La última novela de Dickens
La última novela de Dickens, El Misterio de Edwin Drood fue
interrumpida en su publicación mensual tras la muerte de Dickens el 8 de julio
de 1870. T. P. James, un mecánico inculto estadounidense de Brattleboro,
Vermont, obtuvo mensajes a través de la escritura automática que pretendía
venir del autor. Entre la Navidad de 1872 y julio de 1873 las escrituras a
través de su mano llegaron, continuando la novela inacabada de Dickens. La
sección póstuma fue más larga que la otra parte y presenta una sorprendente continuidad
en la forma de pensamiento, estilo y peculiaridades ortográficas de Dickens.
Las dos secciones se publicaron juntas: El Misterio de Edwin Drood. Completa por Charles Dickens, Brattleboro, Vt. Publicada por T. P. James, 1874. Los espiritualistas de todo el mundo aclamaron el libro como una de las pruebas más convincentes del retorno del espíritu. El catedrático Flournoy, en su Spiritism and Psychology se compromete a demostrar que el mismo Dickens no tuvo nada que ver con el asunto y que todo se explica fácilmente por los procesos de incubación latente y la imaginación subconsciente del mismo médium. Él cita las conclusiones de la Sra. K. Fairbanks, una distinguida miembro de la Universidad de Ginebra en Le Gas Spirite de Dickens (Arch. de Psychol, T.I., Junio, 1892, p. 411) según la cual "sin duda hay pasajes muy exitosos como las escenas entre dos mujeres, Billickin y Twinkleton. Pero hay otras que no lo son tanto". Además J. Foster, el autor de La Vida de Charles Dickens, descubrió entre los papeles del autor fallecido toda una escena de Edwin Drood, escrita de antemano y con destino de figurar más adelante en la novela.
A Flournoy le resultó increíble que el autor recordara tan claramente la parte del volumen ya publicado que no más de tres nuevas personas son introducidas en cualquier parte de la segunda sección y esto fue olvidado completamente en el capítulo escrito y dejado como manuscrito. Él afirma que como una prueba sorprendente de la identidad de Dickens habría sido una alusión a ella. En el mismo libro, y en las citas de la portada de T. J. James no pretende decir que no ha leído la primera parte ni la última de sus novelas. "Ahora es evidente", dijo Flournoy, "que si no hubiera leído a Dickens lo más probable es que se hubiera reído de su logro, eso habría producido una actuación más extraordinaria. No olvidemos", comenta al final", que el médium tuvo dos años y medio para empaparse de la obra original del autor, y dejar que ésta se "cociera a fuego lento", sin contar los seis meses empleados después durante la escritura automática, tres años en total se gastaron en completar la obra. Debemos confesar que esto reduce en gran medida su maravilloso carácter."
Conan Doyle en su Al filo de lo Desconocido, concluye “, ... la inspiración de Dickens estuvo lejos de estar establecida ... la lectura como Dickens fue plana". En el mismo libro se registra algunas contribuciones automáticas obtenidas personalmente en la solución del Misterio de Edwin Drood.
Las dos secciones se publicaron juntas: El Misterio de Edwin Drood. Completa por Charles Dickens, Brattleboro, Vt. Publicada por T. P. James, 1874. Los espiritualistas de todo el mundo aclamaron el libro como una de las pruebas más convincentes del retorno del espíritu. El catedrático Flournoy, en su Spiritism and Psychology se compromete a demostrar que el mismo Dickens no tuvo nada que ver con el asunto y que todo se explica fácilmente por los procesos de incubación latente y la imaginación subconsciente del mismo médium. Él cita las conclusiones de la Sra. K. Fairbanks, una distinguida miembro de la Universidad de Ginebra en Le Gas Spirite de Dickens (Arch. de Psychol, T.I., Junio, 1892, p. 411) según la cual "sin duda hay pasajes muy exitosos como las escenas entre dos mujeres, Billickin y Twinkleton. Pero hay otras que no lo son tanto". Además J. Foster, el autor de La Vida de Charles Dickens, descubrió entre los papeles del autor fallecido toda una escena de Edwin Drood, escrita de antemano y con destino de figurar más adelante en la novela.
