INVESTIGACIÓN A NINO PECORARO
Hugh F. Munro
Durante la primera parte de noviembre de 1929, los editores “The
Psychic World” me pidieron que investigara los fenómenos producidos por Nino
Pecoraro y que arreglara un número indefinido de sesiones, lo que dejaba claro
que las sesiones se celebrarían en mi casa si el Sr. Pecoraro lo consentía,
además de en las condiciones prescritas por el comité de investigadores. Además
de los editores del “The Psychic World” estuvimos acompañados de unos pocos
amigos y del Sr. Pecoraro que llegó el 11 de noviembre y acordó someterse a
cualquier condición de control, sin ninguna reserva. Dos miembros del comité
fueron a su dormitorio, al lado de donde se celebraría la sesión y le
desnudaron completamente y fue revisado todo su traje. Se le dio una camisa que
llevaba los guantes cosidos a las mangas. Sus pies, manos y cuello estaban
atados a la silla donde había sido colocado, los nudos estaban sellados con
cera y marcados. Una jaula con malla de una pulgada, fue construida para que
estuviera dentro durante la sesión, ésta no se podía abrir desde el interior.
En la parte frontal y en los laterales fue colgada una tela negra, en el marco
de la jaula.
En varias ocasiones, sobre todo cuando varios periodistas
estaban presentes era además introducido en una larga bolsa de tela que dejaba
fuera sólo la cabeza. Una pequeña mesa con variedad de artículos fue colocada a
una distancia de unas cuatro pulgadas en frente de la jaula. La luz que se
utilizaba normalmente para hacer las fotografías era luz de rubí que permitía
ver la hora del reloj y todos los asistentes tendría sus manos visibles durante
toda la sesión. Un condensado informe al termino de la sesión era dado lectura
y aprobado, se preguntaba si el método de control había sido el adecuado y se
pedían objeciones, nadie dijo ninguna crítica al respecto del control .
Cada asistente decía más o menos cuál podría haber sido la
causa del fenómeno, la mayoría, cerca de un centenar estaba a favor de que la
causa era de explicación espiritualista y no ofrecían otra. Un reportero “The
Philadelphia Record”, el hombre había visto a Houdini hacer exactamente los
mismos fenómenos, pero durante la sesión estuvo irremediablemente
desconcertado, tanto como los demás. Se le ofrecieron unos cientos de dólares
para que asistiera a otra sesión e intentara explicar cómo lo había hecho el
médium, pero no tuvimos respuesta.
En la sesión ocurrieron los siguientes fenómenos, con los
controles característicos ya citados:
La trompeta de aluminio plegable fue lanzada al suelo en
varias ocasiones.
Un vaso de agua fue arrojado al suelo y el propio vidrio fue
puesto dentro de la jaula.
Un martillo fue utilizado de manera correcta con ritmo.
Huellas digitales fueron dejadas en la masilla.
Nombres fueron escritos en la tarjeta.
Sonido de la armónica.
La mesa se movió con frecuencia.
El sofá con tres asistentes se movió.
Manos aparecieron fuera de la cortina y agarraron a los
asistentes.
Se vieron objetos abandonar la mesa y elevarse verticalmente
por encima de la jaula con cortinas.
Un sonajero de niños con cuatro campanas fue introducido
dentro de la jaula y después expulsado por la parte superior.
En una ocasión al médium se le permitió llevar su cinturón
durante la sesión, y una voz de dentro de la jaula dijo si la Sra. Kirkel (editora
“The Psychic World”) podría dejar su pañuelo encima de la mesita. Lo hizo y
poco después cayó algo encima de la mesa, un sonido metálico. Era la hebilla de
plata del cinturón de Pecoraro, el propio cinturón le hizo una herida
importante alrededor de su cuello.
Durante la siguiente
sesión ese cinturón fue cortado una docena de veces, en trozos aproximadamente
de una pulgada de largo, cada uno estaba sujetado en el pañuelo y habían sido
apilados en una pandereta que estaba puesta en la mesa.
