- Las Manifestaciones de los Muertos en Experimentos de Espiritismo

Camille Flammarion: Famoso astrónomo francés y autor popular. Fundador de la Sociedad de Astronomía Francesa (French Astronomy Society). Sirvió muchos años en el Observatorio parisiense y la Oficina de Longitudes. Estableció un observatorio privado en Juvisy (cerca de París) en 1883, continuando sus estudios, sobre todo de estrellas dobles y múltiples, la luna y Marte. Escribió extensamente sobre la investigación psíquica, y produjo trabajos clásicos como " "Death and Its Mystery," vols. 1, 2 y 3. Antiguo Presidente del SPR en 1923.
Las manifestaciones de los Muertos en Experimentos de Espiritismo

- Camille Flammarion -

El espiritismo (1) tiene en general mala reputación, y ha sido merecida. La mayor parte de sus seguidores son inmetódicos; a menudo carecen de equilibrio mental, viven en una ilusión. Prefieren una creencia, una religión que simplemente les consuele, ante la idea de la investigación imparcial y la crítica de que no podemos estar seguros de nada. Estas condiciones impiden que las investigaciones se hagan adecuadamente y se salvaguarden de estos efectos.
(1)   Señor Flammarion hace una distinción entre "el espiritualismo" y “el espiritismo". Por "espiritualismo"  se entiende la doctrina general, que se basa en la relación de los espíritus con los mortales. Por “espiritismo” se entiende la investigación con los médiums. El Traductor.
En la época de Allan Kardec (En el discurso que hice es su funeral el 2 de abril de 1869) creí provechoso y necesario proclamar, que el “espiritismo no es una religión, pero si una ciencia” y añadir “que estamos en el alba de una ciencia no descubierta”. Durante los cincuenta años que siguieron a estas palabras, el progreso ha continuado en nuestra investigación, con más y más énfasis, cada vez más motivados.
Es por el método científico por el cual podemos avanzar en la búsqueda de la  verdad. La creencia religiosa no debe tomar parte en el análisis imparcial. Debemos estar constantemente en guardia ante nuestras ilusiones.
Aparte de engaños deliberados, deshonestos e imperdonables, hay autosugestiones que conducen al engaño involuntario. Los creyentes se permiten ser fácilmente influenciables. He visto mesas moviéndose, de manera bastante evidente por las manos de los supuestos “médiums”, sin que nadie sospechara (de vez en cuando) a pesar de la clara evidencia. La gente demasiado a menudo acepta las frases hechas de que los “espíritus” son impostores, sin una verificación simple (controlada). ¡Es más, ellos han terminado dando el nombre del controlador (“el control”) al espíritu en sí mismo, es decir, a la causa desconocida que debe ser determinada! Esto es una absurdez gramatical.
Y todo esto por lo general está hecho de buena fe.
Hay también los explotadores deshonestos de credulidad, quien dan “sesiones”, con apariciones prometedoras y manifestaciones de seres fallecidos a los crédulos que los escucha ¡Los asistentes descontentos entonces se quejan, de que se reían de ellos, que ha sido un robo! La raza humana, supuestamente inteligente, es realmente extraña. Hay que tener mucho coraje para trabajar con perseverancia, rodeado por estos impostores; y seguir manteniendo la convicción de que hay verdades todavía ocultas por descubrirse.


Hay más de un peligro en la investigación psicológica, y sobre todo en los experimentos espiritistas. El peligro principal consiste en que demostramos indudablemente, la realidad de los fenómenos que no son fácilmente explicables, además, improbables e inadmisibles de manera lógica ¿De este modo comenzamos a bajar una peligrosa cuesta, por donde está la realidad? Hay un límite ¿dónde está? Los hombres y mujeres admiten las absurdeces más ostensibles en una perfecta buena fe, más aún si nosotros hablamos de la verdad. Su credulidad a veces iguala a la de los fanáticos más simples, quien ven al diablo o a la Providencia en el menor cambio de temperatura o en las variaciones menos importantes de la existencia ¡y con la facilidad con la que ciertos “médiums” juegan con las mentes de los débiles! ¡Hasta nos preguntamos, a menudo, si estos experimentadores ingenuos son ignorantes o cómplices, y no preferirían ser engañados! Debemos adivinar dónde está y comienza esa pendiente peligrosa y no acercarse nunca a ese punto.

Es difícil obtener resultados definidos en la atmósfera de lo que abarca lo psíquico. Conseguimos de vez en cuando, respuestas que se diferencian enormemente de las ideas presentes en la persona, la cual contacta con la identidad del espíritu que ha sido evocado, parecería estar demostrado quien es por los detalles particulares que da el espíritu ¡entonces, cuando se le pregunta su nombre, no consigue darlo! Muy a menudo, puede dar una sola inicial. ¿Por qué? Esto desconcierta.

Pero los que rechazan por completo estos experimentos, se equivocan sin duda. No podemos decir en tales casos “Todo o nada”. Hay acontecimientos dignos de una atención seria. Y esos acontecimientos, así como las diversas experiencias dadas en estos tres volúmenes de trabajo, demuestran que la teoría materialista es errónea.

Me parece que, para formar una estimación exacta y rigurosa de la autenticidad de las pruebas de la identidad con las comunicaciones de espíritus, debemos estar seguros, sobre todo, de que ninguna parte de estas comunicaciones procede de las mentes subconscientes de los experimentadores ni de los presentes. Si a cualquier parte es posible atribuírsele, la investigación de los espíritus será ilusoria, no conseguiremos los objetivos.


Si la influencia de las personas presentes en la sesión puede ser eliminada, la investigación será posible. Pero, otra vez, no debemos perder de vista nuestro conocimiento presente sobre la telepatía y olvidar que la gente viva transmite el pensamiento a distancia.
Nosotros vemos que hay que tener un cuidado necesario en el estudio experimental del espiritismo.
Tenemos en este volumen, los ejemplos vistos de tales manifestaciones, entre otros, nuestra investigación preliminar, en las revelaciones de la familia del Sr. Bossan, y otros casos en los que la identidad del espíritu que se comunica parece estar bien establecida.

Esto no son cosas de hoy, esta investigaciones en las que la identidad del espíritu puede comunicarse por el habla, conduce a resultados positivos. Hace más de un cuarto de siglo el Doctor Chazarain, publicó en Progres spirite (Lyón), la carta siguiente:

Monsieur Honore Cavee era un antropólogo distinguido y lingüista, autor de un importante libro, valorado por todo el mundo relacionado con su trabajo:
"The Indo-European Lexicology". Fue el instructor de Hovelacque en los asuntos de erudición lingüística y  uno de los primeros conferenciantes quien con Flammarion, Jacolliot, Sarcey, María Deraisme, y otros solían hablar en la sala de conferencias en el bulevar des Capucines, mientras que Yves Henry  era médico y amigo mío, responsable de todo aquello. Esto fue en 1866.
Asistiendo a sus conferencias, empecé a conocer a Monsieur Chavee, y establecí una larga relación y continuada de manera amistosa, hasta el día de su muerte.
Monsieur Chavee creía en la existencia continuada, pero no admitió que fuera posible que los muertos se comunicaran con nosotros. Para explicar la comunicación de espíritu a través de los  médiums, el había desarrollado una teoría de manera original, similar a la sugerencia mental y la exteriorización del pensamiento.

