CAPÍTULO 2: GENERALIDADES
- T. Glen Hamilton-
SECCIÓN 1
La precedente revisión introductoria fue
escrita por el Dr. T. Glen Hamilton unos meses antes de su muerte, el 7 de
abril de 1935. Contiene los comentarios de apertura de una exposición que trata
de sus investigaciones en teleplasmas y la aportación de sus conclusiones sobre
el enigma de la supervivencia. Debía haberlo leído ante la Sunday Winnipeg
Medical en la reunión de abril.
Aunque su exposición no hizo ninguna
referencia extensa a su propio trabajo, las líneas principales de su interés
son evidentes. Éstas siguieron dos caminos para aclarar aspectos relacionados
con el tema: el problema y la naturaleza de a) las fuerzas físicas y los
productos biológicos que él había observado y había registrado; b) de las
inteligencias psíquicas, las que en su experiencia invariablemente acompañaron
los fenómenos psíquicos.
Su educación religiosa ortodoxa y la formación médica convencional
le han hecho muy reticente a la idea de que las personas fallecidas pueden ser
relacionadas con los fenómenos. Cuando comenzó su estudio serio de
acontecimientos psíquicos, su objetivo exclusivo había sido investigar la
telecinesia. Después de unos años de observación de telecinesias y otros
fenómenos con la médium Elizabeth M. que él había visto hacia 1922, no sólo
había reforzado su creencia en la validez de la investigación, sino que además se
había convencido de que allí no debía rechazarse a priori ninguna respuesta a
las preguntas surgidas, por muy extrañas o repelentes que fueran. Para entonces
había comprendido la importancia de ambos aspectos del tema, ya que mientras
sus estudios iniciales ofrecieron poco para apoyar la teoría de la
supervivencia, tampoco había una razón suficiente para rechazarla.
Desde 1922, los médicos que compartían su interés, y solicitaban y
recibían invitaciones para participar en las observaciones de experimentos con
Elizabeth M., lo fueron instando a que, un poco a regañadientes, accediera a
presentar un documento sobre sus investigaciones a la Sociedad Médica de
Winnipeg, en abril de 1926. En éste, su primer informe público, esbozó las
conclusiones de un período de cuatro años de estudio de las telecinesias con
Elizabeth. Esos resultados fueron ampliados y repetidos, incluso antes por el
trabajo de Crawford (1,1a) que no se
discute aquí.
Hacia 1923 el potencial psíquico de Elizabeth se había evolucionado
hacia una segunda dirección: el trance profundo espontáneo. Esto se hizo
presente de manera regular en las sesiones semanales, de manera que además de
los fenómenos de telecinesia, esta segunda rama sería una excelente oportunidad
para que el Dr. Hamilton pudiera observarlo de manera cercana durante los
siguientes cuatro años y registrara sus reacciones. Muchas de estas reacciones
de trance –discurso, escrituras, visiones- fueron relacionadas con vidas y
actividades de ciertos individuos que estaban muertos, y en particular, la vida
y escrituras de Robert Louis Stevenson. Cuándo un porcentaje muy alto de tales
hechos fueron verificados por investigaciones literarias cuidadosas e intensivas,
las preguntas surgieron: ¿como justificarlos? ¿era suficiente el concepto de memorias
de los vivos? ¿o sería necesario dar un gran salto hacia delante y mirar hacia
la hipótesis espiritualista para dar una solución satisfactoria?
El trabajo subsecuente en el campo de los fenómenos psíquicos
suministraría una posible respuesta.
En 1928 una segunda médium, la Sra. Mary Marshall
(identificada en este informe como Mary M., y más tarde como “Alba”) se unió al
grupo de Hamilton. Pasados unos meses su capacidad psíquica latente comenzó a
manifestar en su presencia fenómenos psíquicos de lo más raros, como los
teleplasmas. Invariablemente estas protuberancias fueron acompañadas por el
funcionamiento de una inteligencia autónoma que mostró continuamente lo que
llamaremos actividad intencional. En el informe, esta
inteligencia era bastante objetiva sobre la aparición incomprensible de las
materializaciones. Como tales fenómenos excedieron nuestro entendimiento desde
cualquier punto de vista concebible, claramente se hizo necesario hacer alguna
suposición en cuanto a su fuente. Aunque la admisión de la existencia de una
inteligencia supernormal era insuficiente al considerar los aspectos biológicos
de estos fenómenos, el trabajo con Mary M. exigió inevitablemente la aceptación
de una inteligencia que funcionaba independientemente de las propias
capacidades de la médium.
