APÉNDICE 10
Declaraciones del doctor
hans schaer
Trata
del informe de scole
EL TESTIMONIO
DE LA TROMPETA
La
experiencia y el testimonio del doctor Hans Schaer, miembro de la Society for Psychical
Research y uno de los investigadores, es importante en cuanto encontró el modo
de participar activamente en el Experimento
de Scole. Abogado y hombre de negocios suizo, reside en Kusnacht, cerca de
Zurich, y tiene una casa en la isla de Ibiza. Participó en las sesiones del
grupo de Scole en trece ocasiones —en sus dos casas, en la sede de la Sociedad de
Parapsicología de Zurich, y en Scole—. Los miembros del G.E.S. fueron sus
huéspedes en Ibiza en octubre de 1995, y el 28 de junio y el 1 de julio del año
siguiente.
El
siguiente informe se refiere a la sesión del 28 de junio de 1996 y se basa en
una conversación entre Robin Foy y el doctor Schaer.
El
salón en que tuvieron lugar las dos sesiones tenían todas las puertas y las
ventanas cuidadosamente cubiertas de plástico negro o de una tela negra
plastificada. La puerta principal estaba cerrada con tres clases distintas de
cerradura (ver figura 5 del Apéndice).
Ninguna
de las otras puertas que conducían a la estancia podía abrirse sin mover la
tela que la tapaba. Me senté junto a los cuatro miembros del grupo. No había
nadie más en la estancia o en la casa.
Nos
sentamos alrededor de la mesa, de cerca de un metro de diámetro, en la que
estaban depositados cinco cristales, el mayor en el centro y los otros en los
bordes, dirigidos al norte, sur, este y oeste, según lo indicado por la brújula
de Robin Foy, que la había llevado consigo para establecer una correcta
posición.
Robin
se sentó en la extremidad occidental, yo a su izquierda, su mujer Sandra a mi
lado, por tanto Allan y Diana completando el círculo. Todos llevaban en el
brazo las tiras fosforescentes. La estancia estaba completamente a oscuras.
Tengo
una colección de trompetas en mi casa de Kusnacht, y había llevado a Ibiza una
conmigo. Antes de comenzar la sesión había preguntado a Robin si le parecía
posible establecer un contacto musical con el reino de los espíritus, dado que
ya habían experimentado un contacto verbal regular, tanto a través de médiums
como a través de la «voz directa».
Esperaba
convencer a Louis Armstrong, o a cualquier otro famoso jazzista, para que
tocase un solo para mí dándose a conocer de este modo. ¿Estarían dispuestos los
espíritus a prestarse a un simple experimento?
Robin
respondió: «Puedes preguntar en todo caso. Te aconsejo llevar contigo la
trompeta a la estancia y ponerla junto a tu silla, en el suelo». Esto es
exactamente lo que hice. La trompeta era el único instrumento musical presente
en la estancia.
Cuando,
durante la sesión, se me preguntó si tenía alguna pregunta que hacer, pregunté
por supuesto si era posible establecer una comunicación musical. Los espíritus
guía respondieron que no estaban en absoluto preparados para semejante
experimento, en cuanto que se habían centrado exclusivamente en los experimentos fotográficos en las recientes
sesiones.
Sin
embargo, dijeron que pensarían lo que se podía hacer. La voz espiritual me
pidió poner la trompeta encima de la mesa. La cogí y la puse encima de la mesa
de tal manera que la boquilla estuviera paralela al borde de la mesa,
directamente delante de mí.
Una luz
espiritual se acercó a la trompeta permaneciendo suspendida encima e irradiando
suficiente luz para permitir a todos ver el instrumento. Al poco, siempre en la
oscuridad total, se oyó una ligera nota de trompeta, para indicar que alguien
estaba accionando las teclas del instrumento.
En
aquél momento, sentí una ligera brisa en el rostro y quedó claro que alguien
estaba soplando en la trompeta. Salió una nota perfecta, seguida de otras tres
o cuatro notas seguidas a su vez por una serie de secuencias de varios sonidos,
que recordaban las notas de una marcha militar, pero sin ninguna melodía.
Cuando, al final de la sesión, volvimos a encender las luces, descubrimos que
la trompeta había sido colocada cerca de 10 cm hacia el centro de la mesa.
Es justo
destacar que el grupo de Scole, para no hablar de los espíritus guía, no podía
haberse preparado antes para mi petición. En efecto, este era uno de los
motivos por los que deseaba mantener una sesión en Ibiza, donde no había
posibilidad de que el grupo pudiera instalar a escondidas micrófonos, altavoces,
grabadoras, etc.
Sabía
también que ningún miembro del grupo era capaz de tocar la trompeta y de que no
había habido ninguna posibilidad de grabar de antemano sonidos de trompeta.
Además, el hecho de que la boquilla fue colocada encima de la mesa del modo
arriba indicado, es una garantía de que ni siquiera el trompetista más experto
podría soplar dentro, aunque hubiera conseguido arrodillarse delante, donde
estaba yo sentado junto a la mesa.
Pero
admitiendo que lo hubiera logrado, tenía no obstante mi mano derecha colocada
al lado de la boquilla. Por eso fue sorprendente que lograsen los guías no sólo
obtener algún esbozo de sonido, sino producir un verdadero y auténtico estallido
que por poco nos hace saltar de las sillas.
Como
demuestra la grabación de la sesión, hubo también redobles de tambor
procedentes de la mesa, aunque no había ni instrumentos ni utensilios que
pudieran normalmente producir aquellos sonidos.
Fue tal
la intensidad del redoble que resultó más parecido al de varas de metal que de
madera. Esperaba encontrar señales sobre la mesa, lógica consecuencia de tal
vehemencia, pero no había nada. Tengo que destacar una vez más que la seguridad
era máxima: podía ver las tiras fosforescentes de los demás y tuve la impresión
de tener el control de toda la sesión.
Informes
como éste resultan difíciles de aceptar para los que no estaban presentes. Tal
vez podamos dar una indicación de las reacciones que producen informes de este
tipo, aportando una cita del Informe de
Scole:
Llevada
al extremo, la desaprobación moral implica el tipo de razonamiento que hizo un
crítico —después de escuchar la grabación en la que se oía sonar una trompeta y
el redoble de un tambor, durante una sesión en la que Hans Schaer era
responsable del control— para liquidar el episodio aduciendo que la trompeta
sonaba mal. Observaciones así pueden ser exactas, pero reflejan simplemente la
desaprobación del método, no una crítica relacionada con la autenticidad.
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