La señora Cavee había obtenido, a través de la señora Rodiere (médium, y que en 1862 había servido también a Monsieur Flammarion), una comunicación que parecía expresar las ideas de su marido antes de que él volviera a su vida en el espacio.

Algunos días más tarde, yo fui a la casa de uno de mis pacientes, la señora D. quien estaba en la cama. Entré en su cuarto, en el que había dos de sus amigas, señorita G. y la señora  V. que era el ama de la casa. Ellas fueron sentadas en una mesa colocada cerca de su cama. Eran médiums que estaban en ese momento realizando experimentos espiritistas, que inmediatamente decidí aprovecharme de la ocasión para evocar a Chavee. Era una simple curiosidad por mi parte, no se me ocurrió otra idea.
La mesa habiendo contestado afirmativamente a la comunicación, la señora D. sentada encima de la cama, anotó las letras dadas en los golpes.

Después de la última letra, la mesa se paró, preguntamos si la comunicación había terminado. Ya que no había una respuesta afirmativa, la señora D. Escribió el nombre del espíritu al final de la hoja, deletreándolo de este modo: Chavet. Ella creyó que esta ortografía era la correcta.
Apenas había terminado cuando la mesa, sobre la que estaban nuestras manos todavía descansando, comenzó a moverse una vez más, y dictó estas palabras: “Ese no es el modo en que he deletreado mi nombre”


 
Mientras que la señora D. tuvo el lápiz en su mano, yo estaba aproximadamente a dos metros de ella. Yo deseaba hacerlo así, habría sido absolutamente imposible para mí ver lo que escribía. Esto fue igualmente para las otras personas que tenían sus manos sobre la mesa, la imposibilidad de ver lo que escribía, además, eran ignorantes de la correcta ortografía. 

Nadie de nosotros, por lo tanto, podría haber sabido que el nombre estaba mal deletreado cuando la mesa comenzó a moverse, llamando la atención del error.
Por consiguiente, la médium no podía haber sido advertida, por la vibración del pensamiento de alguna persona presente, del error que había cometido, y no podía haber controlado la mesa.
Debo informar  que el gran lingüista Honore Chavee no podía tener, cuando estaba vivo, su nombre escrito incorrectamente o su nombre de pila cambiado. Su viuda a quien mostré la comunicación en cuestión observó la transcripción de lo que había dictado, y gritó inmediatamente: ¡esa protesta era justamente como el reaccionaba!, piense que cuando uno de sus compatriotas y amigo (de Monsieur Chavee natural de Namur), habló de sus libros en un discurso que él hizo en Bruselas, los periódicos de aquella ciudad imprimieron un informe del discurso, dando su nombre de pila como Henri. Él se molestó mucho del error, y apenas había terminado de leer el artículo del periódico belga, cuando envió un telegrama de protesta contra la sustitución involuntaria, no estaba dispuesto a esperar hasta la tarde para enviar la carta.
 
Esto añade otra prueba a la identidad del espíritu. Era debido a la persistencia, más allá de la tumba, de este lado original de su carácter que le producía una reacción de atención al error cometido. Por esta razón tenemos aquí, más o menos casualidad, una prueba sumamente clara de identidad; su valor es incuestionable. Pero me inclino a creer, que aunque tenía esta particularidad estando en vida, incapaz de soportar cualquier error en su nombre,  se sirvió  con impaciencia y alegría, de una ocasión para darnos una prueba rara de la identidad del espíritu.

Doctor CHAZARAIN

La mejor prueba es que estos fenómenos no siempre son causados por la autosugestión, es el hecho de que a menudo ocurren sin estar dispuestos a ello. Por ejemplo, ¡Cuántas veces, en sesiones que golpean la mesa, exigimos en vano que un mensaje importante se produzca! Todo aquel deseo presente ardientemente para continuar, y a pesar de toda espera (a veces dura un periodo largo de tiempo) no pasa nada. Un exterior viene a dominarnos, o al menos, va a dominar nuestro propio consciente. El principio de una frase dictada, pensamos que sabremos el final de ella, pero no, esta termina de otra forma. Una palabra es comenzada, creemos que sabremos lo que viene después, pero esa palabra es otra de la que creíamos. Durante un día particular estamos de humor, receptivos en cuanto a las comunicaciones; esperamos durante media hora, una hora, dos horas, sin obtener ningún resultado. Otro día hay golpes, ruidos de roturas; la mesa se mueve inmediatamente. Aquí hay, claramente, una causa diferente a lo que conocemos.
Vivimos, sin saberlo, en un ambiente psíquico que no entendemos. La atmósfera contiene elementos que no solo químicos (oxígeno, nitrógeno, vapor carbónico, gas de ácidos, acuosos, etc.) también hay elementos psíquicos. Por todas partes hay almas. Hay una mezcla constante de animismo y el espiritismo en los experimentos de los cuales hablamos; es sumamente difícil separarlos, aislarlos. Déjenos intentar pensar así, pese a todo.

Entre los experimentos que nos conducirían a creer en la comunicación con los espíritus me gustaría llamar la atención de mis lectores en los siguientes, que fueron hechos durante los primeros años del espiritismo moderno, que tuvo su inicio en 1855. Vemos  aquí un testimonio incuestionable: El juez Edmonds, quien observó los fenómenos en su propia familia, en el caso de su hija Laura.


El juez Edmonds no era un testimonio insignificante. Disfrutó de un renombre considerable en los Estados Unidos, por razones de poderes exaltados que fue acumulando, al principio como Presidente del Senado, luego como un miembro del Alto Tribunal de Apelación de Nueva York. Cuando su atención fue desviada al espiritismo lo despreció con todo escepticismo, como un magistrado acostumbrado a tratar estos testimonios como inciertos. Pero después de una situación concienzuda declaró que el creían no simplemente en tales presencias, sino que también en la teoría de espíritus como la explicación.
El asombro y la indignación de parte de la sociedad americana fue tan grande que obligaron al Juez Edmonds a dejar su trabajo como magistrado y ofrecer su dimisión. Sacrificó, inmediatamente, sus propios intereses personales a cambio de la verdad. Mostró en este caso un raro coraje que nosotros deberíamos hacer bien en admirar; esto prestó un peso a las afirmaciones de este testimonio inicial.
Su hija Laura había recibido una cuidadosa educación. Era una católica ferviente. Su consejero espiritual le pidió renunciar a la investigación mediumnistica; y lo hizo, rechazó estar presente en las sesiones, aunque las personas cercanas a ella si asistían.