Enfrentado con este enigma, el Dr.
Hamilton ahora admitió una seria consideración sobre la hipótesis
espiritualista.
Un examen de las propiedades biológicas
teleplamáticas de Mary M. estableció ciertos puntos: la realidad de la
sustancia fue reafirmada; hubo muchas semejanzas entre los productos de Mary M.
y aquellos observados por investigadores anteriores, que se hicieron evidentes;
en muchos casos fue posible conocer alguna noción sobre los complicados mecanismos
de su producción.
Los datos que llevan a una consideración
sobre la hipótesis espiritualista fue visto de manera inversa, llegaron primero
de los productos de Elizabeth M. que en un punto podrían ser interpretados
adecuadamente por la teoría de la supervivencia de la memoria. Estos fueron
seguidos por los fenómenos de Mary M. dentro de los mismos está la evidencia
relativamente pequeña contenida de la realidad del conocimiento de los muertos;
mas teniendo en cuenta su evidencia interna ellos tuvieron insistentemente
respuestas para postular una inteligencia independiente de la del médium.
Por esta razón este estudio se presenta
de manera inversa a su aparición cronológica. La primera sección hablará de los
teleplasmas de Mary M., con énfasis en la actividad intencional de varios
controles o inteligencias extrañas durante el trance. La teoría de la
supervivencia será presentada más tarde en la discusión sobre los productos del
trance de Elizabeth.
SECCIÓN 2
Técnicas
experimentales y miembros del Grupo.
Una
sesión puede ser descrita de manera muy simple.
Un grupo de gente se sienta en una habitación a oscuras. Unen sus
manos; después de unos minutos uno o más de ellos pasan a un estado parecido al
del sueño. Esto es el trance. Puede mostrar varios automatismos, como la
escritura o visiones, o el discurso. Esto ocurre cuando la propia voz,
generalmente se diferencia bastante de aquella que tiene el médium de manera
habitual. En el caso de Mary M. durante la sesión, la personalidad primordial,
identificada como “Walter”, con frecuencia dirigía sus comentarios al Dr.
Hamilton, dando instrucciones exactas para la fotografía y otros
procedimientos. A menudo hablaba y bromeaba de manera informal con los miembros
del grupo. De vez en cuando la sesión entera pasaba en silencio, con sólo unas
palabras de “Walter” al final de la sesión. Otros controles del trance, de
manera particular, eran diferentes de “Walter”, y también hablaron de vez en
cuando.
El grupo de Hamilton cooperó con los directores invisibles en una cantidad
considerable de asuntos sobre técnicas durante la sesión. Verdaderamente, la
actitud del grupo hacia las inteligencias del trance fue definitivamente una
parte importante de la hipótesis de trabajo para la completa investigación. Fue
así: aceptaron cualquier condición que creían necesaria, para permitir que
ocurrieran los fenómenos, mentales o físicos; registraban todas las
observaciones durante la aparición del fenómeno; y basaban sus opiniones únicamente
en los registros.
Él único instrumento con que el Dr. Hamilton solió registrar los
teleplasmas y los estado de trance fue la fotografía de flash. Uno podría
pensar que él podría haber usado su propio criterio para la elección de las
distancias focales o el tiempo de exposición. Pero resulta patente que la
entera cooperación con ellos, le aseguró muchas más fotografía de teleplasmas
que de otra manera no hubieran sido posible. Él escribió:
“Nuestra habitación experimental estaba continuamente cerrada y
absolutamente en la oscuridad, excepto por el empleo de luz roja, que siempre
era necesaria. Antes, o poco después de que las sesiones comenzaran, las
cámaras eran abiertas sin la pletina de las placas. Eran dejadas abiertas hasta
que una exposición hubiera sido hecha o que la sesión hubiera terminado. Esto unido
al hecho de que el flash se liberaba por un botón sostenido en mi mano y unido
a un dispositivo de disparo eléctrico, hecho para exponer las placas en un
determinado momento.”