Durante la sesión, a la cual asistieron representantes de
los principales periódicos de Filadelfia, el médium les pidió permiso para
llevar su camiseta, diciendo que “ellos” (es decir, los supuestos espíritus) en
ocasiones se la quitaban. Esta camiseta era una pequeña prenda de una sola
pieza con la abertura de la cabeza y la de los dos brazos, sin costuras. Si hubiera
querido quitársela habría tenido que sacarla por la cabeza, sacar los brazos. En este caso los
periodistas le sujetaron las manos mediante las habituales manoplas, se
utilizaron ocho pulgadas de sellado de cera, junto con un rollo de cinta, pero
su camiseta fue igualmente sacada de su cuerpo y empujada a través de la maya
de la jaula. Cabe señalar que mientras esto sucedía, el médium estaba encerrado
en una bolsa, cerrada con cuerdas alrededor de su cuello, selladas con marcas,
y se encontró que todos los sellos seguían enteros. Esto no se hace de
cualquier manera, había una gran lista de fenómenos, pero estos son los
fenómenos físicos más representativos.
Mientras todo esto sucedía, el médium estaba en trance,
certificado por dos hombres. El presunto control afirma ser Palladino, pero no
hay evidencias satisfactorias de que tal entidad sea quien dice ser. La voz es
la de una chica joven, con gusto por las canciones animadas más que por las
canciones serias o himnos, aún así no es una prueba de identidad, aunque parece
que hay una serie de entidades.
Todo lo reclamado se obtuvo bastante bien, es decir, los
objetos físicos que se movían y aparecían pasando a través de la materia,
aparentemente por algún agente invisible e inteligente. Ésta última conclusión se basa en las promesas
que son hechas y mantenidas, a pesar de que esto no afecta al caso.
Era la intención de este escritor profundizar en la
naturaleza y en la causa de los fenómenos y también mejorar la técnica, pero
después de 8 sesiones con Pecoraro, dejó la ciudad y aún no ha regresado.
Después de la segunda sesión, Joseph Dunninger declaró que tuvo éxito tratando
de ponerlo en evidencia por lo que recibió una carta del Sr. J. H. Kraus, editor de “Science and
Invertion” solicitándole alguna información al respecto de sus hallazgos. No ha
obtenido ninguna respuesta después de varios meses. El escritor, yo, desafié al Sr. Dunninger a través del Sr. Kraus para
que duplique los fenómenos de Pecoraro, pero bajo las mismas condiciones de
supervisión, todavía afirma que tiene pruebas de fraude.
Después de una larga correspondencia la única respuesta es
que Pecoraro produce sus fenómenos usando un aparato volador que costaría unos
150.000 dólares y que además necesitaría una fianza de 21.000 dólares. Ésta es
una respuesta absurda, ganándose una
directa denegación ya que debería realizar la imitación de acuerdo con las
reclamaciones, ya que no todos los fenómenos mediumnísiticos pueden ser
imitados. Él siempre ha estado dentro de la jaula, ha sido examinado por
centenares de personas, entre ellas jueces de los tribunales, médicos,
reporteros, varios investigadores psíquicos con más de 25 años de experiencia.
Algún mago traía algún aparato para hombres inteligente y salía desconcertado
como cualquier otro espectador. Un prominente mago dice que ante el público
para hacer sus levitaciones necesitaría un aparato que cuesta 25.000 dólares y
tiene un peso de 2,200 libras. Pecoraro produce las levitaciones en un entorno
poco familiar, utilizando aparatos para evitar trucos además de la presencia de
hombres vigilándolo.
Nuestro reto para Dunninger o para cualquier otra persona
sigue en pie. Si alguien quiere duplicar sus fenómenos y disipar nuestra fe,
tendrán que hacerlo bajo las condiciones similares, y no con aparatos ni
acciones “científicas” sospechosas. Los hechos está establecido, los lectores
pueden tomar su propia conclusión.
The Direct Voice – Sep. 1930