SESIÓN
CUARTA
18 de
diciembre de 1912
Está presente la
señorita H…
Sesión menos
interesante que las anteriores. Al final, un incidente curioso que convendría
poder comprobar, para concederle algún valor.
A las cuatro nos
ponemos a la mesa, y rápidamente “Fernando Keloz” se manifiesta. No ha venido a
la última sesión y no permanecerá mucho en ésta porque está castigado… No
insisto sobre este punto, y le pido algunas indicaciones y pruebas. Siguen las
incoherencias, y declara no poder leer una palabra en un periódico colocado
sobre mi mesa de trabajo, etc. De pronto, el movimiento cesa y la mesa no se
mueve. Me preparo a dormir a Reina. Necesito cerca de veinticinco minutos.
Dormida ya, dice ver a Fernando cerca de ella; después le ve marcharse…,
dejando su puesto al Espíritu Enrique Morín y a otros Espíritus inferiores. No
obtengo nada preciso ni importante. Enrique Morín no puede responder. Dice que
no le está permitido. Trato entonces de enviar a Reina a casa de una persona
que vive en uno de los cuartos de la casa, en el patio, y que ha desaparecido
hace tres semanas sin que se pueda saber a dónde ha ido. Reina parece
obedecerme y estar en el cuarto.
- Es una mujer: una
bordadora; se ha marchado con un hombre; después ha caído enferma y ha muerto…
Indecisión,
contradicciones. Reina dice que no puede ver por sí misma, que es Enrique Morín
quien le comunica estas noticias… y no debe saber nada porque es un Espíritu
inferior sin conocimientos, “una especie de obrero bromista”. Fernando es
superior a él. Vendrá el viernes sin duda. Vale la pena esperar.
Suspendo mi
investigación y vuelvo al problema del cuerpo fluídico.
Pido a Reina que
haga una descripción de lo que pueda observar sobre ella misma. Dice que sale como una especie de vapor de todo
su cuerpo, principalmente de la cabeza, reuniéndose sobre ella, formando un
cuerpo que está unido a su boca por un lazo que compara a una especie de rayo
de sol penetrando en una habitación. Su espíritu está en la parte superior,
donde la materia está más condensada y también más luminosa; ahí está el
verdadero yo … el que piensa, el que quiere. El cuerpo que está en la
butaca no es más que una envoltura (Reina lo compara a la piel de la naranja
con relación a la pulpa, a lo comestible) … Podría ir y venir en este cuerpo
fluídico por la atmósfera, pero no en este momento, porque los Espíritus
inferiores forman como una barrera, la rechazan y no tiene todavía bastante
fuerza, como la tendrá más tarde para darles órdenes.
Reina ve estos
espíritus como resplandores, como nubes luminosas, más brillantes en la parte
superior, y sólo cuando se aproximan para hablarle toma forma humana, sobre
todo en la cabeza. Es el caso de Fernando Keloz, que es guapo, de rostro
pálido, barba y cabellos negros, sobre espaldas y torso esfumados.
Pregunto a Enrique Morín,
que continúa presente, que continúa presente, si quiere escribir dónde ha
muerto, y tras su asentimiento, doy lápiz y papel a Reina, que escribe
enseguida, en cuanto acaba, ruego a Morín copiar la novena línea de una revista
abierta sobre la mesa, y Reina escribe de nuevo vigorosamente. Después anuncia
que se va. Otro Espíritu viene cerca de ella: le guía la mano, le hace escribir
largamente y firma.
Trato de hacerle
describir los autores de las diferentes cartas que le entrego, pero sin
resultados. Está distraído, y no dice nada interesante. Parece escuchar
atentamente y se torna una vez más furiosa contra estos “Espíritus inferiores”
que quieren burlarse de ella…
Continúan las
incoherencias. Decido terminar esta monótona comedia y comienzo mis pases para despertarla, cuando súbitamente me coge una
mano suplicándome que espere. Me detengo, y enseguida, con tono febril, Reina
dice:
-Sí, … sí., dice
que tiene que hacer revelaciones sobre un drama acaeció hace tiempo a un tío de
mi marido. Salió de Córcega, su país, y marchó a América a comerciar,
acompañado de un compatriota. Después de algunos años, el compatriota asociado
regresó a Francia para sus negocios, y durante su ausencia, una revolución una
sublevación local estalló en América, en el Estado… (o en la plantación) donde
había quedado el tío. Fue muerto. El asociado al regresar a América, se apoderó
de toda su fortuna, destruyendo todos
los papeles, confirmando su propiedad y haciendo desaparecer todas las huellas
de la sustitución. Luego se estableció en París con gran lujo, y tuvo un hijo,
el cual se ha presentado últimamente diputado, etc… Todos los detalles y
pruebas me serán facilitados.
Pregunto entonces
si el acusador quería escribir su denuncia claramente… y como respuesta toma de
pronto la mano de Reina y le hace escribir (dice ella):
- El señor F… ha
robado tres millones al señor T…, diciendo que había fallecido sin dejar nada.
Luego añadió, por
boca de la médium:
- Convendría que
Armando (el marido de Reina) vaya a verle. Tiene remordimientos y se podría
conseguir alguna cosa de él (1)
- Armando no irá
jamás – Protestó Reina.
-Entonces –
respondió el Espíritu – es menester que vaya usted misma. Siente remordimientos
y entregará alguna cosa, etc…
Después de esto
despierto a Reina, que vuelve lentamente en sí, quejándose de estar fatigada.
Leo luego las
comunicaciones escritas en esta sesión. A mi primera pregunta, Enrique Morín ha
contestado haber muerto en Tours, en el “Portillon”, subida a los Hornos de
Cal, 14. Pregunto a Reina, sin explicárselo, si conoce la calle de Portillon,
en Tours. Sorprendida, me dice que es donde vivía su familia. Continúo preguntándole
si ha conocido a la familia Morín. Extremadamente sorprendida me dice:
-Sí. A los hijos y
al padre. Este todavía vive . son
obreros acomodados.
- ¿Y quién era
Enrique Morín?- pregunto.
Reina cree que era
el abuelo… No le ha conocido, no sabe nada de él. Había muerto hacía mucho
tiempo.
(1) Me fueron
dados los nombres; pero como más tarde hubo razones para creer que los
personajes existían, no quiero exponerme a persecuciones judiciales por
difamación, y los suprimo aquí.
La segunda
respuesta escrita por el llamado Morín, a mi ruego de escribir la novena línea
de la revista, fue:
- No soy bastante
instruido. ¡Me está molestando usted!
La comunicación
siguiente, hecha por un espíritu que ha firmado “Luciano”, fue un consejo a la
médium.
-Reina: debe usted
dormir todos los días. Pida la bola de cristal y llévela a su casa. Quisiera también
que tratase de escribir cotidianamente…
Preguntada sobre la
historia del tío de América, respondió que sabía que su marido tenía un tío que
había ido a los Estados Unidos (que ella pronuncia Etats Inis) antes de que él
naciese y que debía haber hecho fortuna, porque había escrito a su madre que
cuando volviese, nadie de la familia tendría necesidad de trabajar… Pero que
desde que había muerto no se sabía nada e ignoraba si había dejado dinero ni
papeles. Es cuanto sabe, y todo esto parece serle indiferente.