“Una pregunta surgirá: ¿Cómo sabríamos a dónde enfocar las cámaras
y cuándo liberar el flash? Asombrosamente, días, semanas y a veces meses antes,
fuimos informados por la entidad principal del trance qué fenómeno con toda
probabilidad aparecería. Podría estar cerca de Mary M, en la cara, a la
izquierda, a su derecha, en algún punto dentro del gabinete o un punto cerca
del centro de la habitación. Cuando se obtienen sólo dos fotografías con malos
resultados de un total de sesenta, se entiende que el procedimiento es apoyado
por los resultados experimentales...” (2)
Walter
a menudo solicitaba canciones con melodías conmovedoras con las que los mediums
en trance se movían rítmicamente. El canto se practicaba con regularidad durante
las sesiones. Más allá de una pérdida imaginaria de la dignidad en la
investigación científica, esta técnica es perfectamente admisible. De verdad,
parecía ser una ayuda distinta en el establecimiento de la rutina de las
sesiones, dirigida a la reducción al mínimo de las inhibiciones naturales del
médium para la aceptación del trance. Es probable que por el hábito adquirido
los mediums formaran una asociación con la música que les agradaba, y que esta
música usada en en forma idéntica en cada sesión, ayudara para el inicio del
trance.
En cuanto al inicio del trance, debe ser acentuado que ni el Dr.
Hamilton, ni cualquier otro miembro del grupo intentaron inducir el estado de
trance por cualquier medio en absoluto, incluyendo todas las falsas ideas
populares evocadas por la palabra ‘concentración’. Al grupo le interesaba que
el inicio del trance fuera espontáneo, aunque esto condicionara el sentido y el
ajuste de la sesión como ya ha sido indicado.
Walter insistió que los asistentes unieran las manos en forma de
cadena durante todo el tiempo de la sesión, explicando que no sólo era una
técnica necesaria contra el fraude sino que ayudaba a que se produjeran los teleplasmas.
El grupo generalmente lo formaban diez personas. A través de los
años, participaron aproximadamente unos 30 individuos. Aquellos que asistían con
frecuencia son mencionados brevemente en este registro. El Dr. Hamilton era reconocido
como el investigador principal. Estrechamente asociado con él, y activa en un
sentido no psíquico, estaba su esposa Lillian. De vez en cuando ella actuó como
registradora en la sesión, e hizo todo el trabajo complicado de secretaria para
clasificar y analizar los escritos y las fotografías. Tuvo gran cantidad de
productos de Stevenson a través de Elizabeth M. y tuvo que verificar la
correspondencia con los trabajos literarios de R. L. Stevenson. Ella ayudó al
Dr. Hamilton a preparar muchos
informes y artículos.
Otro miembro no-psíquico fue el Sr. H. A. Reed, un
ingeniero de teléfonos que tenía un puesto responsable en el Sistema de
Teléfonos de Manitoba. Entre otras cosas contribuyó considerablemente a la
construcción y el mantenimiento del equipo fotográfico.
El hermano del Dr. Hamilton, el Dr.
James A. Hamilton, era un miembro en todos los sentidos. Era observador médico
y controlador principal de la mano derecha de Mary M. durante los experimentos
de teleplasmas.
El Sr. W. B. Cooper, un hombre de
negocios quien se unió al grupo a finales de 1927, fue el controlador principal
de la mano izquierda de la médium.
La Srta. Ada Turner, M. A., jefa del Departamento
de Inglés de las escuelas secundarias de Winnipeg, comenzó a trabajar a mediados
de 1920. Tenía la responsabilidad de buscar y vigilar a Mary M. antes de cada
sesión.
Ninguno de estos miembros del grupo tuvo
ninguna intención específica consciente hacia la producción de los teleplasmas.
Esta declaración se extiende también a
las mediums. Elizabeth M., la primera médium con quien el Dr. Hamilton
investigó, será considerada más adelante en este informe.
La segunda médium, la Sra. Marshall (conocida
en los registros como ‘Mary M.’ o ‘Alba’), era de familia escocesa e irlandesa.
