M. Frondoni Lacombe
Fotografía XIV
Sesión del 15 de julio de 1914, a las nueve de la noche.- Mi
marido continúa ausente de Lisboa, y sólo asistimos nosotras tres.
El velador nos promete fotografías. Pido que se aparezca de
nuevo la hermana de la condesa, pero se nos dice que no vendrá esta noche. Enfoco
un aparato hacia la tela y otro hacia nosotras (E). Todo es inspeccionado y las
puertas cerradas, como de costumbre. Hecha la obscuridad, oímos la señal para
el magnesio. Se produce la explosión, y la señora Pousa dice ver, rodeada de un
resplandor blanco, una silueta blanca próxima a nosotras. Oímos golpes en
diferentes sitios. Una mano toma la flor que yo había colocado en mis cabellos
y la arroja sobre el velador, en que formamos una cadena. Luego la toma de
nuevo. Me siento tocada en un brazo, y al pedir que hagan más presión
recomienzan, pero no tan fuerte como yo hubiera deseado. Sin embargo, estoy
segura de haber sentido la forma de unos dedos, que me parecían blandos y sin
consistencia. Trataron de arrebatarnos el velador, que se alejó un poco, como
si faltara fuerza para llevarlo más lejos, y entonces nos lo devolvieron. Oímos
que palpaban una hoja de música que yo había colocado en la gran mesa del
centro, y a continuación llegó a nuestros oídos unos ruiditos que parecían
producidos por desplazamientos de objetos. Seguidamente sonó la señal de
terminar.
Hecha la luz, observamos lo siguiente:
La flor tomada de mis cabellos aparecían por tierra, lejos
de nosotras; mi sombrero, que yo había dejado en el canapé, se encontraba sobre
un busto de Beethoven colocado sobre el piano. En la hoja de música habían
trazado una gran cruz, rompiendo la punta del lápiz.
Consulto el velador, y me dice que sólo han podido darnos
una fotografía, y que ésta es de Lemos. En efecto, al hacer el revelado en mi
casa, vi que sólo una placa había sido impresionada con la imagen que reproduce
la lámina número XIV A, en la que el lector puede ver el fantasma detrás de la
condesa.
Encuentro muy extraño en esta sesión el trayecto recorrido
por este fantasma para ir a colocarse cerca de mi amiga sin que yo me diera
cuenta. Necesariamente tuvo que pasar cerca de mí, y debí verlo a la claridad
de la cerilla. La señora Pousa dice que este fantasma correspondía exactamente
a la silueta negra, rodeada de un resplandor blanco, que vio a nuestro
alrededor durante la sesión; pero a la luz de la cerilla tampoco ella vio nada.
En esta sesión sólo obtuvimos la fotografía, la cruz trazada
con lápiz, desplazamientos y contactos que continúan intrigándonos, porque no
comprendemos cómo pueden entrar y salir estos personajes, puesto que – lo repito
una vez más, todo es escrupulosamente inspeccionado y herméticamente cerrado.
Por lo demás, la realización de estas manifestaciones parece
ofrecer a nuestra comprensión la misma dificultad que la de los fenómenos que
tuvieron lugar en presencia del doctor Souza Couto y de mi marido, o sin ellos,
con asistencia exclusiva de mi amiga y mía, según se verá más adelante.
Madeleine Frondoni
Lacombe - Maravillosos Fenómenos del Más Allá-