LA BIOGRAFÍA DE LOS HERMANOS DAVENPORT - CAPITULO VI



CAPITULO VI

“EL VUELO DE NOCHE”

Manos y Voces- Llegada de “John King”- Requerimiento para Abandonar Buffalo – Negativa y Consecuencias  Una Misteriosa Noche de Excursión a Sesenta Millas – Manifestación en Mayville- Otro Fantasma y Asesinato


Uno se puede formar una opinión pensando que el juicio del homicidio de “George Brown” en Waterloo al Oeste de Canadá, fue olvidado, y es evidente, pero los Davenport generaron rencor de algunas personas. Les podían llegar oscuras amenazas y venganzas. Los chicos tenían que avisar a sus guardianes. Ellos eran bastantes valientes para los peligros que corrían por los más o menos  intentos de asesinato, parecía que eran nueve o diez chicos americanos, Ira armado con una pistola cargada para defenderse. Una noche los chicos tuvieron que descubrir el camino de escapada, y les disparaban. Ira valiente  disparaba a la vuelta, a ambos les pisaban los  talones. Los chicos escaparon sin daños, excepto sus ropas; había rumores de que una bala a gran velocidad había pasado cerca de Ira. No mucho después, algunos de sus amigos oyeron rumores de que sería atacados y asesinados, así que varios de sus amigos fueron a vigilar y a defenderlos. Los chicos a veces se veían obligados a dejar sus cosas, papeles, ingenios en donde realizaban sus demostraciones, juegos y ejercicios.

Una mañana y una tarde,  en una curiosa demostración o investigación dentro de los fenómenos extraños, entre el tañir de una campana, instrumentos musicales, aparentemente causaban los sonidos unas manos parecidas a las humanas y parte de un brazo apareció y crecía hacia arriba de la mesa, claramente visible, se pudo percibir en ese momento donde terminaba por disolverse, derritiéndose en el aire al alcance de todos los ojos de los espectadores.

Aparecían voces, venían desde fuera de la habitación, primeramente inarticuladas pero después se condensaban utilizando una trompa o una trompeta propuesta por la que hablaba, conversando, preguntando cuestiones, y avisando o dando la dirección para los procedimientos. Ellos no  conocían la voz, era el mayor prodigio  que nadie había hecho antes, según  lo relatado. La primera cosa que se propuso fue que eran ventrílocuos, que no resultaría difícil hacerlo en una chimenea, en una caja, o en una bodega. Otras explicaciones fueron que se las arreglaba con tubos reflectores, como en las “Misteriosa Señorita”, exhibida durante años, y en el Anthoropoglossos o “zumbido en la cabeza” más recientemente. Otra explicación era que hablaba por un tubo, otra persona que estaba a cien pies de distancia, y en otra parte, ponía el oído y así hablaba y respondía.

 Pero el Sr. Davenport y su familia no sabían nada de ventriloquía, y además todos los que asistían podía fácilmente satisfacerse ellos mismo comprobando que no había ninguna máquina. La voz no iba sola, además producía muchas “señales y prodigios” y de gran valor porque nadie podía explicar fácilmente.

Se le preguntó a la voz entre otras cosas cual era su nombre. En réplica no decía ningún nombre – uno no sabía su nombre hasta que pudo llamarse “John King” desde ese día, familiarmente fue llamado “John”. Este “John” era el nombre de la voz, que dijo ser el padre de los Davenport, y quería a los dos hijos fuera de Buffalo, que era una peligrosa estancia y que necesitaba que fueran a otra parte. El Sr. Davenport , no dio su consentimiento para dejarles ir lejos de la familia. Su opinión fue dada por buena. Él tenía confianza en la voz y algunas cosas que les dirigiría, pero no veía suficiente razón el que tuvieran  que verlos mucha gente por el mundo dando testimonio de su fenómeno. Si los chicos lo permitían la gente lo testimoniaría. Definitivamente los chicos no fueron. La réplica se produjo, ellos debían y tendrían que estar de acuerdo.

El desconocido al final tuvo que aceptarlo, aparentemente , pero él hubiera preferido que los hechos se produjeran al lado de Mr. Davenport. Él desconocido dijo que hablaría con uno de los de los dos hijos más o menos a las nueve en una calle de Buffalo, con el hermano de William, en el invierno de 1853-54, cuando los hermanos tendrían  20 y 14 años.

Cuando Ira estuvo descansando  se llevó una sorpresa, cuando su hermano fue encontrado en un campo con nieve, en mitad del hielo, en una pista cerca de la casa de su abuelo, en Mayville, en el Condado de Chautauque, Nueva York, a millas de Buffalo. Al despertar William, tardó en tomar consciencia en la casa de su abuelo, donde lo recibió con sorpresa y su historia fue de gran asombro. Su abuelo informó por telegrama inmediatamente la policía donde trabajaba su padre, y de donde venía. A la pregunta de cómo llegó, tendría que haber recorrido una gran distancia conduciendo por la carretera que los chicos no conocían ni veían nada.

“John” declaró, a través de la trompeta, cuando había vuelto ya a casa, que él lo había transportado, había sido la causa de la transportación, simplemente para demostrar a Mr. Davenport que podía desplazarlos fácilmente más o menos lejos de casa desde su habitación, siendo una demostración de que era inútil que intentara mantenerlos en Buffalo.

Los chicos pudieron pensar sobre la historia relatada por Ira, indudablemente creer en lo que dice no es más extraordinario que en las dificultades que tuvo si el trayecto lo hubiera hecho, con once años, las dificultades de la excursión como las salvaran son maravillosas desde Buffalo hasta Mayville. No cuentan cómo fue transportando, ni parte del recorrido. Deben creer que en la gran distancia no apareció ninguna ampolla en los pies. Esto es así, y no se sabe más.


Durante la visita a la residencia de su abuelo, un suceso ocurrió que hizo una fuerte impresión en toda la familia, especialmente en el padre de los hermanos Davenport, quien lo trajo de vuelta a casa. Una noche todos los caballos estaban alarmados, relinchaban, daban golpes, saltaba, se movían inquietos y otros ruidos. El abuelo que era religioso, desde su habitación con la Biblia, los llevó a la tranquilidad. Cuando pasó la primera consternación, una voz por encima suyo apareció. Al principio no la entendía, pero a través de un cuerno que se había procurado la voz fue emitida suficientemente clara para contar la historia ( que es sobre la propia voz), declaró ser el mismo “John Hicks” un cuñado  del Mr. Davenport quien había tenido años atrás de su primera mujer, con quien estuvo casado anteriormente. La voz llegó a través de la trompeta con éxito con estrépito, contó la alarmante historia. Dijo “John Hicks” ( quien profesaba la voz) que había sido envenenado por su mujer, pero le hizo hacer la promesa a Mr. Davenport que dejaría su cuerpo y asunto descansar, y no buscaría justica ni venganza por el asesinato. Esto fue por hábito y costumbre por el departamento de policía dejarlo sin publicar, y el secreto quedó guardado. Mr. Davenport relató el asunto a sus hermanos, y su curiosidad estimulada  por su razón y deber, procedió a conocer la autopsia post morten del cadáver de su cuñado de manera desinteresada. El Dr. Blancard ya mencionado médico. Los detalles de la autopsia  no pasó a los herederos – solo un hecho resaltable, y es que el estomago y su contenido levantaban una pequeña sospecha ya que estaba sucio, pero no era una evidencia suficiente para suponer la existencia del delito.


(La imagen no pertenece al libro)