Había venido con su marido y tres niños desde Escocia a Winnipeg un poco
después de la Primera Guerra Mundial. Las circunstancias de su vida temprana fueron
tales que había tenido pocas ventajas educativas, pero era sin embargo una
mujer inteligente y capaz. Dentro de los límites de la habitación evité todo
aquello que pudiera llevarla a lo que se llama ‘sugestión’. Ella era
equilibrada, alegre, una persona trabajadora que se precia, dedicada a la
familia y a la iglesia, con una buena perspectiva en la vida, y estimada por
todos los que la conocían. Capaz de “ver” y “oír” desde niña cosas que no podía
comprender, pareció demostrar su mediumnismo físico incipiente desde bastante
temprano. Durante algunos años antes de unirse al grupo, había sido controlada
por varios presuntos comunicadores. Sin embargo, esta condición parece haber
sido superficial, y puede aceptaarse razonablemente que su desarrollo y su
total madurez de facultades sucedieron bajo la vigilancia del Dr. Hamilton.
En enero de 1928 ella se hizo miembro
regular, y pronto mostró una entrada profunda en trance que ya había
desarrollado parcialmente. Su clariaudiencia y clarividencia a estímulos
extrasensoriales aumentaron. Junto a estos nuevos acontecimientos apaareció una
nueva personalidad de trance, que tanto Elizabeth M. como Mary M. reclamaron
verla y conocerla. La describieron como un joven rubio, de ojos azules, con un
humor travieso, totalmente diferente de cualquier otra personalidad psíquica
que ellas alguna vez hubieran encontrado.
Hasta este punto Elizabeth había sufrido
acontecimientos de telecinesis y trance profundo en la mayor parte de cada
sesión. Las semanas pasaron, gradualmente conforme el tiempo pasaba Mary M. se
desarrollaba hasta que ocupó casi las dos terceras partes del tiempo total de
la sesión. Hacia el 15 de marzo de 1928, el Joven Hombre Rubio hizo su primera
demanda de cooperación activa:
“Mary M. entra en el gabinete después
del turno de Elizabeth en la sesión. En este momento ella comienza a reírse
calurosamente. Dice que ve al joven rubio que fue tan travieso en la sesión
anterior. Se ofrece a la observación y dice que puede ser serio a veces ¡Otra
vez ella se ríe y dice que el hombre dice ‘ella deber hacer su cosas!¡Ella le
ve jugando con un silbato de estaño de alguna clase, lo oye comentar que su
gaita está ‘rota’! ¡Ahora ella lo ve reparando un timbre. Ahora muy serio le
dice que oirá esa campana. Ahora él se ríe y dice algo sobre el whisky escocés.
¡Él dice ‘somos tan escoceses que el brezo crece hasta afuera de nuestras
orejas!’
T. G. H. pregunta dónde debe ser colocada
la campana. La respuesta fue:
‘En cualquier parte del gabinete’”
A los pocos días el
Dr. Hamilton había construido una caja con una campana similar al diseño usado
por la Scientific American en los experimentos del Dr. Crandon con la médium
“Margery”. (En resumen, una caja de 6 pulgadas de profundidad, de madera,
contiendo dos pilas eléctricas, conectadas a la campana. La tapa estaba unida a
un resorte. De manera que para que la acmpana sonara había que cerrar el
circuito presionando la tapa, que requería un peso mínimo de 10 gramos)
El 2 de abril, F. Y. M. [iniciales de
“Fair Young Man”, en español, el “Joven Hombre Rubio] se le apareció a Mary M.
en su casa, y le dijo que su nombre era “Walter”, y que fue hermano y control
de “Margery”. Mientras tanto, el Dr. Hamilton había colgado la caja con la
campana con una cuerda pesada dentro del gabinete, más allá del alcance de las
médiums y de los asistentes. El 11 de abril, F. Y. M. habló a Mary M. desaprobando
la posición de la caja, insistiendo en que su pusiera más lejos del alcance, en
un estante. Todavía con poco interés, T. G. Hamilton puso la caja sobre la mesa
de la sesión. El 18 de abril ésta sonó dos veces y Mary M. oyó que Walter dijo:
’A no ser que la caja sea colocada sobre un anaquel como solicité, no volveré a
hacerlo otra vez!¡Ellos no le creerán!¡Dijeron que mi hermana hablaba por los oídos!
