nativo le fue agregado la
dureza que viene de los pioneros, quienes tienen que enfrentarse con todas sus
fuerzas a la naturaleza, y el escepticismo a un conocimiento de primera mano en
asuntos públicos que pueden aparecer. Era de convicciones religiosas profundas.
Fue el alcalde de Kirk y un hombre respetado, moderado e independiente.
De su educación científica se puede
decir que era doctor de Medicina en la Universidad de Manitoba, y Miembro del
Colegio Americano de Cirujanos. Fue conferenciante en la Clínica de Cirugía y
su Alma Mater. Fue reconocido como un experto cirujano, y además trabajó en las
salas públicas del Hospital General de Winnipeg y tuvo una práctica privada
extensa. Estuvo por un tiempo como Presidente de la Asociación Médica de
Manitoba y durante muchos años fue Consejero Ejecutivo de la Asociación Médica
de Canadá.
Como podría esperarse de este hombre,
sus observaciones en el campo de lo psíquico fueron siempre cuidadosas y
exactas. El testimonio de este testigo no debe pasarse desapercibido.
Soy bien consciente de que una lección
importante puede ser aprendida de la contemplación de las reglas de la evidencia,
y es la fiabilidad de los testimonios humanos. Demasiado a menudo obligan a
abogados a darse cuenta de la fragilidad de sus prójimos como registradores de
hechos y acontecimientos.
Hace algunos años, dirigiendo la
Sociedad para la Investigación Psíquica de Winnipeg, dije:
“... con el trabajo científico, la
prueba completa de un hecho es requerida. Donde un experimento puede ser
repetido indefinidamente por
cualquier número de experimentadores y el mismo resultado siempre es obtenido,
entonces puede afirmarse científicamente, que es demostrado por tal o tales
causas, porque tal resultado siempre seguirá produciéndose.”
“... esto es uno de los presuntos
grandes escollos para los científicos cuando se acercan al tema de la
metapsíquica. Los resultados no son siempre los mismos, en idénticas
condiciones. Pero desde luego, la falacia
se debe a que probablemente las condiciones no son siempre idénticas.
Cuando más se conozca sobre las leyes que gobiernan los fenómenos psíquicos, sin
duda será más posible asegurar las condiciones esenciales, y se obtendrán
fenómenos con el mismo resultado”.
“... durante siglos los hombres sabían
que las nubes se juntaban en los cielos y que en esa ocasión habría truenos y
relámpagos y en otras ocasiones no, y no podían encontrar porque era así. Estoy
convencido, sin embargo, que nadie pensó en contar al hombre cuya choza había
sido golpeada por un relámpago que se había tratado de un sueño o que le había prendido
él mismo fuego, o que había sido una alucinación y que su choza realmente no
fue dañada en absoluto. La huella digital y la fotografía son resultados de
impactos físicos similares a los de la choza dañada, y hacen un llamamiento a
los científicos para decirles que los fenómenos ocurren, y que si no ocurren es
porque no siempre pueden ser producidos.
“... el conocimiento de la verdad de los
fenómenos no es dependiente del conocimiento de cómo estos fenómenos pueden ser
producidos.”
Fenómenos psíquicos notables y semejantes
han sido observados en diferentes partes del mundo por Crookes, Richet,
Schrenck-Notzing, Geley, Price, Crandon y otros observadores competentes. El
Dr. Hamilton observó acontecimientos del mismo orden. Para establecer, como
primer paso, que estos fenómenos realmente ocurren.”
El Catedrático Henry Sidgwick durante la entrega de presidencia,
en la primera reunión de la Sociedad para la Investigación Psíquica [Society
for Psychical Research (S.P.R)], dijo:
“... en cuanto a la pregunta de la credibilidad, el punto
importante a tener en cuenta es que cada testimonio adicional tiene un nuevo crédito
que aportar, y es un beneficio importante. Aunque su crédito solo sea poco
probable, basta para la demanda hecha sobre ello, y eso ayudará.”
Charles Richet ha resumido su posición en Thirty Years of Psychical Research (traducido por Stanley De Brath)
en la página 468:
“Sin duda es posible que yo pueda estar univocado, pero también estarían
equivocados Crookes, De Rochas, Aksakoff, Myers, William James, Schiaparelli,
Zollner, Fechner y Oliver Lodge. Es posible que un día un inesperado experimento
pueda explicar nuestro engaño prolongado de manera simple. Puede ser; pero
hasta que no se demuestre que ha sido una ilusión, demando que la realidad de
estas materializaciones debe ser aceptada...”