A Flournoy le resultó increíble que el autor recordara tan claramente la parte del volumen ya publicado que no más de tres nuevas personas son introducidas en cualquier parte de la segunda sección y esto fue olvidado completamente en el capítulo escrito y dejado como manuscrito. Él afirma que como una prueba sorprendente de la identidad de Dickens habría sido una alusión a ella. En el mismo libro, y en las citas de la portada de T. J. James no pretende decir que no ha leído la primera parte ni la última de sus novelas. "Ahora es evidente", dijo Flournoy, "que si no hubiera leído a Dickens lo más probable es que se hubiera reído de su logro, eso habría producido una actuación más extraordinaria. No olvidemos", comenta al final", que el médium tuvo dos años y medio para empaparse de la obra original del autor, y dejar que ésta se "cociera a fuego lento", sin contar los seis meses empleados después durante la escritura automática, tres años en total se gastaron en completar la obra. Debemos confesar que esto reduce en gran medida su maravilloso carácter."
Conan Doyle en su Al filo de lo Desconocido, concluye “, ... la inspiración de Dickens estuvo lejos de estar establecida ... la lectura como Dickens fue plana". En el mismo libro se registra algunas contribuciones automáticas obtenidas personalmente en la solución del Misterio de Edwin Drood.
Enciclopedia de Ciencias Psíquicas - Nandor Fodor
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DICKENS'S last
novel The Mystery of Edwin Drood was interrupted in its monthly
publication by the death of Dickens on July 8, 1870. T. P. James, an uneducated
American mechanic of Brattleboro, Vermont, obtained messages in automatic writing
which purported to emanate from the author. Between Christmas, 1872, and July,
1873, scripts came from under his hand which contained the continuation of
Dickens's unfinished novel. The posthumous section was longer than the other
and presented a surprising continuity of the manner of thought, style and
peculiarities of orthography of Dickens. The two sections were published
together: The Mystery of Edwin Drood. Complete, by Charles Dickens,
Brattleboro, Vt., published by T. P. James, 1874. Spiritualists the world
over, hailed the book as a most convincing proof of spirit return. Prof.
Flournoy in Spiritism and Psychology undertakes to demonstrate that
Dickens himself had nothing to do with the affair and that everything is easily
explained by processes of latent incubation and subconscious imagination in the
medium himself. He quotes the conclusions of Mme. K. Fairbanks, a distinguished
member of the Geneva University in Le Gas Spirite de Dickens (Arch. de
Psychol, T.I., June, 1892, p. 411) according to which "there are certainly
very successful passages such as the scenes between the two women, Billickin
and Twinkleton. But there are others which are just the contrary."
Further, J. Forster, author of The Life of Charles Dickens, discovered
among the papers of the deceased author a whole scene in Edwin Drood, written
in advance and destined to figure later in the novel. Flournoy finds it
incredible that the author, who remembered so clearly the part of the volume
already published that no more than three new persons are introduced in any
part of the second section should have completely forgotten the chapter written
and left in manuscript. He avers that as a striking proof of identity Dickens
would have made an allusion to it. In the book itself and in the advertisement
quotations on the cover T. P. James does not pretend that he has not read
Dickens and his last novel. "Now it is evident," said Flournoy,
"that if he had not read Dickens he would most probably have boasted of
his accomplishment, because that would have rendered his performance much more
extraordinary. Let us not forget," he finally remarks, "that the
medium had two and a half years to imbibe the original work of the author, and
in letting this "simmer" - without counting the six months afterwards
employed in automatic writing - three years in all were completed. We must
confess that this greatly reduces its marvellous character." Conan Doyle (The
Edge of the Unknown) concluded that "the actual inspiration of Dickens
is far from being absolutely established . . . It reads like Dickens gone
flat." In the same book he records some personally obtained automatic
contributions to the solution of the mystery of Edwin Drood.
Charles Dickens
T. P. James (Source photo:universityofbrattleboro)
Arthur Conan Doyle
The Mystery of Edwin Drood. Complete
El Misterio de Edwin Drood