Esta declaración, implicaba un íntimo reconocimiento del fenómeno de voz
Margery-Walter, el escepticismo algo prolongado del Dr. Hamilton fue dañado, y
por primera vez él sintió como si hubiera una cooperación activa. Por último,
construyó un estante en la pared del gabinete, colocó la campana con la caja y
el 25 de abril sonó repetidas veces por medios aparentemente supernormales. El
Dr. Hamilton estuvo ausente de la sesión por tener que asistir a una conferencia
médica. Al comentar acerca del éxito del timbre, Walter-Mary M. dijo: ‘¡compadezco
al Anciano que no está aquí! ¡Él no lo creerá!’
Desde entonces el sonido de la campana ocurrió
a menudo. El Dr. Hamilton después propuso fotografiar la caja de la campana y
su ambiente inmediato al momento que la campana sonaba. A esto Walter estuvo de
acuerdo y sugirió que la exposición fuera hecha a una señal acordada, que sería
un golpe de la campana. Esto fue hecho exactamente como fue acordado el 4 de
junio de 1928.
Después de un descanso de vacaciones de
verano, los experimentos fueron reiniciados en agosto. Una fotografía del 5 de
agosto de 1928, revela no sólo las circunstancias del fenómeno, también muestra
una masa blanca retorcida, colgando curiosamente de los orificios de la nariz
de la médium (Ver placa 9).
Mientras Mary M estaba por lo general
bastante dispuesta a asistir a las sesiones, no fue raro que durante los años
expresara su deseo de retirarse. Cuando estos caprichos para cooperar aparecieron,
se tuvo que hacer mucha persuasión para mantenerla con asiduidad, tan necesaria
para obtener resultados satisfactorios. Su actitud era comprensible. Ella,
igual que otros mediums, la mayor parte de cada sesión no pensaba literalmente
en nada. Raras veces recordaba lo que había ocurrido, y nunca le permitieron acceder
a los registros de la sesión. El tiempo gastado en una sesión era un hueco en
su vida normal. Sin duda ella a menudo encontraba las sesiones aburridas; y en
algunos casos ella se cansaba bastante. Con frecuencia sólo las súplicas serias
de los miembros del grupo, y a veces del mismo Walter (cuyas palabras eran
repetidas al final de la sesión) la disponían a volver al punto. En tales casos
es interesante notar la actitud de Walter que parecía ser completamente opuesta
a la sostenida por Mary M. Ella deliberadamente y activamente no compartió la
intención específica de Walter, de producir teleplasmas. Como otros miembros
del grupo, ella compartió sólo de manera pasiva los sucesos.
Aquí mencionamos a otros dos asistentes que
llegarían a ser mediums. Primero la Sra. Susan Marshall, cuñada de Mary M.,
conocida en los registros como “Mercedes”. Ella también había llegado a Canadá
desde Escocia con su marido y los niños, poco después de la Primera Guerra Mundial.
Por poco tiempo había funcionado como una médium de trance, tanto en Escocia como
más tarde en Canadá. Era una persona sumamente agradable. Walter demandó que
podría ‘usarla’, por lo visto en conexión con la producción de teleplasmas, y
el Dr. Hamilton acordó invitarla para unirse al grupo. Una vez ella se unió con
Mary M. como grupo de mediumnismo físico, tales facultades psíquicas. Una vez
que ella se unió en el mediumnismo con Mary M., las facultades psíquicas que
había mostrado antes desaparecieron, y fueron reemplazadas por otras funciones en
el trance. “Mercedes” tenía motivos inmediatos para unirse al grupo. Tres
personalidades operaron en su trance: Walter; “Lucy” aparecía con regularidad,
y mostraba características personales coherentes; y “Katie King”, con
frecuencia después de 1930. Estas tres personalidades demostraron marcadas
diferencias individuales, entre sí y con respecto a la médium. Los tres compartían
con Walter-Mary M. las intenciones de producir resultados experimentales.
Otro asistente que se desarrolló como
médium de trance se ha retenido su nombre por motivos personales. Conocido en los
registros inicialmente como “el Muchacho”, Walter más tarde le otorgó el nombre
de ‘Ewan’. Él es un universitario con una profesión. Poco después de unirse al
grupo en 1928, de improviso se encontró mostrando tendencias a pasar a un
estado de trance. Mientras él permitía estos trances, al mismo tiempo
deliberadamente y activamente mantuvo una actitud muy crítica hacia sí mismo y
hacia los productos de trance de otros mediums, poniendo en duda su valor
intrínseco y acumulando mofas irónicas sobre muchas de las formas más extrañas
de teleplasmas formados. El aceptó el teleplasma como verdadero, porque no
podía ser de otra forma, porque fueron registrados en el cuarto de la sesión
bajo condiciones de control.
