- Danielle Hemmert y Alex Roudene: ¿Artistas o Médiums?





¿ARTISTAS O MÉDIUMS?

El doble estado que caracteriza la actividad de algunos creadores, a veces desemboca en fenómenos tan desconcertantes que sólo permiten un acercamiento a través de las doctrinas ocultistas.

Estas doctrinas no explican forzosamente tales hechos, pero éstos existen aunque parezca imposible. Y son analizados por la ciencia.

Una investigación científica de este orden no nos llevará a ratificar doctrinas – espiritualista u otras – que se sitúen en un terreno distinto, pero servirá para distinguir, como en el caso de Thomas P. James, la verdadera naturaleza de los lazos que unen a los seres vivos entre sí, más allá de nuestro habitual concepto de individualidad y de comunidad.

¡Se habló mucho de los dibujos “guiados” de Victorien Sardou por … Bernard Palissy! En efecto, son de lo más extraño.

Sardou, entonces un buen mozo y joven escritor de veintisiete años, frecuentaba las sesiones de Kardec: era uno de los más firmes sostenedores del naciente espiritismo. Lejos todavía de imaginar su Señora Desparpajo o La Tosca, le apasionaba hacer girar las mesas y prestaba sus manos a los espíritus, cuyas comunicaciones transcribía.

La habilidad de su mano se terminaba allí ¡Su mano no sabía ni dibujar ni grabar!

Una noche, un espíritu llamado Bernard Palissy, “ciudadano del reino de la Justicia” – cuyo domicilio es el planeta Júpiter -, le ordenó que se consiguiera un buril y una plancha de cobre y grabase los dibujos que él, Bernard Palissy, le haría ejecutar, aunque Sardou fuese un profano en la materia.

Sardou asintió y se puso a trabajar: en algunas horas, grabó, en una plancha de gran dimensión, un dibujo complicado, difícil, muy cuidado y de alta calidad, en una palabra, digno de un excelente grabador.

Lo más extraordinario era el método empleado por el improvisado grabador: en principio , su modalidad iba contra las reglas más elementales del arte, iniciaba figuras que no concluía, seguía al azar, y de pronto las terminaba sin darse cuenta. Así, los que presenciaban este extraño trabajo – porque Victoriano no grababa o dibujaba en soledad – tenían la nítida impresión de que una fuerza ajena guiaba su mano. Hoy diríamos que Sardou estaba en el “doble estado”.

Y ello continuó durante muchas noches. Una serie de grabados extraordinarios, que representaban las floridas casas de los felices reencarnados en el planeta Júpiter, salieron del trabajo nocturno e inspirado del Terrestre. Leemos  en un número de 1858 de la Revista espiritista:

“Victoriano Sardou está dedicado actualmente a completar una colección de dibujos que representan, además de casas de todo tipo, interiores, vegetales, animales y escenas de la vida privada. El mundo de los espíritus , que se distribuye en los planetas según su grado de pureza, alcanza la perfección de la virtud y la felicidad en Júpiter. Y Barnard Palissy, ciudadano de ese reino de la Justicia, ha emprendido espontáneamente, y sin ser solicitado, una serie de dibujos tan notables por su singularidad como por la maestría de su ejecución. Estos trabajos están destinados a darnos a conocer en sus menores detalles ese mundo tan novedoso para nosotros.

“Victorien Sardou, joven escritor amigo d esta revista, hombre lleno de talento y porvenir, pero que nunca había dibujado , le ha servido de intermediario. Los más notables de estos dibujos son los que representan las casas, verdaderas obras maestras de las que nadie en la Tierra podría dar una idea. ¡Tal, por ejemplo, la “casa de Mozart”, hacha con notas, claves e instrumentos musicales!”

VISITA AL PLANETA JÚPITER

Junto con la reproducción de la “casa de Mozart”, ofrecida a los lectores de la Revista espiritista como adelanto de un pequeño atlas de “dibujos de Júpiter por Bernard Palissy”, a través de Victorien Sardou, la revista de Allan Kardec publica un larguísimo artículo del mismo Sardou intitulado: “Casas del planeta Júpiter”, basado en las revelaciones de Bernard Palissy y de Mozart.

Escuchemos a estos cicerones y visitemos con ellos el grueso y lejano planeta cuya roja mancha nos intriga tanto.

