HORATIO Y WILLIAM EDDY
Médiums granjeros americanos de Chittenden, una pequeña
aldea cerca de Rutland, Vermont. En 1874, el New York Daily Graphic asignó al
Coronel Henry Olcott para investigar los rumores sobre los sucesos extraños en
su casa. Después de diez semanas en la casa de Vermond, Olcott, que no había
tenido ninguna experiencia psíquica antes, se fue con una aversión brusca de sus
anfitriones y con una notable historia narrada en 15 artículos. Estos artículos
fueron publicados más adelante en forma de libro bajo el título “La Gente del
Otro Mundo” (People
from the Other World) y al libro de la Sra. M. D. Shindler, A
Southerner Among the Spirits, Memphis, 1877, le debemos la mayor parte de nuestro conocimiento
de los hermanos Eddy.
El árbol familiar, de acuerdo con el Coronel Olcott, mostró
poderes psíquicos para las generaciones posteriores. En 1692, en Salem, su
abuela fue condenada cuatro veces a la hoguera por bruja. La “mancha” psíquica
apareció en Horatio y en William cuando estaban en la infancia. Un padre
fanático trató de suprimirlo con la mayor crueldad. Empleó medios de tortura
para sacarlos del trance, vertiendo agua hirviendo sobre ellos o colocando un
carbón al rojo vivo en sus cabezas. Cuando los niños crecieron, el padre se dio
cuenta de la posibilidad de hacer dinero con ese extraño don y alquiló a los
médiums.
Como prueba elocuente del trato que recibían a manos de los
investigadores ignorantes el Coronel Olcott vio señales de ser atados,
cicatrices de cera caliente y marcas de esposas en sus extremidades. Ellos
exhibían fenómenos de mediumnidad física como raps, y la perfecta
materialización. El Coronel Olcott vio durante las diez semanas aproximadamente
cuatrocientas apariciones de todos los tamaños, sexos, razas dentro del
gabinete. El jefe de las apariciones era un gigante indio llamado Santum y una
mujer india con el nombre de Honto.
Olcott tenía todas las facilidades para investigar, midió la
altura y el peso de las apariciones, vagaban libremente y se convenció de que
la hipótesis de la suplantación era insuficiente. Encontró que la producción de
formas materializadas era frecuente característica de William Eddy. Horatio
Eddy solía sentarse antes una pantalla de tela, no en un gabinete y a
diferencia de su hermano, estaba siempre a la vista. Los instrumentos musicales
se colocaban detrás de la pantalla y las manos fantasmales se mostraron sobre
el borde. Si la misma sesión se realizaba en oscuridad los fenómenos llegaban a
ser muy poderosos. Danzas indias sacudían la planta, la habitación resonaba con
gritos y chillidos. “Como una muestra de fuerza bruta pura”, escribió, “ la
danza india es probablemente un sin igual en los anales de dicha
manifestación”. Sin embargo, el Coronel Olcott era muy cuidadoso y a-sensitivo
en la elaboración de sus conclusiones finales.
Frank Podmore, un espiritualista moderno caracteriza el
relato del Coronel Olcott como una historia imaginativa y cita un relato en una
estancia de dos semanas con los hermanos Eddy, que describe la aparición
nocturna de un familiar fallecido de una persona presente y confirmado por C.C.
Massey:
“Un joven moreno se vio fuera y tuvimos que ir diciendo cada
uno del círculo “¿es para mí”, cuando llegó a la persona adecuada se darían
tres golpes y el afortunado poseedor del fantasma miraría dubitativo al
fantasma del afligido, y que por lo general ablandaba el corazón del
observados, y trajo consigo un reconocimiento con el comentario “Lor, así que
está”. Y este tipo de cosas continuó noche tras noche con los Eddy”.
Por las aventuras posteriores del Coronel Olcott en teosofía
es posible que diera un poco de carga de color a la credulidad, sin embargo, es
imposible leer su relato evidentemente sincero sin obtener la convicción de que
los hermanos Eddy tenían un verdadero don y poderosa mediumnidad.
Fuente: An Encyclopaedia of Psychic Science de Nandor Fodor (1934).
Artículo original en inglés
Láminas del libro de: La Gente del Otro Mundo