La actitud crítica de Ewan hacia su
propio trance hizo su inserción y mantenimiento muy difícil. Los registros de
las sesiones muestran muchas evidencias de la lucha entre Ewan normal y Ewan en
trance – con los controles – Walter y “John King” .A pesar de este conflicto,
estas inteligencias dieron muchas evidencias buenas para compartir con Walter –
Mary M. el objetivo específico de producir teleplasmas.
En las propias palabras del Dr. Hamilton
se resume la actitud del grupo entero:
“Antes de recopilar los hechos
necesarios para describir los fenómenos de Winnipeg, deseo declarar que en
todas las investigaciones yo tuve la ayuda capaz e infatigable de un número de
hombres y mujeres de esta ciudad cuya categoría como profesionales de
diferentes ramas es de lo más grande. Déjeme también decir que los mediums
cuyas facultades han hecho posible el éxito en estas investigaciones, tuvieron primero
la paciencia sin reservas de su tiempo utilizado, con el único interés por la
verdad, sin recompensa de ningún tipo. En relación al estado en que ingresamos en estas
investigaciones, fueron activadas completamente por un espíritu de curiosidad
por conocer los hechos que observamos. Los sentimientos y creencias religiosas
no jugaron ningún papel...”(3)
SECCIÓN 3
Placa 1a : Diagrama mostrando la
habitación durante una sesión de experimentación con
Mary E. (Foto de Walter Falk (c))
En toda la experimentación del Dr. Hamilton, fueron mantenidas
exigentes técnicas contra el fraude. No es nuestro objetivo insistir sobre la cuestión
del fraude, ya que en las condiciones impuestas a Mary M. el fraude no pudo existir y de hecho no existió. Además, la
complejidad del mediumnismo físico, la naturaleza y las reacciones de los
estados de trance y las evidencias internas mostradas por los mismos
teleplasmas, todo indicaba que nosotros tratábamos con una cantidad de hechos
que se entrelazaron de manera que era imposible simularlos, y que la sugerencia
de fraude era algo teóricamente inaceptable, de acuerdo a la verdad empírica descripta.
Sin embargo, la acusación de fraude ha sido asociada a la investigación
psíquica durante mucho tiempo – a veces con justa razón – por lo que el Dr.
Hamilton instituyó técnicas rutinarias que garantizaban la exactitud de
observación y la ausencia de fraudes.
La habitación de la sesión fue situada en un segundo piso en la
casa del Dr. Hamilton. La placa 1a muestra su arreglo general. El mobiliario
consistió en simples sillas de madera, una mesa normal no barnizada, construida
después por la sugerencia de los textos de Crawford (4), un fonógrafo eléctrico montado sobre un estante detrás en la
habitación, un gabinete de tres lados sin techo, de madera. Las dos ventanas de
la habitación fueron bien cerradas con pasador por dentro. La puerta fue
cerrada entre con llave las sesiones, y con llave y con cerrojo desde dentro
cuanto estaba realizándose la sesión.
La placa 1b muestra el equipo fotográfico. Incluía varias cámaras
que usaban placas de 5 x 7; dos cámaras estereoscópicas; una cámara empotrada
con un objetivo de gran angular; un equipo con una lente de cuarzo. También se
observan los dispositivos de flash que podían ser disparados eléctricamente con
una serie de tres botones. Al principio se usó el flasn de magnesio; más tarde
fue substituido por lámparas de flash de la velocidad más alta que pude
conseguir. A los asistentes se les permitió que trajeran sus propias cámaras y
películas, para que sirviera como doble propósito: una vigilancia sobre los mediums
y un registro fotográfico independiente de los acontecimientos.
Placa 1b: Disposición de las cámaras.
Cuando la exposición había sido hecha, el Dr. Hamilton, acompañado
por uno de los asistentes, revelaba las placas en la misma habitación oscura.
Cualquier placa que perteneciera a los visitantes o asistentes eran devueltas
para que pudieran identificarlas y revelarlas.