Dibujo mediumnico de Victorio Sardou


“La materia que constituye el cuerpo de los jupiterianos es un vapor inasequible y luminoso’ que nos hace pensar en los “cuerpos gloriosos” del cristianismos; es luminoso “sobre todo en los contornos del rostro y de la cabeza”, como – y aquí es el propio Sardou quien hace la observación – el nimbo y la aureola de los santos: lo que aún llamamos el “aura”, esa luz que rodea la cabeza y que algunos de nosotros hemos visto y aún fotografiado. Luminosidad constituida por elementos sutiles, leves, tal vez radiaciones que serían a nuestro cuerpo lo que los “cinturones de Van Allen” son a nuestra Tierra.

“Los animales de Júpiter nos hacen pensar bastante en los faunos y los sátiros de la leyenda: mitad hombres, mitad animales.

Están vestidos con blusas y chaquetas. ¡Pero carecen de habla! Algunos  son alados, para el servicio aéreo y para los trabajos de construcción, lo cual evita los molestos andamios y grúas.

Retrato de Victorio Sardou, que dibujaba en una especie de segundo estado.

El planeta tiene una gran ciudad cuyo nombre, latino, es Julnius, establecida a la orilla del lago de la Perla, tan encantador como su nombre.

Es una ciudad anfibia, un poco como nuestra Venecia, compuesta de dos partes superpuestas: la ciudad baja y la ciudad aérea,, la ciudad espiritual flotante que se desplaza en el aire, adornada con plantas y flores que también viven en el aire, y cuyas casas son una especie de salas aéreas.

Esta ciudad, que vista desde abajo se parece a nubes de flores sobrevolando la ciudad baja, ofrece un espectáculo maravilloso, con sus construcciones de piedra que se funden como la nieve, con su color verde, semejante al que a veces tiene nuestro cielo durante el crepúsculo, con su ornamentación tallada y coloreada por los habitantes, con sus plantas casi incrustadas, petrificadas y vitrificadas en la materia de las casas, que de tal modo parecen palacios construidos con vegetación y flores.

A la noche – una noche que dura cinco horas y alterna con el día también de cinco horas – los felices jupiterianos pueden pasar el tiempo charlando, paseándose, soñando, o ejecutando música bajo la luz de las lunas.

La residencia de Mozart está al borde de un río. El gran músico le dice a Sardou:

‘A la izquierda, sólo un gran prado me separa del jardín de la casa de Cervantes’.

Como ya lo hemos dicho, la ornamentación del compositor de la Flauta mágica es musical: claves del sol, de fa, arcos, una lira, un órgano, do, re, mi , fa sol, la , si , do … En tanto que la de Zoroastro – otro jupiteriano – tiene como principales motivos ornamentales los astros y la llama.

Con respecto a este planeta de gente feliz, Sardou nos enseña que ‘la armonía del universo se resume en una sola ley: el progreso en todo y para todos’”

Si esta fórmula no fue dictada por los espíritus  jupiterianos, no cabe duda que lo fue por los “espíritus esclarecidos” del siglo XVIII, prendados de la “perfectibilidad”, o por los discípulos de Lamarck.

“Y nuestro grabador improvisado concluye diciendo, con admirable prudencia, que esos dibujos son fenómenos interesante, aun cuando sean productos de las fantasías de su mente.”

Cincuenta años más tarde, Sardou confirma a Jules Bois, quien preparaba su libro, “El más allá y las fuerzas desconocidas”, los detalles de ejecución  de la casa de Mozart. Afirmaba que ese grabado no le llevó más que una hora y media, trazándolo sin vacilación, sin pausa y sin retoque alguno – lo que es normalmente imposible – ante las miradas incrédulas primero y estupefactas después del librero Didier, editor de las obras de Allan Kardec.

Y agregaba: “Hace tiempo que sé cómo debo tomar esas presuntas estadías planetarias. Tienen el mismo valor que el lenguaje “marciano” de Helen Smith (Helen Smith era en Ginebra, en 1894, la médium de Flournoy)… En cuanto al origen de todo esto, no doy ni diez centavos. ¡Pero el hecho , eso es otra cosa!

¡Tal es, resumiendo, el espiritismo!

La señora Desparpajo nunca se dejó engañar: su creador sólo quiso decir que si bien los hechos atribuidos a los “espíritus” existen, por increíble que parezca, sus causas nos son desconocidas.

¡Y luego de un siglo de ciencia, no podemos jactarnos de haer esclarecido un tanto el misterio!