Pero la vivienda en la que ella vivió eventualmente, se transformó en una casa “atormentada”. Medio año había pasado de esta manera; ella constantemente oía sonidos extraños, y atestiguó fenómenos no menos extraños sin que hubiera intervención humana; los fenómenos que, sin embargo, parecían ser dirigidos por alguna entidad inteligente. Obligado por la curiosidad, ella comenzó a ir a las sesiones. Pronto se convenció de la presencia de una fuerza inteligente, sin saber que podría ser. Comenzó a hablar en diferentes idiomas, aunque ella sólo conocía su lengua materna, el francés, el que había aprendido en la escuela. Su padre declaró que durante ese primer año en varias circunstancias, ella llegó a hablar en nueve o diez idiomas, a veces durante una misma hora, con perfecta nitidez y fluidez.
Pero dejemos expresarse al juez:
Ella como intermediaria, la gente extraña, que no conocíamos, podía hablar con sus amigos fallecidos en sus propios idiomas. El siguiente acontecimiento ocurrió así:
Una tarde tuve la visita de un forastero, un griego que se llamaba Evangelides; llegó poco antes de que Laura hablara con él en su propia lengua. En el curso de la conversación, el parecía enormemente afectado, y hasta alguna lágrima apareció. Seis o siete personas estaban presentes, y uno de ellos preguntó cúal era el motivo de su emoción. El griego evitó dar una respuesta directa, diciendo que era un asunto familiar.

Al día siguiente, él retomó su conversación con Laura, y desde entonces no había venido ningún desconocido más. Él nos dio la explicación deseada. La personalidad invisible con quien él habló, a través de Laura, era un íntimo amigo, quien, había muerto en Grecia: el hermano del patriota griego Morco Bozarris. Este amigo, según Evangelides, le anunció la muerte de su hijo (de Evangelides), quien estaba en Grecia y que tenía una salud excelente cuando su padre viajó a América.
Diez días después de su primera visita, Evanglides nos informó que acababa de recibir una carta que le anunciaba la muerte de su hijo. Esta carta debía de haber estado de camino en el momento de su primera entrevista con Laura.
Me gustaría saber, como debería enfrentarme a este acontecimiento. Es imposible negarlo; esto era evidentemente demasiado alarmante. No podía admitir que el sol no brillaría nunca más sobre nosotros.
Tampoco podría considerarlo como una ilusión, no había nada para desecharlo por ser algo de otra realidad, podía suceder de manera normal.
Todo esto ocurrió en presencia de ocho a diez personas, todos ellos cultos, inteligente, lógicos y tan capaces como cualquiera de distinguir entre una ilusión y una presencia verdadera.
Sería vano afirmar que esto era una reflexión de nuestros pensamientos. Nosotros nunca habíamos visto a ese hombre; nos había presentado a un amigo por la tarde .Además, ¿hasta suponiendo que nuestras mentes pudieran haberle transmitido la idea de que su hijo estaba muerto, cómo nuestros pensamientos podrían haber hecho que Laura hablara en Griego, una lengua que nunca había oído?

J. W. EDMONDS

Sobre este hecho Aksakof (2), también se pregunta cómo se debería interpreta esto. Si por alguna cosa, él comentara, que podría haberse aplicado la clarividencia. Pero tal explicación no podría aplicarse al caso de Evangelides. Ella no conocía en absoluto nada sobre la familia griega, y menos aún el amigo difunto, el hermano de Bozarris ¿Dónde, entonces, podría encontrarse el intenso interés, el motivo poderoso capaz de dar  clarividencia a la médium, por el que Hartmann explica todo esto? ¿Y suponiendo que se produjera una perfecta clarividencia en la joven muchacha, como explicaría la capacidad de hablar griego? Tampoco sería lógico atribuir a la fuente el regalo de hablar griego, y otra fuente que le revelara la muerte del niño, claramente las dos manifestaciones tenían la misma causa.

(2) Animisme et Spiritisme, p. 419.

Hay, en este caso, un elemento psíquico todavía para ser estudiado aparte. Aquí hay otra historia similar, también relacionada con el Juez Edmonds:
Un día, una entidad desconocida, hizo que mi esposa hablara en dialecto escocés bastante puro. Esta entidad había tomado el nombre de una mujer de Paisley, Escocia, quien nos informó de su muerte; dijo que ella había muerto en aquella ciudad algunos días antes. Aprendimos que era la abuela de uno de los miembros de nuestro círculo, quien había venido a América aproximadamente un año antes. Tres o cuatro días después la misma individualidad se manifestó, usando como médium a la señorita Scongall, una persona joven de Rochfort, Illinois, quien no conocía a nadie de Escocia. Ella anunció su muerte también a través de esta joven, hablando en su dialecto habitual, y dando varios detalles en cuanto a la casa en donde vivía: el jardín, los árboles, etc. La señorita Scongall no había estado presente en la primera manifestación de esta mujer, y no conocía nada sobre los datos dichos entonces. Un joven tenía un interés personal por la comunicación, para hacer varias preguntas, que le podrían verificar la identidad de la entidad manifestada. Él buscó la información a través de otras personas, que conocía en Escocia, y consiguió las respuestas, y que satisfacían todo lo dicho. El mismo espíritu se manifestó en varias sesiones consecutivas, y dio pruebas innegables de su identidad.
La convicción del joven era tan grande que escribió inmediatamente a sus amigos de Escocia y les informó de la muerte de su abuela, teniendo cuidado de indicar de dónde sacó la información. Las cartas que él recibió después, confirmaron totalmente la noticia (3).

(3) Edmonds,
Letters on Spiritualism (Nueva York, 1860), pp. 118-120.