Glen Hamilton es un importante “testimonio” adicional.
Cito otra vez al profesor Sidgwick (en la cuarta reunión general
de la S. P. R.)
“... Todos los registros de los experimentos dependen en última
instancia de la probidad y la inteligencia de las personas que los registran.”
El Dr. Hamilton era un hombre de probidad y de inteligencia. Esta
fue la razón para dejar una profunda impresión sobre los médicos y sobre el
público general de Manitoba, cuando comentó sus testimonios de los fenómenos
psíquicos.
Cuando murió no sólo fue el número de los que llenaron la iglesia
para su funeral, o la imposibilidad de encontrar un lugar dentro, sino que se
paró todo hasta que finalizó el servicio, fue un homenaje impresionante para su
posición en la comunidad donde había trabajado largo tiempo. Ese homenaje
estuvo en la larga procesión de caras de ricos y pobres que marcharon delante
de su ataúd en la iglesia. La pena de muchos fue expresada. Fue entonces cuando
me di cuenta completamente por qué los resultados de los experimentos del Dr.
Hamilton nunca habían sido desafiados seriamente en Manitoba por ningún miembro
de su profesión ni por ningún ciudadano.
Esto no fue sólo debido al cuidado escrupuloso que tomó para
evitar la posibilidad de fraude consciente o inconsciente. No sólo fue por su
técnica y enfoque científicamente correcto. Fue también porque era un hombre de
palabra.
El Dr. Hamilton publicó los registros de algunos de sus
experimentos, y había sido su intención publicar la enorme colección inédita de
registros y apuntes de los fenómenos que había observado. La repentina muerte abortó
el proyecto.
El Sr. J. D. Hamilton ha asumido la tarea de editar los apuntes de
su padre. El Sr. Hamilton ha tratado este material como datos científicos y no
como tema de interés emocional o religioso.
El problema de explicar la naturaleza, tanto objetiva como
subjetiva, de Elizabeth M. en sus fenómenos de trance ha sido manejado clara y
explícitamente. La reducción a una exposición concisa e interesante de la
acumulación de observaciones y apuntes hechos durante aquellos trances habría
confundido mucho, pero los capítulos en los cuales el Sr. Hamilton ha dado un
relato de esta médium y sus fenómenos son para mí una evidencia de sus cualidades
de precisión, claridad, y concisión con que ha completado su tarea.
Los capítulos que tratan de los fenómenos asociados a Mary M. son
relatos sinceros de hechos que ocurrieron.
Aunque no pueda darse aún ninguna explicación a lo observado durante
las materializaciones, es de extrema importancia que los hechos recogidos con
cuidado sean registrados, para que cuando algún futuro Newton o Einstein aparezca,
pueda tener una base sólida para aplicar las leyes que gobiernan los fenómenos,
y estoy convencido que el genio aparecerá.
Para concluir déjeme citar a Frederic Myers:
“Recurriré a una valiente metonímia, y hablaré de la gran variedad
de incurrencia en la cual, cada hombre por separado sostiene una figura de la
gran piedra de Éfeso que cayó de manos del dios Júpiter. El fiel proclamó que
la maravillosa caída tenía esa finalidad– ese pensamiento hizo que los
librepensadores lo ridiculizaran. Pero de dónde había caído la piedra – cómo grande
fue la trayectoria cósmica que realizó y por qué. Tal vez muchos trabajadores
podrían haber conseguido pequeños trozos de meteoritos y haberlo juntado en una
gran piedra, y daría la impresión de que ese gran meteorito llegó allí mediante
una impresionante energía y con ayuda de la ley universal (1)
Glen Hamilton trabajó largo tiempo reuniendo resueltamente granos
de polvo del meteorito que algún día revelarán su significado cósmico.
(1) F. W. H. Myers, "Human Personality and its Survival of Bodily
Death" (Ed. 1920), Vol. 2, p.307.
INTRODUCCIÓN, PREFACIO, CONTRAPORTADA, C1, C2, C3, C4, C5, C6, C7, C8, C9, C10, C11, C12, C13, C14, C15, C16, C17