EL DOBLE MISTERIO DE EDWIN DROOD

Al fin de su vida, Charles Dickens había empezado una curiosa novela fantástica: El misterio de Edwin Drood.

La muerte lo detuvo en la mitad del libro. Como la obra aparecía por entregas mensuales en una gran revista inglesa, dicha interrupción significó una viva decepción para los lectores de Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Pero hete aquí que el 3 de octubre de 1872, un joven obrero que trabajaba en una imprenta de Brettleboro, en el estado de Vermont, anunció que el espíritu de Dickens le había conferido la misión de terminar su novela inconclusa.

Este joven obrero se llamaba Thomas P. James y sólo tenía una instrucción elemental: había estudiado hasta los trece años.

Muchos fueron los testigos que asistieron a la elaboración de la segunda parte del Misterio de Edwin Drood.

De regreso del taller, Thomas dormía algunas horas. En cuanto se despertaba, se sentaba a la mesa y empezaba a escribir con gran celeridad, dando la impresión de que se esforzaba por seguir un rápido dictado.

No hacía ninguna corrección ni retoque alguno, pues como él mismo lo decía, no tenía derecho a ello.

Cuando terminó, editaron la última parte del libro, que apareció completo en 1873. ¡Un negocio redondo! La crítica acechaba, lista para vapulear la imitación del joven obrero, quien no se cansaba de repetir que su participación intelectual era nula; que su mano sólo era un instrumento elegido por el gran novelista inglés y que todo cuanto había escrito le fue dictado por Dickens.

Ahora bien, para sorpresa y pasmo de todos los críticos, de todos los conocedores, la segunda parte parecía corresponder a la pluma del autor de David Copperfield tanto como la primera parte, es decir la que fue escrita por él y publicada mientras vivía. ¡La ‘imitación’ era perfecta!

James nunca manifestó otro talento literario, ni publicó una sola línea más. Cayó en el olvido y murió joven.

Sólo queda lo que fue dictado.

Si negamos la intervención del espíritu de Dickens, podríamos intentar explicarnos este asunto de muchas otras maneras. Por ejemplo:

- Nos encontraríamos ante una doble personalidad del sujeto.

- Existe en el hombre una consciencia subliminal cuyo surgimiento produce el genio.

- Existe una consciencia cósmica que permite a los médiums establecer contactos con proyectos espirituales superiores.

- Existe una memoria ancestral capaz de dar a un sujeto conocimiento que no posee.

- Existe una “reserva” críptica de pensamiento y memorias donde se surten los médiums.

- También puede tratarse de “correspondencias” entre diversos psíquicos, lo cual implicaría una fuente de información prácticamente ilimitada, aunque humana.

Todas estas explicaciones son inteligentes, pero según René Sudre, la tercera parece la más verosímil: la de una consciencia cósmica en la que cada uno puede abastecerse. Nos permitimos agregar: en la medida en que estemos “en la misma longitud de onda”.

Este sería el motivo de este “doble estado”, o “estado de éxtasis” que según la hondura en que se suma el individuo, puede llegar hasta darnos asombrosas revelaciones espirituales…

MI NOMBRE ES PATIENCE WORTH

Patience Worth nació en junio de 1913, en casa de Mr. y Mrs. John H. Curran, en Saint-Louis, una de las más viejas ciudades de los Estados Unidos.
Aquella noche, los Curran y unos amigos estaban sentados alrededor de la mesa tomados de la mano, pero sin formular ninguna pregunta. De pronto, la mesa se movió. Y oyeron una voz que deletreaba este mensaje:

“He vivido hace muchísimo tiempo. Hoy regreso. Mi nombre es Patience Worth”.

Acto seguido dijo que había nacido en Inglaterra, en 1649, en el Dorsetshire. Como uno de los participantes iba a viajar próximamente a Inglaterra, Patience Worth hizo una variada descripción de la región donde había vivido: colinas, senderos sinuosos que lo llevarían al lugar en que ella había nacido, etc.

El señor Yost, tal era el nombre del viajero, visitó más tarde Dorsetshire, reconoció las colinas descritas y hasta un viejo monasterio en ruinas que Patience también describiera y al que se llegaba siguiendo senderos desiertos y sinuosos.

Por otra parte, Patience había anunciado que pronto su nombre sería conocido, gracias a la calidad de las obras literarias que iba a dictarle a la médium.

En efecto, dictó una serie de novelas históricas. También un drama y algunos poemas líricos, a menudo improvisados a pedido del experimentador.