Tenemos , por lo tanto , en lo anterior dos acontecimientos similares; la muerte de una persona completamente desconocida para los médiums, anunciados en una lengua desconocida también para los médiums, pero que tenía como fuente la persona difunta. Estos fenómenos ocurrieron durante el período de los primeros experimentos de espiritismo moderno.
Podríamos dar un número grande de casos parecidos en los que los mensajes que anuncian las muertes de ciertas personas también revelaron varios detalles en cuanto a los asuntos privados de las personas difuntas, los detalles que eran completamente desconocidos por los presentes. Light (carta de 1885, pág. 315) explica entre otros acontecimientos, el siguiente más notable:

El Doctor Davey, quien vivía cerca de Bristol, tenía un hijo (también médico), que residía en un país extranjero. El hijo, tuvo el deseo de volver,  a Inglaterra en un navío inglés, destinado a Londres. En vez de pagar para el viaje, se ofreció como doctor del barco; pero murió en el curso del viaje. Cuando el barco alcanzó Londres el capitán informó al padre de lo sucedido, y le dio una cantidad de dinero, libras esterlinas, unas veintidós libras, que había encontrado en la ropa del difunto. También le dio un extracto del diario de navegación del barco, en el que estaban todos los detalles de la travesía. Los actos del capitán, impactaron positivamente en el Doctor Davey, y este a cambio le dio como recuerdo un lapicero de oro.
Algunos meses después, el doctor y su esposa estaban en una sesión de espiritismo en Londres. Ocurrieron varias manifestaciones bulliciosas, como el movimiento de muebles, golpeos, etc. La médium era una mujer, y explicó que todos estos fenómenos era la forma que tenían los espíritus para comunicarse con alguien presente. Deseábamos conocer a quien se refería. Entonces una mesa grande, en la que no había nadie, y que estaba al final de la habitación, comenzó a desplazarse, deslizándose a lo largo de la habitación, parándose cerca del Doctor Davey. Preguntamos quien se manifestaba. El hombre explicó detalladamente que sería su hijo muerto. ¡El espíritu, nos contó, que murió por culpa de alguien, había sido envenenado!
El doctor, deseaba saber quién era la identidad de esa persona, pedía una prueba. Entonces una voz oculta le dijo el regalo que le hizo al capitán, cosa que nadie estuvo presente, y no podían haber conocido. El doctor preguntó si el veneno había sido administrado intencionadamente o por casualidad. La respuesta fue “ambas cosas son posibles”. Esto fue lo declarado, además, que la suma de dinero dejado por el difunto fue de setenta libras esterlinas no de veintidós. Además dio otros detalles.
Después del conocimiento de estas comunicaciones, el doctor Davey tenía del dueño del barco una copia del diario de navegación; y no se correspondía lo dicho con el extracto que el capitán le había dado.
En octubre de 1884, justo antes de que saliera publicado el caso, escribimos al doctor Davey. Aquí está su respuesta:
“Después de la muerte de mi hijo (1863), tuve la ocasión de estar en una sesión de espiritismo. En Londres donde mi hijo se manifestó, dando los detalles en cuanto a su muerte, explicando que los dados por el capitán no fueron auténticos. Averigüé que su muerte estuvo provocada por la imprudencia de un cocinero  quien había puesto extracto de almendras amargas en aceite de ricino en vez de menta, como mi hijo había solicitado. Yo no sabía nada de esto, de antemano, sobre el asunto pecuniario que él pidió. Entre los efectos que me dieron después de su muerte, las veintidós libras y varias monedas de cobre, tengo casi pruebas en que en el momento de su muerte llevaba setenta”


Procuramos llegar a la certeza. ¿Pero con la ciencia lo logramos absolutamente? La mayor parte del tiempo logramos un alto grado de probabilidad, por lo general, que equivaldría a la certeza. Pero esto es verdadero, por encima de algunas preguntas éticas.
El siguiente caso es notable, tuvo testigos de absoluta confianza.

El Doctor Vincent Gubernari, quien había hecho una bonita casa, en la Colina Arcetri, cerca de Florencia (los admiradores de Galileo, la conocen bien). Había sido huérfano en los primeros años de su vida, y criado tiernamente por su tía, quien se había convertido en una segunda madre.
Era un materialista convencido, estaba por encima de todo, completamente convencido de manera escéptica sobre el tema del espiritismo. Sin embargo, fue impresionado por el hecho de que varios amigos, quienes tenían estudios y eran equilibrados, tomaban ciertos experimentos en serio. Deseoso de conocer la verdad con sus propios ojos, expresó su deseo de intentar una sesión en su casa.
Favorecido por la fortuna, se había casado con la señora Isabella Sergardi, un miembro de una familia patricia de Siena, quien había heredado una gran dote. El marido y la esposa, habían convenido que, en caso de que cualquiera de los dos muriera, el otro recibiría todos los bienes. La señora Isabella ya había escrito su testamento con esta decisión, pensando que su marido lo había hecho de la misma manera.
El doctor hizo un acuerdo con sus amigos espiritista, con los cuales el estaría presente en ciertas sesiones, y vería que pasaba. Exponemos la historia (4):


(4) Bozzano, e de Luce Ombra, diciembre de 1919.
Entonces ellos hicieron algunas sesiones. Durante la segunda, el 29 de octubre de 1874, las personas del grupo apenas habían colocado sus manos sobre la mesa cuando violentamente fue sacudida. El doctor exigió el nombre del disturbarte.

" Tua zia Rosa [Su Tía Rosa], " fue  la respuesta.

Sorprendido, el doctor contestó:

“Bien, si usted es realmente mi buena Tía Rosa, me ayudarás en mi profesión, y a ganar dinero”
“No viene para eso. Vine para aconsejarte que cambies tu modo de vivir, y pensaras más en tu esposa”
“¿En mi esposa?, ya he pensado en ella” contestó el doctor con audacia.”Tanto el uno como el otro, ha hecho el testamento a favor del otro.”
“Eso es mentira” dijo el espíritu, sacudiendo la mesa violentamente. “Ella lo ha dejado todo por tí, pero usted no ha dejado nada por ella”
En aquella sesión, la señora Gubernari, quien estuvo presente estableció la conversación. Ella declaró que el espíritu se confundía, y que su marido podría demostrar que era mentira, mostrando el testamento a los amigos presentes.
Sobre la interrupción de su esposa, la del doctor Gubernari, al sentirse comprometido, contestó, que él era un hombre de palabra, y no era necesario mostrar el testamento a nadie
Entonces el espíritu, sacudió la mesa todavía más violentamente, y añadió:
“¡Le digo otra vez que usted es un impostor! ¡cambio su testamento por su vida! no tiene tiempo que perder, ya que pronto, dentro de no muchos días,  estará en este mundo de espíritus”
Esta revelación fue como si le cayera un rayo al doctor. Fue abrumado, y gritando de rabia:
“¿Qué muera antes que mi esposa?, eso es imposible, soy más joven que ella ¡Al diablo con la mesa!”

 
Y la sesión acabó en ese punto.
Al día siguiente el Coronel Maurizio, un amigo del doctor, vio que tenía una enorme agitación, y le habló de esa sesión que consideraba como engaño, el coronel era experto en reuniones espiritistas,  le prometió que verificaría las declaraciones, en otra sesión, en la casa de la Condesa Passerini. Esto tranquilizó al doctor, y espero con impaciencia el resultado del nuevo experimento.

“No había ningún engaño” el espíritu declaró lo mismo en la nueva sesión”, había dicho la verdad absoluta”.
Por tanto ellos preguntaron “¿cuándo iba a morir el Doctor Gubernari?