Una medida importante adicional contra el fraude fue la
preparación antes de la sesión de Mary M. Esta práctica fue introducida
inicialmente como una técnica preventiva, y fue seguida meticulosamente durante
toda la serie. En un cuarto aparte de la sesión la Srta. Turner ayudaba a Mary
M. a desnudarse, entonces pasaba con una esponja el pelo, el cuello, los hombros, los senos y
bajo los brazos con agua tibia. A petición de Walter, tales partes no eran
secadas, pero si dejadas húmedas. La Srta. Turner ayudaba a vestirse a la
médium con prendas interiores nuevas, una bata escotada, sin mangas y
zapatillas, suministradas por la Sra. Hamilton.
Todavía bajo la vigilancia de la Srta. Turner, Mary M. entraba en
la habitación de la sesión, tomaba su lugar en el círculo, a la izquierda de
Sr. Cooper. La primera parte de la sesión era dedicada a Elizabeth M. y sus
actividades, con aquella médium sentada en el gabinete. La segunda parte,
Elizabeth se retiraba del gabinete y Mary M. ocupaba su lugar, con el Dr. J. A.
Hamilton a la izquierda y el Sr. W. B. Cooper a la derecha. Cada uno cogía las
manos de Mary M. manteniendo el contacto con la mano de su lado durante el
resto de la sesión.
Cuando Walter, por vía del discurso durante el trance, indicaba
que era inminente una protuberancia plasmática (y las entidades del trance eran
de la misma opinión), un instante o dos antes de dar la señal para producir el
destello, una técnica de control adicional era usada: Sin soltar las manos de
Mary M., ambos, el Dr. J.A. Hamilton y el Sr. Cooper pasaban sus otras manos
libres, por la cabeza, cuello y pecho de la médium, y declaraban que no podían
descubrir ninguna sustancia cerca de estas zonas. También declaraban que debido
al control vigilante que tenían, ninguna sustancia podría haber sido colocada
sobre o cerca de esas partes de la médium de manera normal. Estos comentarios eran
anotados por el secretario.
Un tomador de notas competente era siempre presentado en cada
sesión. Estuvieron en este puesto el Sr. John D. Macdonald, un hombre joven de
negocios, el Sr. W. E. Hobbs, un ingeniero civil; el Dr. Bruce Chown, un pediatra
y patólogo del Hospital de Niños de Winnipeg, la Srta. E. McTavish, secretaria
del Dr. Hamilton; y Margaret L.
Hamilton, su hija.
Teniendo artículos de escritorio y un reloj con una esfera
luminosa, el secretario registraba los acontecimientos y sus tiempos de
ocurrencia. Los discursos del trance y las indicaciones e instrucciones para
proceder en las sesiones fueron anotadas con detalle. Las conversaciones
“tontas”, fácilmente reconocidas como parte de la lucha de la entidad del
trance para dominar la personalidad normal de la médium, generalmente no fueron
registradas, tampoco otros discursos que tenían mensajes religiosos o
filosóficos. Todos los apuntes usados en este informe han sido abreviados con
el extremo cuidado de conservar el exacto significado contextual. Los apuntes
de las sesiones eran escritos a máquina tan pronto como acababa la sesión, y
tanto las originales como los textos mecanografiados fueron conservados. Cuanto
un teleplasma de magnitud insólita era esperado, el Dr. Hamilton invitaba a
doctores o abogados a atender como examinadores especiales y observadores.
Ellos escribieron y firmaron sus propios informes, que fueron archivados en los
registros. En aquellas ocasiones cuando los fenómenos que ocurrieron fueron muy
importantes, los miembros del grupo hacían declaraciones individualmente
firmadas ante un abogado, dando testimonio de la validez de los hechos
pertinentes como lo registrado por el secretario y las fotografías de flash.
SECCIÓN 4
En este relato breve de los métodos experimentales, es evidente
que todo el grupo cooperó estrechamente con las entidades de trance. Este acto
de cooperación implica que el grupo adoptó la suposición de que Walter-Mary M.,
“Lucy”-Mercedes y “John King”-Ewan estaban relacionados de algún modo a la
producción de teleplasmas. Este concepto trabajaba sobre la suposición
sostenible de uno de los principales objetivos de este estudio. Un cuidadoso
estudio de los apuntes de las sesiones y los registros fotográficos nos conduce
al descubrimiento de la actividad intencional, una idea desarrollada antes en este capítulo.