También dictó un largo poema en dialecto anglosajón del siglo XVII, intitulado Telka, constituido por 60.000 palabras.

Un médico de Boston, el doctor Walter Franklin Prince, escribió un libro sobre este extraordinario caso. Según leemos en este estudio, Mrs. Curran cursó estudios hasta los catorce años y nunca se sintió inclinada por la literatura; más bien su gusto estaba del lado de la música. Sus conocimientos históricos y literarios eran muy poco sólidos, ya que vivía lejos de cualquier centro de vida intelectual, no había viajado nunca ¡y ni siquiera conocía el mar!

Desde bastante tiempo atrás, la médium estaba dedicada a la escritura automática; escribía directamente, guiada por el espíritu de la fallecida.

No era una neurótica, sino una mujer simple y franca, sin complejos ni pretensiones.

The Sorry Tale (La triste historia) es una novela cuya acción trascurre en Palestina, en tiempos de Cristo: asistimos a una crucifixión.

Los caracteres, la psicología de los personajes están trazados con mucho vigor. Todo lo relacionado con Palestina es hitóricamente cierto. En cuanto al vasto poema, Telka, escribe el editor Yost:

“Telka es único , no sólo por la pureza de su lenguaje anglosajón, la combinación de formas dialectales de distintas épocas y los conocimientos gramaticales que supone, sino también por las alteraciones y extensiones de sentido de diversos vocablos. Al igual que Shakespeare, Patinece Worth emplea a veces un adverbio como si fuese un verbo, un sustantivo o un adjetivo… Esto se explica por la situación transitoria en la que entonces se encontraba el idioma inglés. Esta observación sólo tiene el sentido de demostrar que Patience Worth estaba realmente instalada en su época, aun en lo que respecta a las anomalías gramaticales.”

Patience se expresa cada vez con mayor rapidez a través de su intérprete. Así, llegó un momento en que ésta  se vio obligada a contratar los servicios de un taquígrafo. Patince dictaba a un ritmo de 110 palabras por minuto sin vacilación y sin retornar frase alguna.

Dejaba boquiabiertos a quienes la escuchaban.

El doctor W. F. Prince logró hallar un pequeño libro escrito por un poeta en el dialecto de Dorsetshire, lugar de nacimiento de Patience Worth.

En este dialecto viven aún, aunque alteradas, muchas de las palabras pronunciadas por la médium mientras dictaba.

En el poema Telka no hay una sola palabras posterior al 1600. ¡Esto sí que llama a la reflexión!

El doctor Prince considera que Patience Worth es muy superior a Maeterlinck. Lo notable es que ese libro de 220 páginas fuera dictado en cinco horas. La médium repetía en voz alta las palabras que recibía. El secretario taquígrafo las registraba.

Cuando el dictado se aceleraba demasiado y el secretario no podía seguirla fielmente, entonces Patience aminoraba el ritmo y repetía la frase. A veces, la médium se interrumpía y tomaba parte de la conversación general. Pero tales interrupciones no perturbaban la unidad de la obra, que era retomada en el punto preciso en que había sido interrumpida.

En una ocasión se extraviaron las primeras páginas de uno de los textos, Patience Worth las dictó de nuevo: ¡sin cambiar una sola palabra! Esto fue comprobado un tiempo más tarde, cuando aquellas páginas reaparecieron en un rincón de su biblioteca.

Algo todavía más extraño Patience podía dictar simultáneamente cuatro novelas.

El doctor Prince escribe maravillado:

“Ella dicta sucesivamente un paisaje de cada una. Una vez que ha dictado algunas líneas de la primera, en dialecto arcaico, pasa a dictar otras en lengua moderna, y así sucesivamente, empalmando una con otra sin solución de continuidad y con creciente celeridad.

En cierto momento, tomó dos personajes de dos novelas diferentes, los hizo hablar juntos de manera que el personaje de una de las novela parecía responder al otro y conversar con él. Cuando los respectivos pasajes fueron aislados uno del otro e incorporados a los textos correspondientes, se constató que cada uno de ellos se adaptara perfectamente a la parte que debía ocupar en el texto.”

Un día en que Mrs. Curran escribía una carta a una amiga, presencié cómo su laringe estaba siendo empleada por Patience Worth para dictar una composición poética llamada Fuegos fatuos.

En el caso de Patience Worth nos pone frente a un problema apasionante: ¿de dónde provienen esas obras?