“Sin ninguna duda, antes del final del año”
No podían aumentar la preocupación del doctor, así que le dijeron que hubo engaño, en este caso también, y que no se preocupara ni se molestara en tal hecho. Esta declaración calmó la angustia hasta tal punto que se encontró incapaz de entender la angustia que le había generado la predicción de su muerte inminente.
Sin embargo, durante la noche del 12 de noviembre, bajo una furiosa fiebre. Los médicos declararon que su enfermedad no era grave, aunque el paciente sufrió terriblemente.
Sus amigos fueron a ver a la condesa Passerini, a su casa para una nueva sesión.
Un espíritu se manifestó, y dio estas respuestas a las preguntas siguientes. “no entiendo nada sobre medicina, pero hacerme un favor ¿puede buscar un espíritu que fuera de esa profesión durante su vida en la tierra?”- “Espere un minuto.”
Un silencio. Después de algunos momentos la mesa se movió una vez más:

“He encontrado al doctor, está aquí, hágale las preguntas”
“¿Cuál es la enfermedad que sufre Gubernari?”
“Una enfermedad fatal. Pronto estará entre nosotros.”
¿Su enfermedad es solo física o es también mental?”
“Tanto física como mental”
“¿Usted puede decirnos quién es?”
“Mi nombre no es desconocido para usted: Doctor Panattoni.”(5)
(5) El Doctor Panattoni fue, cuando él estuvo vivo, un médico en Florencia.
Algunos días posteriores, los colegas del señor Gubernari, llamados a consulta, diagnosticaron la enfermedad como la inflamación de la vejiga, y  sucumbió el 30 de diciembre de 1874.
Este antiguo escéptico, sobre su lecho de muerte, declaró que cerca de él vio al doctor Panattoni, quien no lo abandonó ni un instante, también a su madre y a su tía Rosa, quien intentó consolarlo, y lo exhortó para que no lamentara dejar  la vida terrenal. Añadió “lo que digo es verdad absoluta, siento mi final, y bajo esta circunstancia no tengo porque mentir.”
Este caso me pareció uno de los más interesantes. Todas las explicaciones científicas concebibles son inadecuadas para explicarlo: las hipótesis son que la señora Gubernari, transmitió su duda, que el doctor tenía una conciencia difícil, que había telepatía, etc. en cuanto a la primera hipótesis, la esposa demostró que eran sin duda sincera.
En cuanto a lo segundo, el señor Gubernari, no sintió, sin duda, ningún remordimiento, ni asombrado por la intervención de su tía. ¿Esto es un caso de clarividencia, por parte del médium, que podría haber leído sus pensamientos? Pero todo eso fue de manera imprevista ¿quién conocía (estaba enterado) de esto, de la tía rosa, muerta hace mucho tiempo? Que esto fuera telepatía parecería igualmente inadmisible.
La teoría espiritista, debe ser tenida en cuenta, como todas las otras teorías, y no es menos “científica”. Déjenos aclararlo, cuando Newton descubrió las leyes de la gravitación él resumió su pensamiento en pocas palabras:” Las cosas se comportan como si una atrajera a la otra, con igual fuerza, proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado  de su distancia”. Déjenos aclarar, aquí, con igual simplicidad :”las cosas se comportan, en la historia que acabamos de relatar, como si la tía del doctor realmente hubiera aparecido reprochando como se lo merecía y a anunciarle su muerte.” esta es la explicación más satisfactoria de todas; ¡déjenos admitir esto, sin ningún prejuicio, y decir como Newton, “¡la hipótesis no engaña!¡No propuse una hipótesis, simplemente relaté los hechos!
Myers dio, como la evidencia particular concluyente la supervivencia después de la muerte, un experimento registrado por la Sociedad Psíquica Británica (VIII, página 428). Es el caso de la señora del hermano  de Finney, quien, algunos meses antes de la muerte de su marido (el hermano de Fiinney) , ciertas señales hechas sobre un ladrillo, después rompiéndolo en dos, dio la mitad a su hermana. Él prometió decirle después de su muerte, si pudiera, el punto donde él ocultó su mitad, así como el contenido de una carta sellada y oculta en el mismo lugar. Después de la muerte del hermano de Finney, mediante una mesa, la comunicación prometida fue recibida por su hermana. (6)

(6) Personalidad Humana, p. 346.

Podemos pensar que Myers tenía motivos suficientes para considerar este caso concluyente, por su discurso de motor automático para no descartar la explicación espiritista. Ya que él escribió antes (7):

(7) Idem, p. 313.
No hay ninguna razón para atribuir los movimientos de una mesa a la intervención de mi abuelo difunto, más que a nuestra propia influencia, ya que algunos de nosotros no viéramos como se causaron los movimientos, no creemos que sea la mejor explicación que haya sido mi abuelo.
Para mi modo de pensar, la explicación más plausible es que estas respuestas fueron dictadas no por la mente consciente, pero si por aquella región más profunda y oculta donde los sueños fragmentados se hacen incoherentes.
Era sin duda, la realización exacta de la promesa del muerto, que dio Myers cierta realidad en la póstuma manifestación. Pero él mismo intento un experimento dirigido, suponiendo que él estaba muerto. Pero esto no tuvo éxito (8).

(8) Oliver Lodge,
The Survival of Man. Official report, Dec. 13, 1904.

Estas manifestaciones desde el más allá de las tumbas, por los médiums, son motivos de muchos debates, ya que es de gran importancia demostrar su autenticidad. Un ejemplo notable fue permitido por el caso de S. Minot. Su hijo muerto le pidió en el curso de una sesión con la señora Piper, que fuera a una antigua residencia ( del hijo), y que el padre no conociera, para abrir un cajón, sacar ciertos papeles y quemarlos. El padre entendió la razón de esto. Podría pensarse que el pensamiento telepático, en la mente subconsciente del hijo podría haber actuado, cuando éste estuvo vivo, sobre la mente del padre, y revelando  los papeles secretos. Y la señora Piper podría haber leído la mente subconsciente del padre. Según su trabajo, sumamente informativo sobre la telepatía, Monsieur Warcollier considera esta hipótesis preferible a la influencia del hijo muerto sobre el padre (9). Me parece, a mí , sin embargo, la explicación menos probable.

(9) R. Warcollier, La Telepathie, p. 335.

