Kimógrafo
El kimógrafo
o quimógrafo no es un aparato exclusivamente para la investigación psíquica,
pero sí es verdad que se ha utilizado alguna vez. En la época de grandes
médiums había un fenómeno particular, el de la voz directa. Este fenómeno es
curioso, en la habitación cerrada una voz o más voces son oídas y no es de
ninguno de los presentes. Muchas veces la voz procede de una parte de la
habitación donde no hay nadie, otras veces de cerca del médium.
Se
han inventado algunos aparatos para comprobar si la voz provenía de un aparato
fonador diferente al del médium. En
algunos casos se utilizó el quimógrafo.
El
quimógrafo es sencillo, hay un cilindro grande que solía ser de un material
ahumado, el médium se metía un tubo en la boca o se colocaba cerca de la
garganta, si intentaba hablar, el tubo recogería parte del aire expulsado o las
vibraciones e iría por los tubitos hasta llegar a unas agujas, como el cilindro
grande va dando vueltas sin parar rozando las puntas de las agujas, éstas se
verían desplazadas por la fuerza del aire, y en el cilindro aparecerán rayas no
paralelas, rayas con picos y valles, como montañas.
Si
el médium no hablaba entonces no pasaría aire, y el dibujo que se obtendría
sería el de rayas paralelas rectas.
El
quimógrafo se utilizó principalmente para medir el pulso y la respiración,
sería como el abuelo del electroencefalograma.