La intención es
descubierta en una declaración de intención, y es probada con el
establecimiento de una relación causal entre la intención indicada y la
actividad resultante observada.
Un ejemplo simple de esto sería: ”John Smith, tiene la intención
de colocar un listón de madera sobre la mesa“. Observamos que después de la
declaración la madera en realidad ha sido colocada sobre la mesa. Esto
establece una relación causal entre la declaración y el acto. Así tenemos la
prueba adecuada de que la declaración de intención ha sido hecha, y no un mero
discurso que podría haber sido imaginado.
Una situación similar es la encontrada en el caso de los
teleplasmas y productos del trance mental de Mary M. Por sus conversaciones,
Walter-Mary M. y otras personalidades de trance demostraron su conciencia de la
existencia de teleplasmas. La naturaleza racional de esta conciencia se hace
evidente cuando sus declaraciones de intención y sus descripciones de los
plasmas (por el discurso de trance, registrados por el secretario, después de
las exposiciones hechas y mientras las placas expuestas estaban todavía en las
cámaras y los teleplasmas eran desconocidos por cualquier persona viva en la
habitación de la sesión) son comparados con el revelado e impresión de los
registros fotográficos.
Los teleplasmas de Mary M. se dividen de manera natural en grupos
que exponen centros definidos de intención.
Por ejemplo, encontramos cuatro teleplasmas separados, cada uno
revelando una cara en miniatura semejante a Charles Haddon
Spurgeon. Nosotros veremos dos teleplasmas separados mostrando semejanzas en la
forma con la cara en miniatura del Sr. Arthur Conan Doyle. Aparte de dos grupos
que tratan con las propiedades físicas del material teleplasmático, este
informe adoptará el método de presentar los teleplasmas en grupos que tienen
los centros obvios de intención.
Las personalidades de trance demandaron que ellos fueron personas
fallecidas cuya intención específica secundaria
era la de producir, a través de los fenómenos de Elizabeth M., la evidencia de
las memorias de vidas de ciertos individuos difuntos, y por Mary M. la
evidencia del conocimiento racional del fenómeno de teleplasmas, del que aún el
hombre tiene sólo un pobre entendimiento. En resumen, para ellos la producción
de teleplasmas era una actividad de intención de importancia secundaria.
Detrás de esta intención menor, era evidente cuál era la
principal: por el empleo temporal de los cuerpos de los médiums, sus facultades
mentales y psíquicas de cierto modo, estas personalidades de trance se
esforzaron en reconocer su identidad como personas desencarnadas. Esta
intención es claramente la principal indicada en el contenido de muchos apuntes
de las sesiones.
Tal reclamación nunca puede ser absolutamente probada. Esto puede
ser establecido sólo más allá de la duda razonable.
En este capítulo hemos intentado dar alguna idea de la naturaleza
y el alcance de este estudio. Presentando detalles del procedimiento de las
sesiones y perfilando el método principal para evaluar la actividad intencional, en un grado considerable hemos pronosticado
las conclusiones y hacia donde van las evidencias presentadas.
REFERENCIAS:
(1) T. G. Hamilton, Journal of the American Society for Pyschical
Research, septiembre 1931, Vol. XXV, No. 9.
(1a) W. J. Crawford, D.Sc., "The Reality of Psychic Phenomena" (E. P. Dutton & Co., New York, 1918).
(2) T. G. Hamilton, Journal, A.S.P.R., mayo 1934, Vol. XXVIII, No. 5, p. 123.
(3) T. G. Hamilton, Address to British Medical Association during its Convention in Winnipeg, agosto 1930.
(4) W. J. Crawford, op. cit., p. 38 (Referencias Capítulo 1).
(1a) W. J. Crawford, D.Sc., "The Reality of Psychic Phenomena" (E. P. Dutton & Co., New York, 1918).
(2) T. G. Hamilton, Journal, A.S.P.R., mayo 1934, Vol. XXVIII, No. 5, p. 123.
(3) T. G. Hamilton, Address to British Medical Association during its Convention in Winnipeg, agosto 1930.
(4) W. J. Crawford, op. cit., p. 38 (Referencias Capítulo 1).
INTRODUCCIÓN, PREFACIO, CONTRAPORTADA, C1, C2, C3, C4, C5, C6, C7, C8, C9, C10, C11, C12, C13, C14, C15, C16, C17