Sin duda, fuimos sorprendidos, no muchas páginas atrás, leer que un espíritu entrar en la búsqueda de un médico en otro mundo; pero tales búsquedas no están infrecuentes en estos experimentos extraños.
Las pruebas de identidad son la piedra de toque de la investigación. Ellas son tan raras como difíciles de obtener. Pruebas satisfactorias, concluyentes, incuestionables, raras a veces (poco probables) son encontradas. Las pruebas siguientes fueron de la clase absolutamente verdaderas. Estuvieron basadas en atestiguaciones, contrastadas publicadas por la Sociedad Británica para la Investigación Psíquica. Dieron cuenta recientemente, en la revisión Psychica, y fue publicado por Myers (Human Personality, Volume II, page 473), por Bozzano (Les Phenomenes de hantisem, page 129), y otros escritos competentes. Dejenos relatar la siguiente curiosa narración:

El sábado por la tarde, el 14 de junio de 1890, Sofía-Alida Kamp, una viuda que vive en Wymberg (Wolf Street), con su hija, Alida Sofía, y la señorita Catalina Mahoney; se fue a la cama cerca de las once, y en aquel momento del anochecer no pudo dormir debido a extraños ruidos que se oyeron. No podían descubrir que es lo que los causó, aunque buscaron en todas las esquinas, incluso en las más apartadas de la casa.
A la mañana siguientes me comentaron lo de los sonidos. Oyeron taburetes arrastrados y rodando por el suelo de sus habitaciones, ruidos de cajas vacías arrastradas por el ático, aunque no habían nada con que explicar esos ruidos. Por su petición, accedí a pasar una noche en su casa (domingo , 15 de junio).
Continua diciendo el narrador, que antes de que se fuera a la cama, de pronto pensó en improvisar una sesión mediumnica, en su habitación, e invitar a las damas en cuestión a participar. Cuando ellos se sentaron sobre la mesa, el nombre de “Lewis” fue dictado, por golpes, y al poco tiempo, las palabras “esto es una advertencia”. La sesión, entonces terminó. Pero el resto de la historia continúa así:
Después de que me acostara, apagué mi vela encendida hacia el final de la media noche, para poder terminar de leer una novela que me interesaba. Entonces me dormí.
Aproximadamente a las dos de la mañana, fui despertado por un ruido, una silla pesada arrastrada por el suelo encima de mi habitación en la que dormía. Este ruido fue seguido por otro: el de alguien maltratado en el suelo del ático. Había tal alboroto que hubiera despertado a cualquiera. Y en realidad, oí la voz de la señorita Kamp que me preguntaba desde su habitación, que ruido era eso.
Oí una caja de fósforos caer muy cerca de mí.
Me levante, por curiosidad, y anduve a tientas hacia esa caja, la que yo había puesto en el candelero, pero fui incapaz de encontrarla. Tenía una segunda caja de fósforos y conseguí encender la vela y alumbrarme. Entonces vi que la otra caja estaba en el suelo a dos pies de distancia del candelero.
Ahora comienza la parte más extraña de este suceso. Hasta  ese momento no fuimos capaces de adivinar porque motivo el individuo Lewis quería molestar nuestro sueño. Aun nos quedamos más perplejos por el hecho de que ninguno de nosotros tuvo alguna vez nada que ver con nadie que se llamara así. El lunes por la mañana, el 16 de junio el periódico que leía normalmente “The Cape Times”, entre otras noticias leí que sobre la tarde del 14, a las 8 y 45 un hombre desconocido había sido matado por un tren, cerca de Woodstock. A ninguno se nos pasó por la cabeza relacionar estos ruidos con el accidente.
La edición del martes de este mismo periódico imprimió los registros de la investigación, donde ponía que la víctima era desconocida. Aquella tarde fui al negocio de Kamps, cuando una mujer negra entró. En el curso de su conversación, la Sra. Kamp preguntó “¿Usted se ha enterado del hombre que fue arrollado por un tren el sábado por la tarde? ”Sí”, y la Sra. Kamps contestó “pero nadie sabe quién es”.
“Yo lo conocía” contestó la mujer negra, “él vivió en la casa de mi hermana, y su nombre era Jim Lewis”. Cuando oímos este nombre pensamos que habíamos encontrado la llave del misterio. Pensemos en los siguientes hechos:
(1)  Un hombre había sido matado a las 8:45 pasadas de la tarde del 14 de junio.
(2)  La Sra. Kamp había cerrado su tienda a las diez; y se acostó a las once, en aquel momento los ruidos comenzaron.
(3)  Ninguno de nosotros conocía (estaba enterado) del accidente hasta que lo vimos en los periódicos, es decir, a la mañana del 16.
(4)  Antes de la noche del 14 no hubo ningún ruido nocturno, de ninguna clase en la casa de la Sra. Kamp.
(5)  Es espíritu inquieto, aparece en la noche del 15, dando el nombre de “Lewis”.
Incuestionablemente estos argumentos fueron suficientes para convencernos. De la curiosidad, hicimos otra sesión más por la tarde. ¡El nombre de “Lewis” volvió a aparecer, junto con este mensaje!: “no puedo encontrar la paz, hasta que ellos tengan éxito en la identificación de mi cuerpo!, él contestó nuestras preguntas repetidamente declarando que él era el espíritu del hombre al que mató el tren, y que se llamaba Lewis.
Este relato fue completamente atestiguado por las siguientes personas:
FREDERICK HODGSON, SOPHIA ALIDA KAMP, ALIDA SOPHIA KAMP, KATE MAHONEY, C. F. KAMP, J. S. KAMP.

Declaramos de manera conforme en la veracidad de este relato.
Me parece que esta presencia espontánea no abandonó su identidad, y atribuir estos detalles y fenómenos a “poderes” o facultades humanas desconocidas de las personas vivas, me parecería absolutamente inadmisible.
Sin prolongar más la discusión sobre este sujeto ( un sujeto que ya ha rellenado 600 páginas de Les Obligan a naturelles inconnues) terminaré este capítulo acerca de las manifestaciones durante el curso de unas sesiones de espiritismo y pruebas de identidad, con la siguiente historia, que es asombrosa, increíble y aún así, verdadera. El observador mismo me lo contó:
¿Cuántos de los cuatro que somos, estaremos todavía en este mundo? La vida nos ha separado. La guerra vino. En dos ocasiones tuve noticias de los otros tres; uno muerto en Sedul-Bahr, cuando su ejército senegalés atacaba posiciones turcas. Si alguno de mis amigos lee estas líneas, seguramente despertará una reminiscencia, un recuerdo, con una profunda emoción, porque hay cosas que no se olvidan, y el mensaje que recibimos aquel día es uno de ellos.
En cuanto  a mí, tuve un nerviosismo al principio , una saludable evolución moral, que me trajo fe, calma y la serenidad.
Esto fue en 1904, en Tolón, cuando había exámenes para entrar en la Escuela Militar. Nosotros habíamos vuelto de las colonias, y habíamos ido a los cuarteles del Cuarto Regimiento de la Marina. De este modo nos encontramos, tres en Madagascar y el otro en África. Vivimos en el mismo piso, durante el lamento de la República. Por las tardes solíamos juntarnos en la habitación de uno de nosotros, para trabajar, hablar, beber té.
Un amigo vivió también en la misma casa. Una tarde entremos a su habitación, ya que nos invitó a una sesión de mesa (espiritismo). El resultado de la tarde fue alegre, recibimos multitud de revelaciones en cuanto al contenido de nuestras carteras, el número de botones que cada uno tenía en el pantalón, y los números que llevaban los relojes. Uno de nosotros lo había perdido, y lo encontró otra vez, y coincidía el número sellado en oro, sobre el reloj.
Cada tarde, surgían nuestras conversaciones, con preguntas, de cosas que habíamos visto, y podíamos comprobar y experimentar si había algo sobrenatural: la manifestación de una entidad inteligente, y que acordemos en llamar el alma en cada una de las sesiones ¿puede la mezcla de fluidos que emanan de los organismos de varios seres humanos producir otra alma inteligente, la cual tiene acceso a nuestro conocimiento íntimo, pudiendo saber cosas de nuestros bolsillos, contar el dinero de los monederos y el contenido que no conocemos?¿o es toda la hazaña es de un prestidigitador inteligente o un gran estafador?¿un truco el cual puede esconder cosas que entiende la razón, la memoria y el sentimiento?¿el estafador puede responder a todo lo que desean preguntar los asistentes , durmiéndolos y despernándolos, a todas las personas, y asombrando con los datos que ha obtenido de mirar en nuestros bolsillos y en nuestra mente? 