El profesor Cory adelanta la hipótesis de la disgregación psíquica. Pero así olvida resolver el verdadero problema: el origen de los conocimientos históricos y lingüísticos de la personalidad “actual” de Patience Worth. Pues una cosa es hacer emerger en uno una personalidad doble o segunda personalidad, y otra es darle  simultáneamente genio y cultura.

La hipótesis polipsíquica tampoco resuelve el problema.

Queda en pie la de la “reserva” cósmica, en la cual estarían depositados y serían corregidos los esfuerzos literarios de los siglos precedentes. Bozzano considera este punto con bastantes reservas.

“Si tuviéramos que suponer, dice, que dicha reserva se recogieran y ordenaran todos los términos arcaicos del idioma inglés caídos en desuso desde 1600, todo esto no representaría más que un material en bruto que no podría ser utilizado sino por aquellos que conocen la significación de cada vocabo… El problema no puede ser resuelto sin admitir, en principio, la intervención e una entidad ajena al médium, que conoce bien el idioma que ha empleado tan correctamente.”

¡Y henos aquí otra vez ante una presencia fantasmagórica!...

UN CURIOSO MENSAJE DE OSCAR WILDE

Mrs. Travers-Smith, hija de Mr. Edward Dowden, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Dublín, ha publicado un libro en el que reproduce mensajes provenientes del poeta y dramaturgo inglés Oscar Wilde.

La obra apareció en Londres, en 1925.

Uno se siente tentado a negar a esos mensajes todo valor metafísico, en virtud de la profunda cultura literaria de la médium, pero ocurre que tales mensajes tiene cabalmente el estilo despectivo característico de Wilde cuando enfoca las producciones iterarías de los otros.

Volvemos a encontrar allí el espíritu cáustico y los rasgos irónicos tan propios de Wilde cuando se refería a los libros que nunca había leído.

Así, Mrs. Travers-Smith presentó la implacable demolición de los escritores que más le gustaban.

Un crítico sutil y muy exigente, observó que algunos de los mensajes bien podían provenir de Oscar Wilde… pero de un Oscar Wilde “que ya no se hallaría en la plenitud de su medios (Bozzano: El regreso  de Oscar Wilde).

Además de “esta identidad de la mentalidad y del estilo”, dichos mensajes mediúmnicos no dejaban lugar a dudas de la identidad de su escritura con los escritos autógrafos del escritor.

Esta identidad era el fruto de la colaboración de Mrs. Travers-Smith con otro médium.

Por lo demás, el supuesto Oscar Wilde evocó en esos mensajes diversas circunstancias de su vida que los médiums desconocían por completo. Ahora bien, dichas circunstancias revelaron ser ciertas gracias a la investigaciones que se llevaron a cabo para establecer su verisimilitud.

Después de haber salido de la prisión, el escritor se instaló en Bernaval con un nombre falso.

Según la escritura automática de la médium, el seudónimo en cuestión era Melnotte, cuando en realidad era Melmoth.

Ahora bien, en el mensaje, este último nombre fue escrito inmediatamente después que el primero  - dice André Dumas – Pero la cosa no terminó allí: una feliz coincidencia permitió a Mrs. Travers-Smith demostrar que el primero de los nombres que ella había anunciado, también correspondía al escritor:

“Unas semanas después de aquel suceso, el Times publicó el anuncio de una de las habituales subastas de manuscritos. En este caso, la venta concernía a Oscar Wilde. En el anuncio se explicaba que varias de las cartas que se rematarían estaban firmadas con el nombre de Sebastián Melnotte, y que en una de ellas el remitente solicitaba que la repuesta le fuera enviada a nombre de Sebastián Melnotte, agregando que llegado el momento explicaría al destinatario la razón el cambio.”

Este detalle sobre el seudónimo de Oscar Wilde era ignorado hasta por su propio biógrafo, de modo que nadie podía afirmar que alguno de os dos médiums conociese su existencia.

En verdad, dice André Dumas, todo sucedió como si la  personalidad auténtica de Oscar Wilde hubiera sido la fuente de las informaciones relativas a su vida privada, así como también del contenido literario de los mensajes.

L’Univers des Fantômes
Danielle Hemmert y Alex Roudene.






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Paisaje de Júpiter
Dibujo mediumnico de Victorio Sardou

Paisaje de Júpiter. 
Dibujo mediumnico de Victorio Sardou