¿O allí puede haber realmente una manifestación, de un alma incorpórea y que nos ayuda a encontrar en la vida objetos, ideas, fuerza motriz?
¡Tal fueron los pensamientos profundos que brillaron en nuestras mentes que nos levantaron conocimientos de altura de vértigo.
¿Cómo podríamos saberlo?
¿Por qué no preguntar alguna cosa desconocida, como una pregunta que nos quemaba los labios:? ¿quién es usted?¿de dónde vino?
Una tarde,  nos juntemos en mi habitación, pequeña, en una mesa de tres patas. Habíamos colocado la mesa en el centro mismo de la habitación, con solo nuestras cuatro sillas, alrededor de ella; todos los muebles fueron alejados. Examinamos todo, para comprobar que no había ningún turco y que ninguna cuerda había sido atada a nada. Sobre la repisa de la chimenea se pusieron dos lámparas encendidas, alumbrando.
Prometimos entre todos que no haríamos nada para ayudar o dificultar el desarrollo, y nos sentemos, con las manos sobre la mesa, formando una cadena continua con nuestros dedos.
Diez minutos pasaron sin ningún acontecimiento. Estábamos serios, y en una posición bastante incómoda, quizás (al menos en mi caso), pero no era el menos nervioso. Yo rezaba, en voz baja: “Si hay  realmente algo más allá de la vida terrestre, puede un destello de luz venir de esa fuente desconocida.”
De repente, dentro de la mesa, en la madera, aparentemente, un golpe agudo se escuchó. Mirándonos uno al otro. Este ruido de crujido me pareció tan característico, de una clase especial, que la idea de que esto podía haber sido causado por uno de mis tres amigos no parecía ser posible, y sentí un temblor recorrerme de los pies a la cabeza.
Pronto otro golpe agudo se oyó; la mesa se elevó en dos de sus piernas y golpeó tres veces de manera distinta. Tenía el sentimiento de que el ruido de crujido no podía haber sido producido por ninguno de nosotros , y teníamos el mismo pensamiento: esto quizás sin desearlo, ha sido uno de nosotros, y con bastante fuerza, había tirado la mesa hacia él.
Confiamos y expresemos los pensamientos, de manera franca, y luego decidimos aprovechar el alfabeto, y convinimos que varias letras deberían ser designadas por el número de golpes. Después de estipular, además de esto, el que un golpe sería “No”, y dos golpes debería significa “Sí”, nos sentamos otra vez.
Fue poco tiempo antes de que la mesa se inclinara otra vez, y pregunté:
“¿Esta mesa es movida?”
“Sí”
“¿Puedo conocer quien la mueve?”
“Espíritu”
“¿El espíritu? ¿el espíritu de quien?¿de uno de nosotros?”
“No”
“¿Tiene un nombre?”
“Sí, Baudelaire.”
Los golpes habían sido dados claramente, y las letras designadas sin ningún error. Uno de nosotros incluso no habíamos mirado, no podíamos haber hecho un golpe en la mesa tan preciso. En un estado incómodo, nos miramos, sin atrevernos a decir nada. La mesa contestó alguna cosa de las preguntas en cuanto a la existencia del alma después de la muerte, y en cuanto a la cierta gran moralidad y sujetos religiosos; declaró el defecto dominante de cada uno de nosotros, y nos aconsejó: “leer Fleurs du Mal (las flores de mal).”
Durante ese tiempo los golpes habían sido agudos. Nos acostumbremos a este modo largo y difícil de conversación. De vez en cuando adivinábamos una palabra antes de que terminara, la pronunciábamos, y la mesa golpearía bruscamente para decir “Sí”. A veces adivinábamos la palabra incorrecta, y los golpes rápidos, desiguales parecían expresar la impaciencia del espíritu quien nos hablaba, y era algo como ¡no, no ,no!
¡Después de un silencio la mesa dijo que Jacquot dudaba¡
“¡Bueno, si, realmente dudo! Jacquot gritando y levantándose. “¿no tienen todos ustedes dudas?”
¡Nadie contestó, y la mesa golpeó “Kammara”!
Sólo tres de nosotros teníamos nuestras manos sobre la mesas; Jacquot se había acercado a la chimenea y había puesto sus codos sobre ella. Estas siete letras no nos significaron nada para los tres. Pregunté si podían ser repetidas, y le dijimos a Jacquot “consigue un lápiz y apunta esto, que se pone complicado.”
¡Y la mesa una vez más “Kammara”!
Pero entonces algo pasó que nos congeló de terror y nos hizo levantarnos de pronto de la mesa apenas había dicho la última letra golpeada, Jacquot quien lo había escrito, habían avanzado hacia la mesa. Yo nunca lo había visto tan pálido, con voz estentórea, aunque hubiera sido de burla, con aire casi gracioso. El dijo: Teniente, usted lo ordenó ¿Conoce el peligro?””¡Sí!””¿Pero entonces por qué dijo a Ravan que condujera a los hombres? A mi vuelta, volveré con usted”.
Los tres de Madagascar vimos la escena sin entenderlo. Sentimos solo que algo temeroso pasaba ante nuestros ojos. Nuestro camarada, quien había sido escéptico un tiempo antes, estaba de pie, delante de la mesa, y hablaba con seriedad, como si hablara con alguien de verdad, de pronto volvió en sí, y golpeando las respuestas que teníamos detalladamente, carta por carta.
¡Esto fue terrible!
El diálogo continuó, y aprendimos cosas de ese Teniente.
Hablaba Maucorge, quien había estado a la orden del batallón militar de Kammara, en África occidental, donde tenía bajo su mando, a oficiales franceses no comisionados como Ravan y Jacquot, nuestro amigo. Desde siempre el teniente simpatizaba con Jacquot, y sabía que había que hacer una expedición peligrosa de reconocimiento, y escogió al sargento Ravan para acompañarlo, dejando al sargento Jacquot encargado del ejército. Entonces se marchó pero no volvió. Al parecer el batallón de reconocimiento fue masacrado; los cuerpos de dos hombres blancos no fueron encontrados.

Antes de que llegáramos nosotros, el teniente contó con un viejo camarada el cual fue su mano derecha, hubo  una batalla donde él y Ravan fueron heridos. Y los que murieron de los demás del batallón  fueron asados y comidos por sus enemigos caníbales; los soldados de infantería fueron masacrados, y nadie supo lo que había pasado. Los jefes culpables de aquello, no fueron encontrados,  este drama sombrío en África fue olvidado. El teniente dio los nombres de los camaradas que les traicionaron, y donde podían ir a buscar los revólveres y el reloj de Ravan que perdieron en aquel lugar.

Después de aquella tarde de febrero de 1904, vivimos unas horas que nunca olvidaremos. Cuando el contó la historia, esta entidad se marchó; Baudelaire volvió para decir que simpatizaba con Jacquot, y que siempre volvería cuando le llamara, y que nosotros también teníamos un espíritu familiar protector. Y que no nos separásemos.

Los exámenes fueron hechos. Tres de los cuatro entraron ese año en Santo-Maixent, el cuarto, yo , fui a Indochina, donde serví a la Guardia Natal.

Algunos años más tarde, en Saigón, vi a uno de mis tres amigos, y hablamos del pasado. Aprendí que, por la información dada por el Teniente  Jacquot al Ministerio de Guerra, las armas del Teniente Maucorge y el reloj fueron encontrados junto con las armas del Sargento Ravan. Estas fueron descubiertas en las manos de los jefes negros quien había planeado la emboscada en la que parte de la guarnición de Kammara fallecieron.
Después de esto no vi a Jacquot, pero el mensaje de su antiguo comandante, quien simpatizaba con él, quien deseaba desterrar toda la duda de su muerte, lo devolvió, más aún, a la fe de la inmortalidad del alma. Y le dio, como a mí, coraje para vivir, siendo bueno, y esperando a la hora bendita, atravesemos el umbral de la nueva vida, que será algo normal y sabremos qué hacer. Hay, en la manifestación espontánea del alma del Teniente Maucorge, un fino ejemplo de comunicación con los muertos y una prueba convincente de identidad.
Esta es una prueba que doy a la historia. Garantizo su veracidad, que puedo recordar con memoria, y le aseguro que el relato siempre está en mi mente. Cuando lo recuerdo, siento un poco de intensa agitación, que despertó en los cuatro que lo atestiguamos.


P. De LA FONTAINE

Esta historia fantástica fue publicada en Revue spirite, en julio de 1920. Pensé al principio que esto solo sirvió para esta publicación. Busqué la información del narrador, y mi primera pregunta prácticamente se resolvió, pregunté a Monsieur Jean Myer, el redactor de esta revisión, su opinión personal. El fue el fundador del Instituto Metafísico, un pensador imparcial, y (algo que no disminuye su intelectualidad) y un generoso filántropo. Esto sucedió en febrero de 1921. Su respuesta dada el 18 de febrero, fue la siguiente: “Conocí a Monsieur de la Fontaine personalmente; murió hace solamente 8 días. Usted puede considerar la historia como auténtica.”
Me parece que todas las objeciones que puedan nacer sobre los recuerdos olvidados, y la mente subconsciente (o cualquier objeción absoluta) no podían refutar la identidad del espíritu que se manifestó en este caso. Yo no podría decir lo mismo que dijo el espíritu de Baudelaire.

En cuanto al testimonio acerca de la identidad de los espíritus manifestados, me gustaría llevar la atención de los lectores sobre trabajos psíquicos a la información dada a Julie Baissac en el libro de mi amigo Eugene Nus un la recherche des destina (1890), en la página 223, y el testimonio que puede ser leído en la página 128, del libro de Bourniquel, Les temoins postzumbidos (1921). Pero en realidad, hay una biblioteca entera acerca de estas presencias, de infinitas variedades.


(10) Entre los últimos libros publicados de la Señora Lacombe es significativo, Merveilleux phenomenes de l'Au-dela (Lisboa, 1921).

En este capítulo, que comenzó con claras manifestaciones definidas que ocurrían durante los primeros años del espiritismo, se dio, como ejemplo final, un caso reciente, que ha de terminar este capítulo. Estos nos dan pruebas claras de que en el curso de ciertos experimentos mediumnisticos con personas muertas, han tenido una presencia conocida. Tengo, tanto en inédito, como en copia impresa, diez , veinte veces los testimonios. Esto es de interés profundo, por encima de todo punto de vista psíquico, sobre lo que debemos aprender, pero no se puede expresar todo en un solo capítulo. Hay oscuridades incomprensibles a la influencia de la mente subconsciente. El espiritismo va por el camino no científico. Esto se debe de cambiar, y es tiempo de que suceda. Como comentamos en las primeras líneas de este capítulo , la mayor parte de sus adeptos, hasta ahora, han sido siempre ilusionistas insensatos. Cuando uno pregunta a un estudiante de estos problemas si está convencido de la realidad de las manifestaciones psíquicas, la pregunta: “¿Es usted espiritista?”, sería mejor que llegáramos a un entendimiento. Ciertos conferenciantes son de la opinión de que el espiritismo hay incidentes representados por situaciones como:
¡Puñetazo, puñetazo, puñetazo!

“¡Espíritu querido! ¿Es realmente usted, Napoleón? "

" Sí. ¿Qué desea usted? "

"Sería tan amable de ir y encontrar a la Virgen María para nosotros, ya que queremos pedirle una información sobre las apariciones de la virgen de Lourdes.”

" Bien, mis amigos. Espere un minuto. "

¡Puñetazo, puñetazo, puñetazo!

“¿Es  la Virgen María? "

" No, ella está ocupada. Pero aquí está Messalina. "
¡Conozco espiritistas tan crédulos que ellos mismos creen en las comunicaciones de esta clase!
Si a esto es lo que llaman ser un espiritista, podemos decir que no somos espiritistas. Pero la investigación metafísica es completamente otra cosa. El tiempo de esa credulidad debe de cesar.
Las páginas ya  leídas son numerosas y muy estrechamente embaladas. Ellas tienen un número considerable de documentos: material básico para la ciencia nueva. Ya he exigido enormemente la paciencia de mis lectores, y es hora de terminar esta exposición general, que nos llevan a conclusiones.

Nota: El artículo fue tomado de Camille Flammarion"Death and Its Mystery - After Death. Manifestations and Apparitions of the Dead; The Soul After Death" Translated by Latrobe Carroll (1923, T. Fisher Unwin, Ltd. London: Adelphi Terrace.)